Pueden Creerlo yo actualizando, es como si el fin del mundo se acercara cada vez que subo nuevo capitulo de esta historia, lo se soy una maldita irresponsable *Le lanzan un ladrillo* Si, si lo que sea, en fin he vuelto ¿Me extrañaron? *Suena grillos de fondo*
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Un ama de llaves. Monocromo (XII)
Los dos demonios, guardaban silencio en aquel carruaje. Ciel era incapaz de pronunciar alguna palabra, por otro lado: Sebastián se mantenía mirando por la ventana, sonriendo ampliamente, recordando lo pactado con la pelirroja, en un lapsus lamio su labio inferior y dejo a la vista sus colmillos.
— ¿Qué te tiene de tan buen humor? —Pregunto, sosteniendo su rostro en una de sus manos.
—El hambre, joven amo. Simplemente hambre. —Miro a su maestro, quien tenía entre cerrados los ojos, con una mueca similar a una sonrisa.
—Tsk. —Fue todo lo que sono en aquel carruaje.
El regreso a la mansión fue algo tranquilo, bueno menos para Ciel, ya que sentía algo que quemaba en su pecho, y por ello se llenó de malos presentimientos. Sin mediar palabra con el mayordomo, subió y se encerró en su habitación, claro que momentos después pidió un poco de té, para calmar ese sentimiento extraño en su pecho.
—Bocchan, ¿nunca se preguntó, porque usted y la señorita Charlotte tiene tanto en común? Y no me refiero a su personalidad. —Dijo entrando al estudio del señorito.
—Ahora que lo mencionas, sus ojos son idénticos a los de mi madre, su piel pálida es bastante similar a la mía. Es como verme en el cuerpo de una niña. —Agrego sonriendo con cierta melancolía.
—Como si fuera una Phantomhive. —Al escuchar eso, Ciel frunció el ceño, y miro a su mayordomo.
— ¿Qué insinúas, maldito bastardo? —Lo miro frunciendo el ceño.
No obtuvo respuesta por parte del demonio, así que decidió rendirse y dejar de lado su interrogatorio, ya que muchas veces Sebastián decía cosas sin sentido, o bueno sin sentido para él, como cierta vez que le dijo: "los gatos son tan espectaculares, no hay de ellos de dónde vengo, son como yo. Joven amo" rodó los ojos al recordar aquella escena.
—Ese idiota. —Pronuncio, al notar como su mayordomo se retiraba de su habitación.
[...]
Tres personas en un calabozo, ¿pero qué hacían allí? Pues simplemente torturaban a cierto vizconde, para que nunca jamás abriera su estúpida boca, llena de perversiones.
—Vamos Druitt ¿Ya le contaste a Ciel? —Con su hermosa navaja hizo un corte fino en el estómago de aquel hombre que estaba esposado de piernas y brazos a la pared.
—Mi her-hermosa petirrojo yo te jure total lealtad, nunca le dije nada a nadie. —Lagrimas caían por las mejillas del rubio.
— ¿Eh? Tú eres un mujeriego. ¿De verdad creíste que algún día me comprometería con un ser tan despreciable? —Una mueca de asco apareció en el rostro de Charlotte.
Finalmente Druitt cayo inconsciente, gracias a la tortura brindada por su majestad la princesa Charlotte Meriet Black Thompson. Después de aquella sesión las dos mujeres, regresaron al palacio real, dirigiéndose directamente a la habitación de la chiquilla de orbes azules, donde una rubia lloraba desconsoladamente.
—Ne~ Lizzy ¿Dónde quedo esa felicidad tuya? —Se burló Charlie al encontrarse a su supuesta amiga, en el suelo llorando.
— ¡¿Por qué los mataste?! Edward el... ¡El también esta muerto! —Señalo a su hermano, al tiempo que miraba el cadáver de su prometido y su suegra.
—Señorita Midford. —Hablo la pelirroja, de ropas negras. —Todo esto era necesario, además mi joven ama solo está siguiendo órdenes.
— ¿Ordenes? —Murmuro a lo que levantaba su vista, para posarla en la princesa. — ¡¿Quién te ordeno tal atrocidad Charlie?!
—Yo lo hice.
Las tres féminas giraron sus rostros en dirección a la ventana, donde estaba el dueño de aquella voz. Lizzy no reconocía aquel hombre, ese ser que antiguamente le brindaba información a su "desaparecido" prometido Ciel Phantomhive. Charlotte y Madison simplemente guardaron silencio, mientras Adrián entraba a la habitación.
—Maddi-chan. —Se lanzó para abrazar a la pelirroja, quien solo lo esquivo. —Jejeje~, que cruel eres con tu propio padre.
—Yo sinceramente, no puedo creer. —Hablo la chica de cabellos negros, masajeándose las sienes. — ¡Que ustedes dos sean padre e hija!
—Insisto en que fui adoptada. —Respondió poniendo su mano a la altura del pecho, negando lentamente con su cabeza.
— ¡Que crueles! —Reclamo el sepulturero, limpiando una lagrima imaginaria de sus ojos.
Nadie absolutamente nadie sabía lo que planeaban esas tres personas, nada tenía sentido. Todo dejo de tener sentido cuando la princesa comenzó a existir, cuando Madisson binó a este mundo.
Sin más palabras la pelirroja romo a la marquesa en sus brazos. Elizabeth estaba repleta de sangre, pues cuando Charlie degolló a su hermano todo ese líquido rojo cayó en sus ropas. En total silencio Madison y Charlotte salieron del palacio. No tenían problemas con los guardias, puesto que la demonio los asesino en cuanto regresaron.
—Por lo menos me dirán a donde nos dirigimos. —Dijo entre sollozos.
Ninguna respondió, solo se limitaron a guardar silencio en lo que el carruaje entraba en movimiento. La noche era oscura; fría y traicionera. El peligro aumentaba más con esos demonios de clase baja haciéndoles cacería a las dos chicas.
Hace más o menos doscientos años, Madisson había asesinado y absorbido el alma de muchos humanos, que para su desgracia también tenían contratos recientes con demonios de clase baja, ella nunca les dio mucha importancia. El día en que hizo su contrato con Charlotte esos estúpidos hicieron presencia y amenazaron con arrebatarle el alma de la niña.
—Joven ama. Ya llegamos. —Hablo en un tono supremamente bajo.
—Je, bien lleva a Elizabeth, yo me encargo de Ciel y de Sebastián. No necesito más estorbos en mi camino, tengo un contrato que cancelar.
El ama de llaves de cabellos rojos, no le dio importancia a esas palabras y sigue su camino con la rubia en sus brazos. Muy pronto esa alma tan poderosa, no, no solo poderosa también peligrosa estaría en sus garras y colmillos, y claro también en las de cierto cuervo. Obviamente no es normal que una serpiente y un cuervo se lleven de tan buena manera, pero todo sea por la comida ¿No?
—Ne~ Michaelis llegas tarde...
Le sonrió al sujeto alado, con colmillos y ojos hermosos. Ya había llegado la hora.
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『 ᴛú, ᴍɪ ᴅᴜʟᴄᴇ ɪɴғɪᴇʀɴᴏ. 』➸『 ᴋᴜʀᴏsʜɪᴛsᴜᴊɪ 』
FanfictionTres años han pasado desde que Ciel fue convertido en demonio. Fingió su muerte, dejó atrás todo lo relacionado con su melancólico pasado. Pero lo que menos se esperaba es que algún día se encontrase con nada más y nada menos que con Charlotte Merie...