Débil

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Tal vez muchos piensen en mi como una persona dura, como una pared que no puede ser corrompida pero no se dan cuenta que hasta el más duro concreto puede resquebrajarse con fuertes y decididos golpes...

Se preguntaran porque inicie mi narración así, es que, lo intenté y de verdad intenté... Que mi lado realista, racional manejara mi vida... Pero mi alter-ego pesimista está bastante arraigado en mi...

Este día fue bastante deshonesto conmigo, parecía ser tan prometedor; pero término un fiasco, llegué a la facultad y me senté en el lugar de siempre ya que había llegado temprano, me pongo los auriculares pero antes de encender la música oigo mi nombre...

-Como dices que se llama? Amelia? - pregunto una voz femenina, simule estirar el cuello y divice a dos chicas, una alta delgada, morena de cabellos negros, otra igual delgada pero de baja estatura cabellos marrones y usaba brackets.

- Sí, Amelia, no lo sé, es algo agradable - dijo la bajita que creo responde al nombre de Fany

- Para mi es bastante rarita - Contesto la alta cuyo nombre no recordaba.

- No lo digas tan alto! Nos oirá

- No lo creo, siempre anda con esos auriculares, te lo digo es bastante rarita...

La verdad que generalmente me volteria y le preguntaría el porque habla así de mi, pero no pude, en realidad, me invadió una sensación conocida que me dio algunos escalosfrios... Subí las escaleras y me dirigí a mi salón.

Las clases siguieron con normalidad, o la verdad no estoy segura ya que mi mente se la pasó recorriendo viejos recuerdos, nada gratos sí me lo preguntan.

- Amy! Término la clase!

- Ah si ya voy Gabrielle

- Has estado rara hoy... Sucede algo? - Rara, esa palabra de nuevo.

- Mmm no como crees sólo estoy... Algo cansada... Nos vemos mañana!

Salí técnicamente corriendo, en la entrada me tope con Marie y me miro extraño, ya sabía que me preguntaría que sucede pero por alguna razón no lo hizo, lo cuál agradeci, todo el trayecto fue silencioso y sólo hablamos al yo bajarme del autobús.

Al llegar a casa sólo quería dormirme, me sentía muy agotada, mi hermana y mi padre estaban almorzando, los salude y me dispuse a acompañarlos.

Lastimosamente al servirme la sopa de verduras, tropecé con mis pies y tiré todo en el piso, las burlas de mi hermana y el regaño de mi padre no se hicieron esperar....

- Como puedes ser tan torpe! - Gritaba mi padre

- Lo siento...

- Por Dios Amelia, no puedes ser más inútil? - Ayudó Annie

- Dije que lo siento, ahora lo limpio

- Oye! Te pintaste los ojos?

- Sí... Porque? - Pregunté algo avergonzada, no creí que lo notaran

- Ya no toques mis cosas! Ni siquiera sabes pintarte!

- Claro que se! Ah-además no use mucho

- Eres una inútil y un desastre en todo, ni siquiera has terminado de limpiar!

- Ya cállate Annie! Déjame en Paz!

- Amelia , Annie basta, Amelia termina ya de limpiar eso y traenos el jugo... Está niña

- Déjala papá, ya sabes que es medio... Rara... - Esa palabra otra vez, me está hartando... Limpie todo y fui directo a mi habitación.

Lloré y lo hice como nunca, la razón exacta? Ni yo lo se, soy una persona demasiado inútil, débil, de pequeña solía llorar por todo, y hasta ahora, aún a veces, lo sigo haciendo, nunca tuve una autoestima muy alta, y mi hermana nunca ayudó mucho que digamos, ya era suficientemente agobiante ser la hermana menor de la gran "Annie Turner", delgada, lindos ojos negros como la noche, cabellos de color a juego con sus ojos, decidida, altanera, de carácter dominante, siempre estuvo a la cabeza de todo, Diploma a la mejor alumna desde siempre, la chica con más pretendientes y la más popular, yo, por mi parte, desde siempre fui la "Niña Rara" del salón,  algunas vez tuve un lindo grupo en la secundaria, con amigos con quienes podía "Ser Yo", poco a poco fui mejorando, pero no puedo evitar de vez en cuando caer, ya lo he dicho soy demasiado débil, y es una de las tantas cosas que siempre odiare de mi...

Porque sí me odio, por no ser la persona que muchos esperan, por no ser la mitad de lo que yo desearía, detesto sentir esa lastima que me profesan, odienme, se los ruego, con eso se convivir, pero la lastima me carcome poco a poco, una lacra me he de sentir, no me conocen ni un poco, pero todos hablan de mi... Juro que intentó ser fuerte, en serio... de verdad... Pero hay momentos como ahora, que todo lo callado explota, tal vez mañana me sienta mejor, eh incluso me ría de mi misma...

Pero por hoy les pido por favor, déjenme sollozar en silencio, mordiendo mis labios para mis quejidos acallar, déjenme en este suelo frío, tal vez al despertar, mi sol brille un poco más... Y ya mis lágrimas secas por fin quedaran, soy demasiado sentimentalista, por eso disculpa les he de pedir, ya que también obvie el mencionar... Que tengo tanto, momentos de lucidez y como ahora... De tristeza y locura absoluta...

El Chico MisteriosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora