-¡Malia, ya despierta!- escuche que mi padre gritaba desde la cocina.
Gruñí internamente, odio madrugar, y mas aun si es para ir a clases. Técnicamente ya no tendría que ir al instituto hasta la graduación, pero tengo que asistir al curso de verano. Malditas matemáticas.
Me levanté media adormilada, maldiciendo a todo lo que se me cruzase por la cabeza. Por lo menos puedo dormir, sin preocuparme por que aparezcan esos jinetes fantasma y me envíen a quien sabe donde.
Antes había pasado días sin dormir, aunque en este momento estoy considerando si prefiero enfrentarme a unos jinetes que cazan almas y cabalgan tormentas, o a una mañana de clases
Sí, me inclino por la primera opción.
Camino hacia la ducha, tengo que estar bien despierta para concentrarme en clases. Quiero estar en la graduación con Stiles, Scott y Lydia. Hace tres semanas que no los veo, aunque recibí unas cuantas llamadas y mensajes.
Sé que Lydia esta ayudando a Stiles a instalarse en su nuevo apartamento, y que Scott esta buscando uno cerca de su universidad. Me dijeron que empezaban en unos meses, y que unos días antes de la graduación estarían aquí, además, sé que pasaran los veranos en Beacon Hills, así que no me tengo que preocupar por que nos distanciemos.
Es increíble como llegué a quererlos, como amigos y como manada.
Salgo del baño, envuelta en una toalla, y camino hacia mi armario. es el primer día de las clases de verano y ya quiero que terminen. Será mucho mas difícil aprobar sin Lydia.
Mientras todos ya tienen un plan para el futuro y ya están matriculados en alguna universidad, yo simplemente no sé si podre siquiera graduarme.
Tendría que estar agradecida de que siga existiendo el pueblo, con todo lo que estuvo pasando los últimos meses, sucesos que incluyen:
a. Una tropa de hombres espeluznantes a caballo, que usaban látigos a lo Indiana Jones y que, por cierto, les gustaba llevarse personas.
b. Un hombre lobo nazi , fanático de esas inusuales practicas.
Fuera de mi cuarto, ya vestida con un mi clásico short y una camiseta, me dirijo hacia la cocina, me muero de hambre. Escucho que mi padre está en la sala, "seguramente preparando sus armas", pienso mientras suspiro.
Últimamente tomó la costumbre de salir a cazar todas las mañanas, aunque solo regrese con unas cuantas ardillas, con suerte.
Comenzó hace unos seis meses, primero solo salía los domingos por la mañana, y volvía habiendo pasado una hora en el bosque.
Luego se convirtió en algo que hacia todos los fines de semana, y siempre me preguntaba si quería acompañarlo. Mis respuestas iban variando, pero siempre eran las mismas. "No, gracias papá, me encantaría pero tengo que estudiar", "Perdón, pero le prometí a Lydia que la acompañaría al centro comercial"(lo cual no pienso volver a hacer, jamás), "lo siento, hoy me siento cansada", y muchas excusas más.
No es que no me agrade pasar tiempo con mi padre. Aunque algo me impedía recordarlo cuando la caza salvaje casi destruye el pueblo, sentía un vacío, como si alguien muy importante se hubiera ido, y solo pude averiguar quien, cuando pude recordarlo.
Sé que no es mi padre biológico, pero se siente como si lo fuera, y mi relación con Peter todavía es confusa. A pesar de que puedo sentir que algo en mi me dice que puedo empezar a quererlo, más aun con lo ultimo que sucedió, cuando arriesgó su vida por mi.
No, la razón por la que no quería pasar tiempo con mi padre en el bosque, era que, por aquel entonces, todavía Scott, Lydia y yo seguíamos tratando de recordar a Stiles, y mi humanidad pendía de un hilo. Por lo cual esos días trate de evitarlo lo más que pude. Tenía miedo de gruñirle a una ardilla o de perseguir a un venado, por mas delicioso que sea.
Como decía, para mi padre se volvió frecuente salir a cazar por las mañanas, actividad que todavía no tuve el gusto de compartir con él, talvez uno de estos días lo acompañe. Pero hoy no, tengo que ir a clases. Malditas matemáticas.
Mi padre entra en la cocina cargando un rifle y lo deja en la mesada, junto a los cereales que estoy comiendo.
- Buenos días, amor.- saluda mi padre y me besa la frente.- Pensé que tendría que ir a despertarte de nuevo.- dice, mientras abre el refrigerador.
- No sé por qué lo dices papá, amo madrugar, ya me conoces.-digo, intentando mantener mi cara de " no sé de que me hablas".
- Muy graciosa, pero ya te arrepentirás de quejarte de la preparatoria cuando vayas a la universidad.- dice, señalándome con su dedo acusador, en plan " tenemos que hablar sobre tu futuro, jovencita".
-¡Papá!- gruño, quejándome. Ya sé que tengo que enviar mi solicitud, pero, ¿y si me rechazan?. No es que tenga grandes logros académicos, en cambio, logros sobrenaturales, sí. ¿Me aceptará alguna universidad si digo que me enfrenté a místicos jinetes armados?.
- Solo digo que te perderías una gran oportunidad si...
-Entiendo papá, pero, ¿puedes por lo menos esperar a saber si me gradúo o no?- digo, frunciendo el ceño, mientras veo que me mira con cara divertida.
- Claro que te graduaras.-dice, y se acerca a la mesa con un sándwich.-Eres Malia Tate, y no hay nada que no puedas lograr, ¿recuerdas?.- me mira con ese brillo de felicidad melancólica en los ojos, ese que siempre aparece en su mirada cuando recuerda mi infancia, a o mi hermana y madre adoptivas.
-Sí, no hay nadie a quien no pueda vencer.-digo con la cantinela de una super heroína. Porque de pequeña, ese era mi juego favorito, me gustaba imaginar que salvaba al mundo con mi supe fuerza y mi capa. Y a mi padre le encanta recordármelo cada vez que me quejo de algo, que es casi siempre.
Pero ahora no me hace mucha gracia, porque no soy ¡la súper y fantástica Malia Tate!, soy solo Malia Hale, y, al parecer, un Hale no es muy heroico.
-No sé para que te preocupas, ya sabes que te irá bien.-se levanta y se dirige hacia la puerta.-¿Quieres que te lleve?.
-No, gracias. Iré en mi auto.- digo, mientras limpió la mesada.
-Claro, buena suerte, hija.-sale por la puerta. Yo, me llevo mi bolso y lo sigo. -Nos vemos.- grita desde su camioneta.
-Adiós, papá. Espero encontrarme con un venado a la vuelta.-le sonrió, saludándolo. El me devuelve la sonrisa, pero con cara de, "¿desde cuando esa obsesión con los venados?"
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Llego al estacionamiento de la preparatoria, y salgo de mi auto, viendo solo a unos pocos estudiantes de años inferiores, pero muy pocas son las caras conocidas.
Suspiro. Si nunca me gustó asistir cuando aun estaban mis amigos, no me imagino sin ellos. Malditas matemáticas y maldita universidad.
Cruzo la puerta principal, mirando mi horario. Genial, parece que solo tengo matemáticas las dos primeras horas, y las otras dos horas restantes son de física. Por cierto, también tengo que aprobar física, ayúdenme jinetes fantasmas, y llévenme a otra dimensión.
Parece que llegué con el tiempo justo, porque el timbre sonó apenas abrí mi casillero. Busco el aula en mi horario y me encamino rápidamente. Cuando algo extraño sucede.
Me detengo en la puerta del salón, trato de concentrarme en ese extraño, pero conocido aroma que me llegó de repente.
¿Podría ser?,¿será su aroma el que identifiqué?. No, talvez solo sea un aroma similar.
Tengo que concentrarme en la matemáticas.
Me dirijo a uno de los últimos asientos, y espero a que la profesora diga mi nombre para la lista de asistencia.
Pero hay algo que provoca que me distraiga las dos horas de clase, mas bien, alguien. El dueño de ese aroma que distingo tan bien, podría identificarlo entre cientos de aromas.
¿Será posible?.¿Estará aquí?.
Sé que regresó, pero no creí que se quedara en el pueblo. De cualquier manera, ¿volvería a la escuela, como si nada hubiera pasado?.
Podría largarse a cualquier parte, pero no tratare de entenderlo. No, después de todo, Theo Raeken siempre fue un misterio.
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Una Coyote Agresiva (Teen Wolf)- Maleo.
FanfictionMalia sabe que no es una chica dulce y cariñosa, pero es capaz de todo para proteger a los que quiere. Lo que no sabe es como actuar frente a cierta persona. No sabe si atacarlo con colmillos y garras, o aceptar que, ahora, es una persona diferente...