Cuando te conocí...

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Después de cinco años finalmente lo volví a encontrar, por un momento temí no poder alcanzar el nivel que necesitaba, pero lo conseguí. Y ahora estamos aquí, tomando un café juntos para platicar de tiempos pasados. A decir verdad esperaba que me recordara, su mirada nerviosa en el hotel me creó la falsa ilusión de que lo hacía, pero no fue así.

—Lo siento —es inusual escucharlo disculparse, nunca creí que lo escucharía para mí—, la verdad es que no suelo fijarme en mis rivales—¿rivales dijo? Yuri... puedo ser todo menos tu rival.

—Supongo que es normal —contesté tratando de ocultar mi decepción—, de todos modos en aquél entonces no había nada que pudiera destacar de mí.

No, aun en ese entonces eras tú quien brillaba. Siempre creí que podría sentirme orgulloso, siendo un patinador joven tenía la ventaja de poder hacer rutinas pesadas a mis trece, y además de todo era kazajo, fui llamado el héroe de mi ciudad; aunque en realidad mis expectativas no eran tan altas, con llegar a las preliminares me hubiera sentido satisfecho, pero entonces te conocí... y verte en el hielo provocó en mí una especie de remolino, un chiquillo de diez años con mayor ambición que yo, un novato con más técnica que la mía y con más encanto que todos los que estábamos ahí.

—¿Otabek? —debí haberme quedado mudo... otra vez.

—¡Ah! —suspiré— me quedé pensando.

—¿En qué?

—En qué es lo que te motiva a patinar —veo un leve sonrojo, no sé si fue mi pregunta o el calor en el local que ya se empieza a sentir más intenso.

Él no responde nada, tal vez se ha dado cuenta de mis sentimientos y no quiere destruirme con la respuesta, aunque me la he imaginado: Víktor.

—¿Víktor qué? —creo que pensé en voz alta.

—¿No es Víktor quien te motiva? —esto no está bien, ahora luce molesto.

—No es él, ¿acaso no lo dijiste tú hace rato? Soy un soldado.

Sí que lo es, sus ojos rebeldes se encargan de recordármelo a cada minuto, y ese rayo de luz que se filtra por la ventana hace que vuelva a perderme en ellos y en su resplandor. Me... cautiva... No sé por qué siento que estamos solos en esta cafetería.

—Ja—reí tímido. Así que también tiene ese poder.

—¡Oh! ¡Te reíste!—se ve hermoso con el rostro sorprendido, aunque no sé bien si es asombro o indignación.

Debo dejar de ser cobarde, vine hasta aquí solo para verlo, alcancé este nivel gracias a él, y sé que es un enorme progreso que haya aceptado ser un amigo pero... no es suficiente. Cada paso que me acerco hace que quiera más.

—Yuri —lo sorprendí al recargarme sobre la mesa con las palmas y acercarme un poco a él.

—¿Qué... qué haces? —otra vez ese sonrojo.

—¿Me acompañarías a un lugar? —está sorprendido pero espero que acepte.

Y resultó que triunfé, al principio se veía un poco incómodo pero hemos logrado sopesarlo. Tenemos mucho en común, aunque también tenemos nuestras diferencias.

—¿Es en serio? —se ve desilusionado —¿una tienda de peluches?

—Me gustan los osos—aunque últimamente un gato ha acaparado mi corazón.

—Oh... —rayos, no me digan que de nuevo pensé en alto.

Vi a Yuri bajar la mirada unos segundos, poco después me tomó de la mano y me llevó corriendo a un callejón, supongo que conoce Barcelona mejor que yo.

—Otabek —wow, ahora yo estoy sorprendido, tiene esa mirada aterradoramente decidida, salvaje...

De pronto sentí un jalón, sus suaves y húmedos labios se posaron sobre los míos al tiempo que apretaba mi camisa. Yuri... de nuevo me has ganado, a partir de ahora soy preso de ti. 

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⏰ Última actualización: Feb 07, 2017 ⏰

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