Capítulo 3

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Llevábamos menos de una semana en la nueva casa cuándo empezamos las clases en él nuevo colegio. Aunque solo faltaban menos de tres meses para acabar él año escolar, me aceptaron.

Él primer día fue bastante bien, los compañeros eran muy sociables y hicieron que él día fuese más llevadero, cosa que agradecí, pero la alegría me duró poco.

Al día siguiente, me volvieron a cambiar de clase (razones que a día de hoy desconozco) y de compañeros por lo tanto, tenía que integrarme en un nuevo grupo de amigos, cosa que me fue muy difícil ya que ellos me rechazaban por "ser hija de..." y eso fue la sombra que me acompañó durante toda mi niñez porque esa dichosa frase me hacía sentir  como de otro planeta, un bicho raro, la intocable del recreo,...

[Esas estúpidas comparaciones son innecesarias, porque juzgan a una persona dependiendo de sus raíces. Una persona nunca tiene porque seguir los pasos de sus progenitores, puede ser mil veces mejor]

Los tres meses odiosos pasaron por fin y se acabo el curso y con él llego el verano y la tranquilidad, pero me hacían repetir él año, pero eso no era una cosa que me importaba tenía que levantar él animo que había perdido desde hacia unos meses.

Él verano era mi estación del año favorita, simplemente porque podía alejarme de todo los comentarios obscenos hacia mi por parte de la gente. Las otras actividades veraniegas para mi solo eran una fantasía.
Me lo pasaba metida entre esas malditas cuatro paredes, las cuales me las conocía desde él primer al último ladrillo.

Yo me quedaba en esa casa con mi hermana y mi madre. Al hombre que tengo como padre, se pasaba mas tiempo en "su mundo" que con nosotras, como de costumbre.
Mi hermana Sabela y yo  intentábamos satisfacer nuestro aburrimiento con cualquiera juego y mi madre ajena a todo lo que pasaba.

 




Corazón De RubíWhere stories live. Discover now