Plan

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–Di... Disculpa –dijo la chica–. Estamos perdidas y no sabemos cómo salir... Me preguntaba si podrías ayudarnos.

No entendía ese jueguito. María estaba ahí, ella sabía cómo salir, no necesitaba decirle a nadie que quería irse. Además, ¿cómo habían logrado entrar si no conocían el camino? Era una soberana tontería. Pero desde luego Zafiro no tenía que saber que esas chicas habían llegado sabiendo el camino, eso me supongo que pensaban con su cerebro mediocre. Realmente me hacía enojar mi pésima memoria, porque estaba totalmente segura que algo no andaba bien. Por suerte Zafiro parecía haberse percatado que esas chicas no llevaban buenas intenciones.

–¿Cómo te llamas? –preguntó la chica.

Pero Zafiro no respondió nada, las observó y chasqueó la lengua haciendo una mueca con la nariz apretada como si no sólo no le interesara, sino que lo molestaba. Sin embargo a la chica pequeña pareció no importarle eso, porque simplemente siguió parloteando como si el chico no hubiera hecho una cara de desprecio completo.

–Mi nombre es Giselle –dijo la menor con la mano estirada para saludar.

El chico de ojos azules no respondió al saludo. Se limitó a dar vuelta e irse caminando a otro lado sonriendo sarcásticamente. Ya lo sabía todo, se había dado cuenta. Zafiro no era nada tonto, de hecho era quien poseía más astucia que el resto de las personas de la aldea. Si no se daba a notar era porque se confundía con su sarcástico humor.

–Que chico tan grosero. ¿¡Acaso no escuchaste lo que te preguntaron!? –preguntó con autoridad la chica grande–. Te están hablando.

–No tengo por qué responder o mostrar respeto a unas chicas que carecen de ello –comentó Zafiro sin voltear–. ¿Crees que me intimidas con tus gritos y expresiones? Pareces un gorila.

Esa chica estaba acostumbrada a amedrentar por su altura, por lo cual escucharla gritar y verla hacer esas caras debería aterrar, más Zafiro que era en ocasiones insensible, ni siquiera se inmutó un poco, con todo y que prácticamente la chica le sacaba más de diez centímetros de altura. Si era de la escuela, debería ser de esas que no pasaban año, o bien de las mayores.

–Les dije que todos aquí son extraños –comentó María–.. Y él no es la excepción. Aunque no recuerdo su nombre, creo que tiene que ver con sus ojos.

–Tienes ojos azul celeste, ¿no? –preguntó Giselle sin obtener respuesta de Zafiro–. Creo que son muy bonitos si me disculpas.

–Entonces debe ser algo como Blue, o Sky –dijo la otra chica. Sheila–. No me imagino que la gente de este lugar sepa mucho de nombres originales.

–Eso no cambia que sea un grosero –siguió diciendo la grande.

–Todos ellos así son.

–Calma –intervino Giselle–, estoy segura que no es malo. Nos ayudará a salir, ¿verdad?

–¿Te dije que eso haría? No pongas palabras en mi boca que jamás salieron de ella–comentó Zafiro.

Finalmente Zafiro se dio media vuelta volviendo a donde estaban las chicas, consiguieron sacarlo de sus casillas, seguramente ese no era el plan perfecto, aunque dudaba que su escaso cerebro les diera un plan bueno o por lo menos decente. Inmediatamente la chica grande se colocó delante de la pequeña protegiéndola, pero sirvió de poco porque Zafiro la hizo a un lado de una manera un tanto brusca a pesar que la chica le llevaba unos ocho centímetros.

–¡Muy bien! Ya me hartaron fräulein* –dijo Zafiro hablando su característico alemán–, las quiero fuera del bosque antes que me olvide que son chicas. Tú eres una inepta, María, sabes bien que mi nombre es Zafiro. Sabes que el bosque tiene entrada y salida, las conoces porque hace menos de un año los saqué a ti, y tu primo de aquí, no creo que hayas olvidado cómo. Y tú –dijo apuntando a Giselle–, déjate de estupideces y fingir que eres una chica tierna porque no lo eres. Necesitas más que aparentar ternura para entrar aquí. Se necesita más que mentir bien y fingir que eres tierna para que alguien te lleve con los demás. ¿Crees que porque vivimos aquí no sabemos cuándo alguien nos pretende usar para sus egoístas propósitos?

El Bosque de las Ilusiones: El Bosque NegroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora