VI

27 0 0
                                    

No pude dormir, pase gran parte de la noche pensando en lo que había pasado con Nadya, después de que me fui repentinamente no le dije nada, ni siquiera sabia que decirle después de lo que me había contado, no supe como reaccionar, fue como si el dolor que sentía estuviera frente a mi , por fin había conocido a alguien que compartiera lo que sentía. A diferencia mía ella siempre ha estado sola. Tendré que disculparme con ella.

Termino de acodar el desmadre que habían dejado en mi casa, mientras recojo un par de libros, cuando recojo de los libros de mi padre, se cae un objeto del interior del libro, que al parecer tiene un compartimiento dentro de el. Al recogerlo veo que parece una especie de amuleto antiguo, parece ser de plata, nunca lo había visto en la casa- pienso. ¿Por qué estaría  dentro de este libro?, seguro solo se trata de una de las antigüedades que mi padre recolectaba, lo pongo de nuevo en su lugar y sigo con mis cosas.

Al terminar salgo de mi casa y tomo camino para la cafetería para ir a disculparme con Nadya, de camino recuerdo que necesito ir a comprar comida y otras cosas para la casa, supongo que iré por dinero a la casa e iré por las compras. Maldición creo que mi disculpa tendrá que esperar un par de horas mas.

Llegando al súpermercado veo que no hay mucha gente. Me alegra por qué así puede estar a mis anchas por toda la tienda, y no tener que estar pidiendo permiso para pasar a las señoras que parece que se viven casando las ofertas del día. 

Mientras hago mis compras recuerdo que Aisha tampoco estaba esta mañana, me pregunto que le habrá pasado , nunca ha dejado de ir a la casa por mas de un día así este enferma o no, creo que después de todo este tiempo por fin la edad la ha alcanzado.

Disculpa me darías permiso de pasar- escucho que me dice alguien detrás de mi

Al voltear me doy cuenta de que es Nadya.

Mira quien es, el hombre que no entiende el concepto de cita, y no sabe que no se acostumbra a dejar a la mujer sola así de la nada- Me dice sarcásticamente.

Juro que no pretendía irme así de repente, lo que pasa es que... espera ¿dijiste que eso era una cita ?

Un extraña forma de ver una cita, pero si eso era- Me contesto.

Uno pensaría que solo se trataba de una conversación, que tu decidiste tener conmigo, cualquiera diría que eso no se trataba de una cita, sea lo que fuera quiero pedirte una disculpa por la forma en que actué en ese momento.- le digo.

De acuerdo, acepto tu disculpa.

Pero quisiera preguntarte algo ¿puedo?- me pregunta.

Claro.

¿Por que lo hiciste?, ¿por que te fuiste así de la nada?

Entre todas las preguntas que existen, tuvieron que ser esas dos malditas preguntas.

Quisiera poder decírtelo, créeme que si, pero por el momento no me siento con la capacidad emocional de poder hacerlo.- Le contesto.

Entiendo perfectamente- Me dice -, cuando te sientas listo para decirlo, estaré para escucharte.

La forma en que me lo dijo, hizo que por primera vez alguien me inspirara confianza de poder hablar sobre lo que paso, pero creo que por ahora es mejor que mi secreto siga sin saberse.

 ¿Que te parece si hacemos las compras juntos?- Me pregunta.

no creo que te guste hacerlas conmigo, usualmente tardo mucho tiempo en elegir lo que me llevare

No te preocupes- me dice sonriendo- soy alguien paciente y ademas  no aceptare un no por respuesta.

Por lo que veo eres alguien muy insoportable- le bromeo.

Cállate, lo dice el que hace unos momentos le pidió disculpas a la  mujer insoportable.

Ok, bien jugado.

Pues sigamos.- le digo.

Conforme pasa el tiempo con ella, me di cuenta de que teníamos mucho en común. Teníamos el mismo gusto por las cosas dulces, y ambos amábamos el sushi.

al cabo de unas horas habíamos terminado de hacer las compras.

Supongo que te veré en el café mas tarde.- comento.

Claro, solo haré un par de cosas en mi casa y posteriormente te veré en el café.

Solo te digo que me debes una bebida Byron.


MemoriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora