Capítulo 3

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Salí de ahí sin haberle hecho caso a lo que dijo esa chica, realmente no me importaba, lo único que ella quería era provocarme y no lo iba a lograr.

Comencé a caminar para la panadería, eran como las seis de la tarde, pensaba comprar facturas e ir a visitar de sorpresa a Cami. No tenía muchas cuadras de diferencia, así que fui caminando.

Cuando llegue, toque timbre y se escuchaban unas voces.

-Seguro es Tomas, abrile vos – Dijo Cami - "¿Quién es Tomas? Pensé,nunca antes había escuchado a Luna llamar a un tal Tomas, y mejor que yo no la conoce nadie. Algo estaba pasando.

Mis pensamientos se cortaron cuando Facundo abrió la puerta y no pudo disimular su cara de sorprendido, claramente no me esperaban a mi.

-J... Ja... Jaz, ¿cómo estás? Pasa – Dijo tartamudeando y sin hacer contacto visual conmigo, mientras me saludaba con un beso en la mejilla y un leve abrazo.

+Hola Cami! - Entre y salude con un abrazo a mi mejor amiga, que casualmente tenía la misma cara de sorpredida que Facundo. +¿Qué paso chicos? No me esperaban a mi, ¿o sí? - Dije entre risas.

-No,no es eso, es que... Nada, sentate que preparo el mate – Dijo nerviosa y sonriendo.

Me senté en la silla de enfrente a la televisión, y Facu se sento al lado, puse las facturas sobre la mesa y sin decir nada agarro una y comenzó a comer en silencio, algo no estaba bien, Facundo siempre me habla, o me saca tema de conversación, como el no lo hacía, decidí que tenía que hablar yo.

+¿Facu?,¿Todo bien? - Le pregunte mirándolo con cara de preocupada.

-Si,si, es solo que.. - Y de repente el timbre sonó, y la voz de Facundo se cortó, no sé porque mi corazón comenzó a acelerarse y no entendía porque. Camila volvió de la cocina y mirando a Facundo en silencio fue a abrir la puerta. Se escuchó el ruido a llaves y como giraba la traba de la puerta y luego se abrió, una corriente de aire fresco entró por la puerta y yo me levante de la silla y me quede parada a la par de la mesa.

-Hola Tomas – Dijo Camila

-Hola Cami, ¿puedo pasar? - Preguntó del otro lado una voz masculina que yo ya había escuchado antes y no lograba recordar de donde. Sentí un perfume con aroma a chocolate, que también lo había sentido antes,pero seguía sin poder recordar. El joven traspasó la puerta y se quedo inmóvil frente a mi, mirándome estupefacto, como sin poder creerlo. Yo lo mire, de arriba a abajo, examinando cada centímetro de su piel tatuada. Desde sus zapatillas bordo, sus piernas tatuadas, la tela de araña que es parte de su rodilla, esas bermudas de jean y su remera amarilla que tenia un logo que decía "Desendents" Supuse que era una banda de rock. Luego llegue a su rostro, yo ya lo conocía, era el chico del boliche y el que me siguió la otra noche.Me quede atónita, mirando sus ojos verdes, y como no dejaban de mirarme, pero el no miraba mi boca, ni mi nariz, ni mi cuerpo, el miraba mis ojos, sin pestañar ni una vez. Me sentía enojada,furiosa y no entendía. ¿Camila lo conocía?, pero, ¿De donde? Cuando le pregunte en el boliche ella dijo que nunca lo había visto. Me mintió.

+Otra vez, ¿vos?

-Hola Jaz – Dijo tiernamente, queriéndose acercar como para saludarme con un beso en la mejilla, mi corazón se acelero y lo único que pude hacer fue dar dos pasos para atrás y el entendió a la perfección que yo no quería tenerlo cerca y mucho menos que me tocara.

+Camila, ¿Qué es esto? En el boliche me dijiste que no lo conocías.

-Mentí– Respondió ella con lágrimas en los ojos. - Yo comencé a sentirme mareada, unos recuerdos vinieron a mi cabeza y con ellos unos pinchazos de dolor que eran incomparables, nunca había sentido tanto dolor antes. Todo el departamento comenzó a girar, y yo sentí como mis piernas se aflojaban... Me estaba por desmayar.

No sé cuanto tiempo estuve dormida, pero me desperté en la cama de un hospital, esa luz tan horrible que te pega directo en los ojos, te encandila y no te deja ver nada. De a poco el encandilamiento fue desapareciendo y un flash de recuerdos vinieron a mi cabeza, un auto,mi papa, mi hermano, mi mama y yo, y de repente una frenada y un camión sobre nuestro auto. Luego desperté en mismo lugar donde me encuentro ahora, el hospital.


Yo siempre pensé que mis papas me habían abandonado y que era hija única, eso fue lo que me dijeron los médicos, que como ya tenia mi mayoría de edad podía irme del hogar en donde me alojaba y hacerme responsable yo misma por lo que me pasara, y ahí conocí a Camila, cuando salí ella me ayudo y vivimos juntas un tiempo, luego una vez que yo estuve bien económicamente, la deje que viviera su vida de concubina con Facundo. No entendía nada, estaba perdida en el limbo de mi cabeza. Todos mis pensamientos se cortaron cuando el médico habló.

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