Entré en casa, cogí mis cosas lo más rápido que pude y me fui a la playa corriendo.
Al llegar no la veía, me puse a buscar por la playa hasta que me giré al mar y la vi encina de la tabla. Estaba sonriendo, y justamente me miró... y como no, me puse roja. me senté en la arena a mirarla.
Se la veía segura, feliz de hacer algo tan bonito como el surf.Lo tenía clarisimo, me había enamorado. Pero como soy demasiado tímida ni se me pasó por la cabeza decirle nada.
Después de un rato vino y se sentó a mi lado. Estaba mojada y se la veía muy contenta.
Me contó que aprendió a hacer surf desde muy pequeña, que le gusta por que solo piensa en lo que hace y se olvida de todo lo demás. Hablamos mucho tiempo, y cuando ya estaba empezando a ir la gente de la playa, nos bañamos. Estuvimos jugando como dos niñas pequeñas, salpicandonos, intentando ahogar a la otra o escapando.Era hora de marcharnos, aún que yo no quería, hubiera preferido mil veces quedarme allí jugando con ella toda la vida pero, no podia ser.
Nos despedimos con un beso y quedamos en volver a vernos mañana por la mañana en la misma playa para que me enseñara a hacer surf.Una desconocida desconocida de la que me había enamorado me iba a ayudar a hacer realidad uno de mis sueños. Era increíble, no me lo podía creer. Yendo de camino a casa iba pensando en todo lo que había pasado ese día. Y también pensé una forma de contarle a mis padres que había hecho ya una amiga, seguro que se alegraría y pronto querrían conocerla... por lo protectores que son en cuanto a mis amigos.
Sin darme cuenta me pase de casa, iba muy concentrada pensando en Alex. Entré en casa y me fui a mi habitación. Un rato más tarde entro mi madre y le conté lo que había estado planeando por el camino.