Capítulo único.

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Dean estaba molesto, cabreado... más bien, sumamente enfadado y ¿cómo no estarlo cuando tu novio se va a un recorrido de una granja de abejas? ¡Abejas, maldita sea! No podía ser peor la situación... claro que cabe aclarar el motivo de todo esto.

Castiel hace un mes le dijo a Dean directamente que deseaba que salieran como las otras parejas. No es que Dean negara a Castiel, simplemente había cosas que no las consideraba importante ya que su forma de expresar cariño iba por otra parte. Como sentarse en el sofá viendo un documental que Cass deseaba ver sobre los animales o darle el último trozo de pie de manzana que quedaba en el refrigerador si su ángel estaba con ganas de comer algo dulce. ¿Qué más muestras de amor podría necesitar ese ángel del señor?

En un principio pensó que era algo pasajero. No era la primera vez que Cass quería hacer algo y que luego lo olvidaba, Dean se creía despistado para algunas cosas pero su pareja algunas veces le supera con creces.

Hace dos semanas, Castiel, se encontró con un aviso en internet sobre una granja de abejas que ofrecía un recorrido para así sentirse como apicultor por un día, por ende se debía pasar la noche fuera. Inmediatamente le pidió a Sam que imprimiera aquello y lo colocó en la puerta del refrigerador afirmado por un imán, de abeja.

El Winchester no estaba muy motivado con la salida propuesta por su novio, no le interesaban tanto las abejas como a Castiel y tampoco le encontraba la gracia a la apicultura, pero como buena pareja que era eso no se lo diría al de ojos azules. Simplemente le sonrió y afirmó con la cabeza cada vez que Castiel sacaba el tema, su plan era lograr que el otro lo olvidara y luego compensarle por no llevarle.

Pero no salió nada como esperaba. Por estar conversando con Sam sobre el viajecito no se dio por enterado que Castiel estaba en la otra habitación y que había escuchado todo. Si bien Castiel se molesto por lo que planeaba hacer Dean, tampoco es como que no hiciera nada al respecto, quería ir y por lo tanto iría con Dean o sin Dean. Problemas no se iba a hacer, eso lo tenía claro.

Dos días antes de que fuera la salida a la granja, salió del búnker y se dirigió al centro, específicamente una sucursal de la granja en donde vendían productos derivados de la miel y que además era el lugar donde se rellenaba una solicitud, también se informaba a los presentes mayores detalles sobre la ida a la granja. Se dio cuenta que no eran pocos lo que ansiaban participar de aquello ya que solo quedaban tres cupos en el momento que llegó, dudo en colocar el nombre de Dean por si cambiaba de opinión. Lo iba a escribir cuando llegó una pareja que se colocó detrás, a la espera de rellenar la solicitud. Suspiro y procedió a rellenar con sus datos y salir de allí.

Al parecer su semblante era demasiado notorio porque el más pequeño de los recién llegados se acercó para entablar una pequeña charla e intentar reconfortarlo. Fue así como conoció a dos nuevas personas, con el rubio quedaron en encontrarse antes del viaje para ir juntos, el otro hombre le miró fijamente, de tal manera que se sintió un poco incómodo bajo aquel "examen".

Entonces así se debe sentir el resto cuando los miro detenidamente, se dijo una vez que el otro, al parecer, quedó satisfecho y le dedicó una sonrisa.

–John, me parece que tenemos frente nuestro a una persona tan interesada en las abejas como yo.

–¿De verdad?– John observó a Castiel y luego sonrió–. Entonces me alegra saber que podrás congeniar con alguien al menos en el tema de las abejas, Sherlock.

–Efectivamente– el más alto se acercó a Castiel y extendió su diestra–. Por ende me parece correcto presentarme formalmente. Sherlock Holmes.

Castiel se dio cuenta que John se encontraba sorprendido por la actitud de su acompañante, pero como él tenía una manera "diferente" de ser o expresarse no le tomo mayor importancia.

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