Una mente dando vueltas.

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Le he explicado a Gina lo sucedido cuando llegué de nuevo con ella. Se veía un poco molesta y creo que era por haberme ido corriendo dejándola sola con Mafer. Que me perdone, pero en serio esperaba que fuera él.

- Creo que deberías ver a alguien - Me dijo.

- ¿A alguien? ¿A quién?

- Un psicólogo de verdad. Esto ya no es normal, Lesly.

- Gina, lo prometo, creí que era el chico extraño del sueño.

- Si es de un sueño, ¿por qué diantres iba a aparecer por ahí? O sea, dale un poco sentido, Lesly. ¿Verdad que no le consigues sentido? No me hagas hablar con tu mamá sobre el asunto.

- Nunca ninguno de mis sueños tuvieron sentido, ¿por qué este es un problema? Gina, por favor, erres la única que lo sabe. No lo hables con nadie más.

- Es que lo estás llevando a la vida real. Saliste corriendo como loca sin razón alguna, dándole motivos a la  María Fernanda de que te trate como te trata. ¡Estoy preocupada!

- Vale, ya. De acuerdo. Estuvo mal haberte dejado así. Me he dejado llevar. No volverá a pasar.

- Pero si aquí está la freaky... - Se acerca Mafer con dos de sus amigas de la nada.

- ¿Y tú de dónde sales? - Pregunta Gina.

- No hablaba contigo. Dime, ¿no has vuelto a huir como tonta?

- Yo no huía.

- ¿Ah, no? Porque se vio como un escape bastante cobarde y patético. qué tristeza ser tú.

- Gina, vámonos.

- ¿Ves? Y lo haces de nuevo. ¿No te ladilla ser así siempre? Tengo esa duda.

- ¿Y a ti no te ladilla estar siempre detrás de Lesly? -Le contesta Gina.

- ¿Por qué demonios respondes por ella todo el tiempo? 

- Gina, en serio ya, vámonos - La tomo de la muñeca y la obligo a caminar.

- ¡Nos vemos mañana, freaky! - Se oye a Mafer detrás.

- Amiga, debes y tienes que callarla algún día. Te sigue molestando porque tú no haces nada al respecto.

- No es mi culpa que ella se comporte como una carajita de primaria. Yo no le he hecho nada, no quiero más rollos.

- Si no te defiendes jamás parará.

- Ese consejo ya me lo han dado... - Sonrío para mis adentros.

- Bueno, comienza a actuar más.

Luego de unos minutos en silencio, hemos llegado hasta la casa de Gina.

- Por favor, no se lo vayas a comentar a mi madre - Le ruego. Ella se lo piensa un momento.

- Bien, pero para la próxima no me lo tomaré a la ligera, eh.

- No te preocupes por eso, querida. Me enfocaré en la realidad.

- ¡Gracias al cielo! Hablamos luego - me besa la mejilla - Me mandas un mensaje cualquier cosa.

- Hasta pronto.

Solo quiero llegar a mi casa a encerrarme en mi habitación y perderme en mis canciones. Me siento realmente estúpida. Quizá Mafer haya tenido la razón todo este tiempo y soy todo lo que me ha estado diciendo desde que nos conocemos. Solo a mí se me ocurre estas idioteces. Creer ver a alguien en persona cuando solo es producto de tu imaginación... ¡qué tonta!

Noches sin dormirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora