Capítulo Cuatro

50 3 0
                                    

Es Sábado y Anna y Jacobo van a hacer las compras, y como Sebastian no quería ir, me pidieron que lo cuide. Un rato después de buscar algo entretenido en la televisión de su cuarto, él quedó dormido y yo aburrida. Bajé un poco el volumen y salgo tratando de no hacer ruido, pero apenas cierro la puerta alguien me asusta con un simple:

- ¡Boo! -Por supuesto, era un descerebrado, y el único que hay en esta casa es Bruno.

Me trago el grito y me vuelvo hacia él con la peor cara posible.

- ¿No entendés que recién Sebastián se duerme?

- La verdad es que no lo sabía -alza los hombros, dándole muy poca importancia.

Decido terminar la conversación ahí mismo, así que voy hacia las escaleras pero él se pone delante mío tratando de no dejarme pasar.

- ¿Podes correrte? -lo miro a los ojos muy seria.

- Me mata que me mires así -sonríe.

- Ojala en serio te matará, así no tendría que soportarte.

Él ríe haciéndose el incrédulo y abre la puerta de su cuarto con el pie.

- Hay que aclarar las cosas.

- No hay nada que aclarar -le digo sarcástica, haciendo comillas con mis dedos en "aclarar".

- Emma... Me encantaría que nos llevemos bien y que volvamos a ser lo que antes eramos. En serio, sería muy lindo...

- ¿Lindo? Yo no soy la que hizo esto en la relación, si es que tenemos una. Me tratas como si fuera una desconocida y duele más de lo que pensas; y si en serio te importaría seguir como años atrás, me hubieras ido a visitar y ¡ahora no estaríamos teniendo una estúpida pelea que fue generada gracias que no te importe!

- Vos también pudiste a ver venido alguna vez.

- ¡Dios! ¿No sabías que no podía? Por lo menos una vez, porque yo no podía pagar el pasaje...

- Era un chiste, ¡qué histérica!

- No es un chiste tratarme así o ignorarme -digo negando con la cabeza.

- Por suerte tengo otros amigos y no me preocupo por uno solo, y tampoco no vivo pensando en lo que pasó -me dijo como si la equivocada fuera yo.

- Vos tenes suerte de que el pasado no te persiga.

Se corrió para dejarme pasar porque vio que estaba a punto de llorar. Nunca voy a entenderlo...

Fui a mi habitación y cerré la puerta de un portazo para después tirarme sobre la cama a llorar. No podía creerlo que me había dicho, fue muy duro conmigo. Fui a lavarme la cara al baño y marque el número de Jean. No respondió, en varios intentos. Minutos después, Bruno tocó la puerta y entró.

- Para que puedas entrar tengo que decirte que pases, ¿todavía no lo sabes? -me incorporo mirándolo de mala gana.

- Ehm, bueno, ¿tengo qué volver a tocar? -dice señalándome la puerta con aire divertido, pero yo le respondo bajando la mirada mientras niego con la cabeza- Quería venir a pedirte perdón.

- Está bien....

- ¿Me perdonas? -se sienta en mi cama sonriendo de lado.

- Sí... Con la condición de que me respetes y dejes que me adapte tranquila.

- Te entiendo. Sé que no soy el mejor en esto, pero voy a intentarlo. Cuando me mude, fue muy difícil empezar en una nueva escuela, porque estaba muy enamorado de vos en ese entonces -se ríe en un suspiro, y yo trago saliva algo nerviosa- Pero, cuando tus padres murieron, la verdad es que no supe qué hacer por vos y preferí olvidarme. Ahora estoy arrepentido -tomo mis manos con las suyas y agacho la mirada, se notaba que lo sentía.

- ¿Un abrazo? -lo miré con esperanzas y él me rodeo con sus enormes brazos. Se sentí bien ver que por lo menos íbamos a intentar progresar.


¿Y Si Me Amas?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora