El invierno finalmente llegó y los gélidos copos de nieve empezaron a caer lentamente al frente de su hogar. Sentada alado de una ventana de cristal donde siempre disfrutaba de la bella vista y además... de mirarla día a día.
Sus arrugados dedos se deslizaron por la cubierta dura de color azul claro, lo que tenía sobre sus piernas y entre sus manos era su objeto más preciado, aquel que ha cuidado durante décadas y mucho mejor, ha compartido. Recitando bellas experiencias y además historias fascinantes. La anciana mujer de cabello oscuro y piel pálida se encontraba algo cansada aquella mañana, ella normalmente siempre se sentía muy enérgica, por lo que le pareció un poco extraño.
Sería un nuevo hecho que detallaría en su libro...
--¿Abuela?—No muy lejos de su ubicación, un mujer mucho más joven se asomó por el umbral de la puerta de madera, solo dejando al descubierto la mitad de su cuerpo y con algo de timidez, la llamó.
La serena anciana dejó de lado la bella vista y se dirigió a su nueva acompañante –Sucede algo... hija. – Concluyó no sin antes brindarle una débil pero encantadora sonrisa.
--¿No la has visto? – Aquella joven no disimulaba para nada su preocupación.
--No, seguramente se encontrará jugando por ahí. —Ella, jamás perdía su serena y alegre expresión.
--Ese es el problema, ha empezado a nevar. –
--Tranquilízate – Como si respondiera al llamado, pequeños pero apresurados pasos se escucharon muy cerca de las dos.
No había nada de qué preocuparse.
--¡¡Abuelita!!-- Pasando alado de la joven mujer aun en el umbral, una pequeña de cabello castaño muy largo corrió en su búsqueda. Irradiando alegría de sus grandes y brillantes ojitos no hacía nada más que bailar de pura emoción. Expresando un sinfín de gracias mientras levantaba con mucho orgullo una muñeca muy simpática.
Entonces el ambiente cambió drásticamente.
--Amor ¿Dónde te habías metido?—Su madre, muy semejante a la niña pues ella también llevaba el cabello castaño largo solo que recogido en un moño. Ya no se veía preocupada pero si con ganas de reprenderla.
La pequeña poca importancia le tomó a la reprimenda de su madre. Antes de que algo se pueda decir corrió a los brazos de la cansada anciana y la abrazó dulcemente con la ayuda de sus pequeños bracitos hizo el mayor esfuerzo por apretarla.
--Gracias, abuelita. – Entre ellas se encontraba la muñeca de trapo, siendo partícipe del momento, su sonrisa marcada por las puntadas de lana y sus mejillas sonrojadas la hacían lucir realmente feliz de encontrarse ahí.
--Hoy es el primer día del invierno...--
Fue el susurró de la anciana mujer al deshacer el contacto con la dulce niña. La miró tiernamente y le hizo un ademán para que se acercara a la ventana y así lo hizo.
A través del cristal se podía ver como la mayor parte del jardín antes poblada de diversas flores coloridas ahora se encontraba cubierta de una capa blanca. Una divertida invitación.
--¿Abuelita?
No era necesario siquiera preguntar pues la expresión del pálido rostro lo decía todo. La alegría que tenía por su nueva muñeca solo crecía al ver todo el terreno listo para salir a jugar.
--Sí, pero abrígate. –
Los pequeños y apresurados pasos volvieron a recorrer la habitación solo que ahora ella salía para alistarse para una mañana llena de juegos. Pasando alado de su madre quien solo la miró y frunció el entrecejo mientras se alejaba, apretó el puño un poco enfadada y sus mejillas un poco sonrojadas lo evidenciaba. Iba a ir atrás de su pequeña hija no sin antes dirigirse a la anciana aun en la ventana.
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Reencarnación(KuroKura)
FanficPRIMERA VERSIÓN/ SIN CORRECIONES Diferentes escenarios. Épocas distintas. Heridas y pasiones. Dónde la vida jamás es suficiente para alcanzar nuestro objetivo, pero a pesar de todo ¡No es tarde! "Volveré a tomar tu mano" Kuroro x Kurapika Dedicado a...