Capítulo 6

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Por fin, al último día, terminé de hacer toda la lista de dulces y la tarta de cumpleaños que tenía pendiente para la fiesta del amigo de Sanji. Había intentado poner todo mi empeño, esfuerzo y ganas en preparar todas estas delicias y que me salieran bien, sin que se me escape un solo detalle. 

Al final acabé con el delantal todo sucio y alguna que otra manchita dulce en la cara, sin olvidar lo echa polvo que estoy ahora mismo. Pero al contemplar todo aquel repertorio de dulces dispuestos, ordenados y bien presentados en la mesa de preparaciones... todo el cansancio de mi cuerpo se esfuma, dando lugar a una sensación de satisfacción y acompañada de una sonrisa de victoria.

Con las manos en mis caderas, no pude quitar los ojos de encima a lo que había en esa mesa: donuts de canela glaseados, macarons, milhojas de crema, buñuelos, eclairs, mini pasteles de todas clases, parfaits, cupcakes de muchos sabores... había de todo. Incluso no quité la vista a la gran tarta que conseguí terminar, de chocolate especiada de cuatro pisos y con la decoración más chula que podía imaginar, con delineado blanco, sprinckles, muñequitos de jengibre y todo. Era espectacular... ¡y lo había hecho yo misma! 

Tn: ¡Qué bien! ¡Por fin he terminado! - exclamé toda contenta.

Sanji: Sí, desde luego... - dijo, que se encontraba a mi lado y mirando la mesa - aunque he tenido que echarte una mano varias veces. 

Mi cara cambió de expresión a una de fastidio. Es verdad. Ha tenido que ayudarme bastante. ¿Quién si no me ayudaría a que estas delicias se vean tan monas? Le miré con una sonrisa culpable.

Tn: Jejeje lo... lo siento.

Sanji: Era broma - contestó soltando una risa. Posó su mano en mi hombro y me sonrió -. Lo has hecho muy bien. Estoy muy orgulloso de ti. 

Me quedé mirándole. Sonreí. Caray, qué sonrisa más mona, y es tan guay... De repente, sentí el cuerpo muy flojo e iba a caerme. 

Sanji: ¡Cuidado!

Le dio tiempo a sostenerme para no caerme de bruces al suelo. Mi espalda aterrizó en su pecho. Un segundo... ¡Waaahh! ¡Estoy mucho más cerca de su cuerpo! º///º

Sanji me sujetó a su cuerpo abrazándome con una mano en mi cabeza, haciendo que me apoyara en su hombro.

Sanji: Estos días no has dormido bien. Has trabajado mucho. Deberías irte a descansar. Yo me ocuparé del resto, ¿de acuerdo? - dijo con voz tranquila. 

Sonreí a pesar de estar tan cansada. Qué felicidad. Se está tan bien entre sus brazos...

Él me soltó de su abrazo y posó ambas manos en mis hombros. Se quedó mirándome fijamente con rostro serio y se sonrojó. ¡Espera! ¿¡Se sonrojó!? Entonces empezó a acercar su rostro hacia mí. Me sonrojé mucho. A medida que se acercaba, mis sospechas lo confirmaban. ¿Va... va a besarme? ¡Sí! ¡Va a besarme!

Casi llegó a rozar sus labios con los míos cuando de forma involuntaria apoyé mi mano derecha a la mesa y eché mi brazo izquierdo hacia atrás, dándole un codazo a algo. Y ese algo se cayó estrepitosamente al suelo, llegando a escucharse el ruido de un chapoteo múltiple y de un plato romperse. Me asusté. ¿Qué se había caído?

Me di la vuelta y contemplé, con una expresión de completo horror, que lo que se había caído así al suelo era... ¡¡la tarta!! ¡¡Se había caído la tarta!! El gran pastel ahora era una composición espantosa. Los pisos se habían ido completamente de su sitio, la crema de chocolate se había desparramado por el suelo y la decoración se había roto y esparcido por todas partes, además de que el plato estaba tan destrozado y hecho añicos que se mezcló con todo. ¡Con lo que me había costado hacerla! ¿¡Por qué puñetas tenía que ser la tarta!?

Tn: ¡¡Nooo!! ¡¡No puede ser!! - exclamé horrorizada. Sentí unas manos en mis hombros.

Sanji: Tranquila, Tn. Ha sido culpa mía - dijo con voz culpable tratando de calmarme.

Tn: ¡Pero la fiesta es mañana! ¡No creo que pueda hacerla de nuevo y tenerla lista a tiempo! - volví a exclamar con la voz rota. 

Me estaba poniendo nerviosa, tenía ganas de llorar. No paraba de contemplar aquel estropicio. ¿Cómo puede pasarme esto? ¿¡Qué narices voy a hacer para arreglarlo!?

Sanji: Tn yo... - escuché sin volver la cabeza. Entonces oí el tono de un móvil. Era el de Sanji.

Sanji: Disculpa - me dijo, cogió el móvil de su bolsillo y descolgó -. ¿Sí? ¿Quién es?... Ah hola Zoro. ¿Qué pasa? ¿Hay algún problema?... Mmm vale..... ¿¡Cómo!?

Ahí alzó un poco la voz. No pude evitar asustarme y me giré hasta verle la cara. Se le notaba molesto. 

Sanji: ¡Venga ya! ¿En serio tengo que ser yo?.... No puedes hablar en serio. ¿No te dije esta mañana que hoy voy a tener mucho trabajo?...... Con que Luffy es el problema. Dios...... ¿Y no puedes hacerlo tú? Haz algo sencillo por una vez en tu vida..... ¡No hace falta que me insultes, estúpido marimo!....... ¡No, el cabezón eres tú!...... Vale vale, ya vale. Aaagh está bien - soltó un profundo suspiro cansado y hastiado -. Ahora mismo voy para allá. Tú trata de controlarlo.... ¡ya lo sé, sólo aguanta unos minutos más, tío!... Sí, allí estaré... Adiós - colgó. 

Sanji: Joder... - murmuró fastidiado. Yo estaba confusa.

Tn: ¿Va todo bien? - pregunté. 

Sanji suspiró de nuevo.

Sanji: No, no muy bien que digamos - contestó. Luego me miró y puso una sonrisa culpable -. Al parecer mi amigo Luffy se ha vuelto loco en casa porque yo llevo varios días sin hacerles la comida y ahora está de los nervios, y está poniendo de los nervios a Zoro así que... tengo que irme ya. 

Me alarmé, no sólo por la situación de su amigo, sino porque estaba segura de que hoy sería el último día en que le vería. Ahora que lo pienso, se habían acabado las clases con él y... ya no volverá más aquí. Empecé a sentirme muy mal. 

Sanji se percató de mi reacción en cuanto se puso su chaqueta y se dirigía a la puerta con prisas, y me miró compungido.

Sanji: Bueno... ha sido un placer ayudarte, Tn. Me alegro de haberte servido de ayuda y, sobre todo, de conocer a una chica tan encantadora y trabajadora como tú. Has hecho un gran trabajo, has progresado muchísimo. Confío en que puedas sacar adelante el negocio de tu padre. Te lo mereces más que nada. 

Luego se acercó a mí y me dio un beso rápido en la mejilla. Me sonrojé. Se dirigió hacia la puerta y, antes de abrirla, volvió a mirarme y me sonrió.

Sanji: Adiós, Tn. Descansa y que te vaya bien.

Y, con estas palabras, salió por la puerta y se fue. 

La cocina se quedó totalmente en silencio. Yo aún permanecía rígida mirando por la puerta por la que Sanji acababa de salir. Entonces me giré a la mesa y apoyé las manos en él. Solté un profundo suspiro y permanecí en esa posición durante mucho rato. El frío silencio de la cocina me sobrecogía tanto que hasta me temblaron los brazos. 

No pude evitar ponerme muy triste. Aquellos días en los que Sanji me enseñó con tanto esfuerzo y dedicación, pero sobre todo con amabilidad, todo sobre la repostería fueron los más divertidos y entretenidos que he tenido nunca. Gracias a él he mejorado muchísimo como repostera. Y además, él era tan educado, caballeroso y simpático conmigo...

Eché un vistazo a la tarta destruida y volví mi mirada a la mesa con la cabeza agachada. Ha sido por mi culpa. Si hubiera estado más atenta, no se hubiera caído la tarta al suelo y hubiera podido entregarlo todo sin problemas para la fiesta de mañana.... ¿Qué puedo hacer?... ¿Qué hago ahora? Ahora que Sanji se había ido, y que seguramente no volverá por aquí más... ¿así es cómo acaba todo?

Sin querer unas lágrimas surcaron por todo mi rostro, aterrizando las gotas en la mesa. Me estaba deprimiendo mucho. No sólo él, pensé, era el mejor maestro que he tenido, también se convirtió en un gran amigo... y en el primer hombre que he querido nunca. 

Mi cuerpo temblaba y empezaba a sentirse muy mal. Finalmente no pude más y me derrumbé en la silla, apoyando los brazos en la mesa, y rompí a llorar... por la simple razón de estar perdida y sin saber qué hacer. 

Dulce desastre (Sanji x lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora