CAPÍTULO 29: UN ENCUENTRO INCÓMODO

233 26 25
                                    

N/A: Muchas gracias a todos por leer y comentar... Podéis pasaros por mi nuevo OS Seblaine, AFTER A HURRICANE COMES A RAINBOW!

CAPÍTULO 29: UN ENCUENTRO INCÓMODO

Sebastian había convencido para ir con los niños a cenar a un restaurante. El lugar era lujoso, pero estaba pensado para que personas de clase media alta de la ciudad llevaran a sus hijos y pudieran disfrutar de una buena comida mientras los niños jugaban.

Ian estaba encantado y rápidamente se fue al lugar donde unos empleados organizaban actividades para los pequeños dependiendo de su edad. Una chica vestida como una muñeca y con pecas pintadas en la mejilla se llevó a Emily para que se echara una siesta en las cunas del lugar.

De esa manera, los padres podían disfrutar de la comida antes de seguir pasando el día con sus hijos sin llamar a una niñera. El local tenía bastante éxito los fines de semana y era la primera vez que ellos acudían allí.

Después de dejar a los pequeños, tuvieron que esperar al maître para que les indicara cuál era su mesa. Sebastian estaba distraído, pero notó que la mano de su pareja apretaba la suya con intensidad. Se volvió y se asustó al ver el rostro desencajado de Blaine. Intentó ver hacia donde miraba y tardó poco en reconocer a la persona que se acercaba hacia ellos.

–Buenas tardes. ¿Tenían reserva? –James Anderson intentó aparentar normalidad, aunque por dentro estaba sintiendo una inmensa rabia. Veía a su hijo bien, feliz y con una vida cómoda. La ropa que llevaba era de marca y estaba seguro de que era de la última colección. A su lado había un hombre rico y poderoso que había solucionado su vida para siempre mientras ellos estaban trabajando demasiadas horas para poder llegar a fin de mes. Habían perdido su casa y empeñado las joyas para poder pagar facturas.

–Sí, a nombre de Smythe. –El castaño sonrió con suficiencia.

–Si hacen el favor de seguirme.

Caminaron por el restaurante hasta llegar a una mesa preparada para dos adultos y un niño. Además, había espacio suficiente para dejar un carro de bebé en caso de ser necesario.

–Les dejo la carta para que decidan. La negra es para adultos y la colorida es para niños. Cuando la comida esté lista, les traerán a sus hijos para que puedan comer primero. Cuando terminen, les traerán la suya. Les doy unos minutos para que decidan que quieren.

–Gracias. –Sebastian dijo de manera fría.

–No sé si puedo hacer esto. –Blaine susurró mientras miraba a su alrededor, buscando a su padre.

–Sí puedes. Cariño, escúchame. Ellos están pasando un mal momento y tú estás mejor que nunca. Tienes una familia que te adora, un novio que está enamorado de ti desde hace cinco años, un hermano que se preocupa por ti y dos hijos que no podrían vivir sin ti. Ellos están solos y arruinados. Tú no tienes nada de lo que avergonzarte, son ellos los que se equivocaron. –El castaño dijo firmemente.

–Tienes razón.

El empresario se acercó a su pareja para darle un beso en los labios. Después comenzaron a elegir la comida y si eligieron los platos más lujosos de la carta y el mejor vino, no fue para darle más envidia al padre del más joven.

Fue irónico que el propio James se tuviera que encargar de llevar a los niños a la mesa. Sin embargo, no hizo ningún comentario a pesar de que vio varias muestras de cariño. Al final, la familia se lo pasó bien y no dejaron que nada les enturbiara ese sábado que, como siempre, compartían para seguir fortaleciendo esos lazos familiares.

El encuentro con Pam Anderson fue más conflictivo. Sebastian estaba llamando a una empresa de transporte porque habían enviado una mercancía en malas condiciones y parecía que era culpa de ellos porque la caja estaba aplastada. Exigió hablar con el jefe, pero primero le atendió su secretaria.

–Despacho del señor Perez, le atiende Pamela Anderson. ¿En qué puedo ayudarle?

–Buenos días, soy Sebastian Smythe, director de Walgar. Quiero hablar con el señor Perez porque hemos recibido un pedido en malas condiciones.

–Lo siento, pero normalmente el señor Perez no atiende este tipo de problemas. Deberá hablar con uno de los responsables de ventas. –Ella comentó.

–Vas a pasarme al señor Perez, ¿verdad Pam? –Él empezó a presionar.

–No voy a hacerlo. –La mujer intentó mantenerse firme.

–Supongo que James te contó que nos vio el sábado.

–Por supuesto que nos lo contó. ¿Así nos lo agradecéis? –Pam estaba molesta.

–No tenemos nada que agradeceros. Le hicisteis la vida imposible a Blaine y lo echasteis de casa antes de que acabara el instituto. No sabéis por todo lo que ha pasado y por vuestra culpa. –Sebastian estaba enfadado, no podía creerse que la mujer llegara hasta ese punto.

–Por lo que me ha contado James, tenéis dos hijos y estáis felices. Me ha dicho que nunca había visto a Blaine tan bien. ¿Por qué no nos tenéis que agradecer todo eso? –Ella no iba a consentir que toda la culpa cayera en eso. –De hecho, creo que sería un gran acto de conciliación de la familia el que nos vuelvas a contratar. La familia debe permanecer unida.

–¿Me pasa con el señor Perez, por favor? –Smythe vio una manera de vengarse y supo que no iba a detenerse. Tal vez no había podido denunciar el trato que su amado había vivido en casa, pero sí podía vengar lo que él y Cooper habían vivido.

Al final, consiguió que lo pasaran con otro directivo, aunque no el jefe de la empresa. Explicó lo que había ocurrido y le buscaron una solución rápida y efectiva para lo que había pasado con el envío. Una vez estaba todo acordado, le contó que conocía a la secretaría del señor Perez porque había trabajado para él. "Yo sólo quiero advertirle porque no es de fiar. Tuve que despedirla a ella y a su marido porque estaban haciendo juegos sucios para no ser despedidos." Sabía que sólo necesitaba esas palabras para asegurarse de que la señora Anderson era despedida. Así se complicaría esa situación de la que tanto se quejaban, como si no hubiera personas en el mundo que vivían con menos y eran felices.

Al volver a casa, Ian y Blaine estaban pintando por lo que se sentó con ellos. Estuvieron un rato así hasta que Sebastian se atrevió a hablar.

–He hablado con tu madre. Trabaja para una empresa de transporte con la que he tenido un problema. –El empresario comentó.

–Espero que no te haya dado muchos problemas. –El moreno comentó, dejando la pintura para prestarle atención.

–Alguno, pero le he advertido a uno de sus jefes que no es de fiar. Con lo que le he dicho, no me extrañaría que fuera despedida. –El castaño explicó, no quería mentir ni fingir, le importaba más su relación que lo que pasara con los padres de su amado.

–No deberías haber hecho eso, salieron de nuestra vida hace cinco años. –El ojimiel lo miró algo serio.

–No puedo quedarme de brazos cruzados después de todo el daño que te hicieron. No me importa lo que les pase a ellos, me importa el que te hicieron a ti. –Smythe acarició la mejilla de su amado.

–Te amo.

–Yo también te amo.

Se dieron un rápido beso para volver a atender a su hijo, que estaba concentrado intentando pintar un tigre del libro que tenía delante. En ese momento, el empresario comprendió que nadie podría quitarle esa felicidad que tenía al ver a su familia disfrutar relajados y ajenos a todo lo que les habían hecho en el pasado.

Amantes (Seblaine - boyxboy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora