Historia de un Homicida

Reinicio

Las instrucciones de Rita eran claras ella quería que asesinara a un tal Martin López según parecía era un pequeño vendedor de drogas que vivía cerca de los barrios mas pobres de la ciudad. Según Rita, Martin estaría solo el dia siguiente a las 7:00pm el estaría esperando a Rita que lo había citado para pagarle unas deudas, unas deudas que según lo que decía Rita serian su causa de muerte. Rita se despidió recordándome su amenaza y advirtiéndome de lo estupido que seria de mi parte el llamar a la policía y le conteste que recordaba su amenaza y que nunca se me cruzaria por la cabeza el hablar con la policía. Rita me felicito satisfecha y colgó yo me quede con el teléfono en la oreja por unos momentos pensando en lo que me había pedido Rita era algo sencillo y no era la primera vez que mataría pero había algo diferente en este caso. Pensé todo eso mientras buscaba mi caja de cuchillos debajo de mi cama. Era una caja sencilla de metal y con un candado evitando que alguien lo abriera. Al abrirlo encontré unos cuchillos apilados uno sobre otro pero en la tapa había uno manchado de sangre. Era el cuchillo con el que había matado a mi primera víctima, no sabia porque pero se la hacia correcto asesinar a esta persona con ese cuchillo al tomarlo me sentí mas seguro de mi mismo, mas capaz y mas demente.

Me acosté a dormir después de limpiar y afilar el cuchillo no pude conciliar sueño en toda la noche por culpa de una emoción que ya conocía pero que tenia mucho tiempo que no sentía pero que en ese momento me daba mucho miedo tenerla. Me levante a las 11:00 am y me dispuse a desayunar, al terminar de desayunar me meti en mi cuarto y jugué con el cuchillo un rato pasaron asi las horas hasta que dieron las 6:00pm en ese momento meti el cuchillo ,envuelto en un papel, en una mochila salí y empecé a caminar hacia mi punto de encuentro con Martin, el ultimo encuentro que el tendría.

Llegue al callejón a las 7:10 como Rita había planeado el único hombre que se encontraba en el callejón y en general en toda la calle era un hombre robusto vestido igual que los típicos narcotraficantes estaba de espaldas y no me había visto. Saque el cuchillo de la mochila y lo escondi detrás de mi espalda Me acerqué cautelosamente a el tal Martin sin que este me viera cuando estuve lo suficientemente cerca de el levante el cuchillo y cuando lo iba a apuñalar de repente se escucho un grito muy agudo a mis espaldas al voltearme vi como una vagabunda echaba a correr pidiendo ayuda a quien la escuchara quise seguirla para evitar que avisara a alguien pero Martin se abalanzo sobre mi tumbándome y dejándome sin aire al intentar golpearme aproveche para esquivar su golpe y levantarme Martin se levanto sosteniendo su mano adolorida por golpear el piso, sabia que yo no tenia oportunidad de ganarle pues mis costillas ya estaban reclamando la herida que había tenido en el enfrentamiento con Rita asi que pensé rápido y justo antes de que Martin se volviera a lanzar sobre mi pude ver un cable tirado junto a un contendor de basura, asi que esquive la embestida de Martin y me apresure a levantar el alambre era un poco corto pero serviría para lo que necesitaba me voltee justo en el momento en que Martin volvía a embestir sobre mi esta vez aproveche la fuerza que llevaba para ponerle una pequeña trampa improvisada con mis manos y el alambre, mi trampa tuvo efecto y el cuello de Martin se quedo apresado en el alambre estirado con mis manos, le di una vuelta al alambre alrededor de su cuello para asegurar que no escapara y use todo mi peso para asfixiarlo. Marín se resistió con todas sus fuerzas intentando azotarle contra cualquier pared del callejón pero después de unos intentos y aciertos Martin empezó a perder fuerza y empezó a arrodillarse. Cuando estaba arrodillado empezó a intentar pedir clemencia aunque las palabras no salí de su boca, yo no me detuve hasta que empezó a convulsionar y se quedo estático, aun después de que se quedara quieto segui apretando unos segundos para asegurar al soltarlo solo callo y se quedo inerte me mire las manos temblorosas y recorde que tanto extrañaba asesinar