capítulo 5

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Estoy acostada en mi cama dando vueltas, ¿Cómo pudo pasar toda la cena ignorándome así?, yo sé porque que, es un imbécil como todos los demás, que solo va por las apariencias, resoplo ofuscada, pero tengo que ir, tiene que decirme que me rechaza para poder ser libre y largarme de una vez por todas de este lugar.

El despertador suena como de costumbre a las 7, me levanto y voy al baño a ducharme, al observar mi reflejo en el espejo descubro que me veo terrible, tengo ojeras oscuras, mi cabello esta hecho una maraña suspirando me meto en la ducha.

Llegó al trabajo puntual y comienzo mi turno, el tiempo se me pasa volando cuando reviso mi reloj marca las tres, es hora de ir a enfrentar la verdad.

-Eva debo irme, te importa si me cubres una hora.

-Claro Saha no te preocupes- me regala su sonrisa de complicidad eso hace que le dé una palmadita en el hombro y comience a reír.

Durante el camino cada vez estoy más nerviosa mis piernas tiemblan involuntariamente, pero si nos va a rechazar que lo haga de una vez.

-Que le den a ese capullo- sin pensar lo digo en voz alta, algunas personas me miran, pero solo paso de largo.

Debo hacer una pequeña parada en mi casa para cambiarme el uniforme. Me decido por una falda floreada, una blusa sencilla y unos tacones bajos, no es mucho, pero es lo mejor que tengo, recojo mi cabello en un moño casual y salgo de casa.

Tengo que tomar un taxi ya que no poseo auto, tardamos como 30 minutos. cuando llegamos el taxista me lanza una mirada curiosa pero no dice nada.

-Puedo hacerlo- soy más fuerte que esto, respiro profundamente. Las rejas son enormes, toco el timbre.

- ¿nombre? Y ¿motivo de su visita?, una voz sale por los altavoces.

- Me llamo Sahara Capris, el Alpha ha requerido min presencia. Escucho como después de un minuto la reja comienza a abrirse.

Realmente quedo impresionada es una mansión hermosa con jardines muy bien cuidados y elegantes, camino con lentitud contemplando y absorbiendo cada detalle.

Al llegar a la entrada un hombre mayor está esperándome.

-Buenas tardes señorita, el Alpha la espera en su oficina, acompáñeme.

La casa es igual de impresionante por dentro, todo está perfectamente ordenado, la alfombra es de color vino y las paredes de un blanco inmaculado, las pinturas y flores están por doquier.

Siento como mi corazón late cada vez más rápido, me cuesta respirar, no puedo desmayarme. El mayordomo toca una puerta de madera, se escuchó un pase y el me hace un asentimiento, le doy una sonrisa agradecida y entro.

-Retírate- dice la voz del Alpha.

Lo escucho acercarse, me niego a mirarlo, es cuando siento su mano tratando de levantar mi mentón que lo observo. Realmente es guapo tanto que siento mi aliento atascado y en un segundo siento sus labios sobre los míos. No sé qué hacer, pero así de rápido como llego se ha ido.

- Siéntate-. Expresa con voz autoritaria, y aún cuando mis instintos gritan que lo haga me niego a ceder.

-No, hasta que diga por favor- su semblante se ensombrece, pero yo levanto mi mentón desafiante, no dejaré que me trate así, que le den.

-No estoy para juegos, suelta un gruñido.

-Tampoco yo- expreso orgullosa.

Me observa con detenimiento, no sé qué pasa por sus pensamientos. -tienes razón, te ofrezco una disculpa, podrías sentarte, por favor.

Pestañeo sorprendida, honestamente no pensé que lo haría, así que tomo asiento donde me indica.

-Se lo que viste ayer y lo lamento-. Por un momento me quedo en blanco, eso no pensé escucharlo.

- Solo no supe cómo reaccionar y bueno, terminé con Violeta cuando salimos del restaurante no podía decirle en frente de toda su familia, le confesé que encontré a mi mate y que lucharía por conquistarla.

-Para que sepas no me importa, sabía que pasaría est... ¿qué dijiste?, pregunto sin aliento.

-Que lucharé por ti, por tu amor.

-Yo, yo... No sé qué decir.

- No digas nada solo, acéptame, dame una oportunidad. Lo observo, sus palabras parecen sinceras.

- ¿Por qué? - mi expresión es de sospecha, quiero que sepa que ayer me lastimo.

-Porque te espere desde hace mucho y no te perderé no cuando al fin te he encontrado. Y con eso mi corazón cede un poco ya que ha dicho lo que siempre anhele.

-De acuerdo- sonrió con alegría pura porque es así como me siento.

Él me sonríe y tirando su silla se acerca a mí, me besa y esta vez le correspondo.

-Solo tendremos que esperar, debo preparar a la manada es por seguridad y tú tampoco lo comentaras, no queremos que alguien se entere y quiera lastimarte.
-Seguirás viviendo sola como hasta ahora, y cuando sea el momento te convertirás en mi luna. Aprieta mis manos y aun cuando no me hace feliz eso tendré que aceptarlo al menos por ahora.

-Tengo que irme, pero mi chofer te llevara a tu casa, ¿de acuerdo?, me pregunta besando mis manos.

-De acuerdo-, respondo con una sonrisa, con un último beso me despido.

Llegando a mi casa me deshago de esos instrumentos de tortura llamados tacones.

Preparo un emparedado, no puedo creer que al fin haya encontrado a mi mate, un sonrojo se apodera de mis mejillas al recordar que lo llame capullo, pero no pienso ilusionarme tan fácil las palabras sin hechos no valen nada, todos merecemos una segunda oportunidad así que le daré el beneficio de la duda. Ya era hora de que me pasara algo bueno, tal vez esto sea verdadero y valga la pena luchar por él.

Tomando una copa de vino, me acomodo en mi sofá favorito para leer.

APARTANDOME DE MI ALPHADonde viven las historias. Descúbrelo ahora