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Después de su segunda cirugía en Nueva York, Charles no esperaba que nadie estuviera junto a su cama al despertar. Instruyó a Alex y a Sean para que se quedaran con Hank en Westchester. Es probable que Erik y Raven estén a mitad de su camino alrededor del mundo, e incluso si estuvieran cerca, no esperaba que ninguno de ellos viniera a tomar su mano.

La única persona que esperaba aún menos es la que está allí, sentado en la dura silla, como si estuviera completamente cómodo, con toda su atención en un papel cuadriculado apoyado contra su rodilla mientras dibuja algo con pinceladas precisas de una pluma.

"¿Tony?" susurró Charles.

Los ojos de Tony Stark se mueven y él le sonríe a Charles, y oh — es la misma sonrisa, como si todavía tuvieran diez años y estuvieran escapándose de una de las fiestas de sus padres para hacer algo fenomenalmente estúpido que probablemente resultaría en serios daños a la propiedad. "Hola," dice Tony en voz baja. "Nunca me llamas, no me escribes—"

"Mentiras," dice Charles, y tose débilmente cuando su garganta seca protesta por el esfuerzo. "Te envié una tarjeta de Navidad."

Tony toma la copa de agua de la mesa lateral y ajusta cuidadosamente la pajilla para sostener el vaso en el ángulo perfecto que permita que Charles tome un poco sin derramarlo por toda la cama. "Con un sello postal de Westchester. Pensé que era una señal del apocalipsis."

"¿Uno que tú no comenzaste?"

"De ahí mi confusión," dice Tony, sus labios curvándose en una sonrisa que desaparece en unos segundos. "Charles, ¿lo sabes, verdad? Sabes que podrías haber..."

"Oh, Tony," suspira Charles. Se estira mentalmente para averiguar por qué Tony está aquí, pero está lleno de morfina y no quiere herir a Tony por accidente. Sin embargo, sí logra descubrir a alguien más esperando fuera de la puerta de su habitación, y no puede evitar sentirse tenso. Se siente muy vulnerable en este momento, acostado sobre su estómago, sin el uso de sus piernas.

Una parte de él teme que el sentimiento de ser vulnerable se quede por siempre.

"¿Por qué estás aquí?" Pregunta Charles después de un momento.

La cara de póker de Tony ha mejorado mucho con los años, porque nada de la irritación que está irradiando de él se muestra en su rostro. "¿No puedo visitar a un viejo amigo que está en el hospital?"

"Por supuesto," dice Charles, y se aferra a la mano de Tony desde donde descansa sobre la cama, y ​​Tony aprieta sus dedos desesperadamente, y esto también es dolorosamente familiar; Tony es un pozo de soledad que nunca sabe cómo demostrar sus sentimientos. "Pero imagino que hiciste que la señorita Potts pasara por un montón de problemas para encontrarme."

La incomodidad está de vuelta, y esta vez, está escrita en todo el rostro de Tony, en las esquinas de su boca, en el ceño de su frente, en la confusa mezcla de vergüenza, alivio y preocupación que cae en los rincones de la mente de Charles. "Sí. Sí, eso hice." Sus ojos se dirigen hacia la puerta, y luego se inclina para poner sus labios en el oído de Charles, y susurra, "¿Estás en problemas?"

Charles se siente tenso de nuevo, e incluso con la morfina, es doloroso. Pero es aún más doloroso darse cuenta de que, aunque robó los recuerdos de Moira después de haber desperdiciado su oportunidad en la CIA, a pesar de que los muchachos están en la mansión de Westchester ocultos, sigue preocupado de que no sea suficiente . Que él no será suficiente.

Las lágrimas que salen de la esquina de sus ojos son la menor perdida de dignidad desde Cuba. Está cansado y tiene miedo y no está seguro de que pueda hacerlo solo. Se ahoga. "Sí."

"Está bien," respira Tony. "Bueno. Voy a— Voy a encargarme de esto, ¿de acuerdo? No te preocupes por nada." Suena como si estuviera convenciéndose a sí mismo, pero Charles siempre ha sabido que la mayor fortaleza de Tony es decirse a sí mismo que puede arreglarlo todo y luego encontrar la manera de hacerlo.

Tony va a la puerta y tiene una conversación silenciosa con quien sea que está esperando justo afuera. Comienza en silencio, aunque rápidamente se convierte en un: "Oh, por el amor de Dios, Rogers."

Y ahí es cuando un hombre alto con amplios hombros entra y pone un jarrón de flores en la mesa junto a la cabecera de Charles, son narcisos y tulipanes que anuncian la primavera. "Dr. Xavier," saluda el hombre, callado y respetuoso.

"Son hermosas, gracias," Dice Charles, sonriendo porque es un habito.

El hombre se sienta y hay algo bastante familiar en él; algo en su mandíbula, tal vez. Si Raven estuviera aquí, se burlaría de él por alardear de su memoria en Columbia y no ser capaz de distinguir rostros más tarde, lo cual no es totalmente mentira. La mente de la gente es única, y Charles nunca la olvida.

"Quiero expresarle mi agradecimiento por lo que ha hecho," dice el hombre — Rogers, supone, si la queja de Tony estaba dirigida a él.

"¿Por lo que he hecho?" pregunta Charles, confundido.

Tony se para junto a Rogers, reclinándose contra la ventana y luciendo preocupado. "Se refiere a lo que pasó en Cuba."

Charles aprieta el algodón almidonado de la sábana debajo de sus dedos. "Tony," dice, y no puede ocultar el tinte de miedo en su voz.

"Está bien," dice Tony, dándole a Rogers una mirada breve pero significativa antes de girarse para darle a Charles una mirada más suave y extrañamente suplicante. "Te lo prometo, Charles, no estamos— no tienes que preocuparte por nosotros. Pero tenemos que— puedes decir que no. Puedes decir que no, y nosotros nos iremos de aquí, y nadie vendrá a buscarte. Pero tenemos que preguntar."

"¿Preguntarme qué?"

Rogers se acerca y dice, "Dr. Xavier, su país lo necesita."

Took Me By Surprise // CherikDonde viven las historias. Descúbrelo ahora