Unbelievers

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Resumen de Capitulo.

"¿Qué hay de ti, Kei?" preguntó Lily empáticamente, alcanzando su vaso de agua. "¿Cómo estuvo tu semana?"

Y Kei titubeo, porque había una larga respuesta a esa pregunta.


Notas.

"We know the fire awaits unbelievers, all of the sinners the same. / Girl, you and I will die unbelievers bound to the tracks of the train." Unbelievers, Vampire Weekend

("Sabemos que el fuego espera a los no creyentes, todos los pecadores lo mismo. Tú y yo moriremos no creyentes atados a los rieles del tren.")




Un viernes al mes era siempre dedicado a una cena familiar en la residencia Tsukishima.

Cuando era un niño, Kei amaba las grandes cenas familiares. Él y Akiteru regresarían de la escuela y pasarían el día ayudando a su madre a cocinar entre medio de partidas de Mario Party y Diddy Kong Racing en la preciada Nintendo 64 de Akiteru. Cuando su padre llegaba a casa del trabajo, siempre asignaba a Akiteru quehaceres de niño grande, como sacar la basura, pero una vez que Kei fue suficientemente mayor para hacerlo, rápidamente descubrió que las tareas de niños grandes no eran tan divertidas como habían sonado. Kei estaba a cargo de atender la puerta una vez que fuera hora que todos comenzaran a llegar. Su abuela y abuelo eran siempre los primeros en llegar (eran del lado de su madre; los de su padre habían sido llevados a una casa de retiro en Florida y Kei solo los veía en días festivos). Siempre corriendo unos minutos tarde llegarían su tía y tío (de nuevo, del lado de su madre) y su hija. Ella solía ser divertida, pero apenas cumplió trece, se volvió aburrida y ya nunca quería hacer nada entretenido. A veces Akiteru conseguía convencerla de jugar algún video juego con ellos, pero eso voló por la puerta tan pronto como obtuvo su propio teléfono celular y pudo pasar la velada chateando con sus amigos.

A medida que los años pasaban, las grandes cenas familiares se volvían menos y menos divertidas. El tío de Kei consiguió un nuevo trabajo, él y su familia se mudaron a otro estado, y jamás se pasaron por ahí de nuevo. Cuando Kei comenzó la escuela media, Akiteru se fue a la universidad, y sólo aparecía en días feriados y fin de semana largos. Dos años más tarde, Akiteru empezó a salir con Lily, y la traía de vez en cuando. A Kei no le desagradaba Lily, nunca lo hizo, pero luego de que comenzara a salir con Akiteru, sus abuelos empezaron a molestarlo con respecto a cuándo iba él a encontrar novia, si es que sus genes familiares conseguirían a alguien tan bonita y rubia de ojos azules como Lily. Todo esto sucedió a tiempo que Kei comenzó a darse cuenta de que no le gustaban rubias, ni de ojos azules, ni... nada de nadie como Lily... Bueno, cuando Kei aprendió a desintonizarse de todo. Las cenas familiares se volvieron menos placenteras y más estresantes.

Hoy en día, Akiteru recogería a Kei una vez que saliera de la escuela, e irían por víveres juntos. Esta era siempre la mejor parte de todo, simplemente juntarse con su hermano. Akiteru podía hablar sobre el trabajo, su departamento, Lily, el perro que estaba pensando en tener, cualquier cosa, y sería la mejor conversación que Kei hubiera tenido en toda la semana. Incluso cuando Akiteru le hablaba de la escuela, se trataba menos de "te va bien en tus estudios", y más de, "se ha quedado el director completamente calvo ya" (lo cual era un misterio, pues había comenzado a usar un tupé). Akiteru era la única persona a la cual Kei podía hablar sin necesitar desintonizarse.

Terminadas las compras, irían de regreso a casa y le darían una mano a su madre en la cocina. Kei siempre tendría que sacar la basura porque Akiteru era más o menos una visita en la casa ahora. Hoy en día, Lily era siempre la primera en llegar, trayendo algún postre cubierto en aluminio entre sus brazos al entrar. Usualmente era pastel de fresa, pues sabía que era el favorito de Kei. Sus abuelos frecuentemente iban un poco tarde, andando cada vez más lentos con la edad.

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⏰ Última actualización: Feb 03, 2017 ⏰

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Leviticus 20:13Donde viven las historias. Descúbrelo ahora