Capítulo Cinco

83 9 2
                                    

– Emma... ¡Emma! ¡Despertaté! -Bruno me grita en el oído y yo me paso la mano por la cara, aturdida.

– ¿Qué queres?

Abro los ojos de a poco y veo que todavía es de noche, deben ser las dos de la mañana. Recuerdo que ayer por la mañana nos perdonamos después de tanto tiempo, pero, ¿para qué quiere a esta hora?

– Nos vamos a lo de un amigo -me destapa y yo lo miro con la nariz arrugada por unos segundos, sin comprender- ¡Dale!

– Mañana tenemos colegio. Anda a dormir.

– No seas amarga, levántate y vestite. ¡Emma! -Bruno tira de mis brazos para que me mueva y yo me hago de peso muerto- Escúchame -me deja caer en la cama y él se sienta en el borde- Dijimos que nos íbamos a llevar mejor, ¿no? Vos veni y yo te muestro a mis amigos y después vos me mostras a tus amigos.

–¿Querés que te presente a Jean? -levanto mi cabeza y lo miro con la ceja arqueada y una sonrisa. Él pone cara de idiota, su cara natural mejor dicho, y yo  trato de aguantar la risa.

–No -vacila, frunciendo los labios-, quiero que vengas conmigo.

–Pero, ¿por qué...?

–Levántate y vamos.

Bruno se para y va directo al baño. Yo hago lo mismo pero camino hacia el armario, donde, me pongo algo básico, calsas negras y una remera suelta. Como no uso tacos, me pongo mis zapatillas negras lisas, las más comunes del planeta, pero no quedaron tan mal. Golpeo la puerta del baño cuando termino de vestirme y él sale.

–Que rápido que... -me mira de arriba a bajo y suelta una mínima carcajada- ¿Qué es eso?

–¿Qué? -lo miro, incrédula.

– Cuando veas a esas chicas, todas maquillas y con esos zapatos altos, te vas a querer matar -tira un poco de mi remera y sonríe burlón.

–Hago esto por vos, no tengo otra cosa -suspiro y salimos sin hablar, casi sin respirar, por la puerta principal.

Caminamos como diez cuadras, y tuvimos charlas tan cortas como: "–¿A dónde vamos? –A la casa de unos amigos. –¿Quién? –No los conoces.", pero tampoco es que yo tuviera muchas ganas de hablar, eran las dos y media de la mañana y en lo único que podía pensar era en que me tenía que levantar a las siete para ir a la escuela hoy mismo.

Por fin llegamos, pero no era una casa solamente, eran dos. Dos enormes casas una al lado de la otra en una cuadra donde sólo estaban éstas. Juntas, se parecía más a una mansión de piedras en la escala de gris, cuidadas pero hoy estaban sucias y llenas de botellas y vomito. La gente estaba adentro, afuera, en los patios y la calle: era un total descontrol. La música estaba muy fuerte, pero, al ser casi los únicos de la cuadra, no creo que muchos lo noten porque adelante había sólo una empresa gigante, que por supuesto, estaba cerrada.

–¿No es genial? -Bruno me mira con una sonrisa pícara, que no se la veía desde el comienzo de clases- El viejo de Gabriel tiene un gemelo, por eso se mudaron juntos y ahora están de vacaciones. 

Miré hacia la casa, sin palabras. Trataba de no parecer sorprendida, pero la verdad es que lo estaba. Me parece muy incorrecto lo que están haciendo, pero, por otro lado, estoy entusiasmada por entrar. Nunca fui a una fiesta de este tipo, nada más que estúpidos cumpleaños, con lo que no hay comparación.

–Ehm, claro, genial. -sonrío de lado y me peino un poco el cabello rápidamente.

Bruno da media vuelta caminando a sus amigos y me deja en el medio de la calle sola. Miro para mis costados, algo asustada y cuando vuelvo la mirada al frente, unas chicas sonrientes me miran. Tomo aire y lo exhalo. «Dios, ¿qué hago? Tendría que haberme quedado.» pienso caminando lentamente al interior de la casa doble.

La gente baila, no se da cuenta que yo trato de pasar y encontrar algún baño. Los que no bailan con tragos en la mano, están fumando o besándose con alguien contra la pared. Los chicos no me miran, esas son las chicas. Creo que no entienden porque estoy aquí o, como Bruno dijo, por como estoy vestida. «¿En serio tan mal estoy?» suspiro y sigo caminando entre la gente, tapándome mi cabeza cada tanto para que nadie me golpeé.

–¡Ay, perdón! -digo cuando me empujan y caigo sobre alguien.

De repente, él se voltea y me mira de arriba a abajo. Al tenerlo cara a cara, es alguien conocido. El amigo de Bruno, Gabriel, el organizador de la fiesta. Temí que me echará del lugar, porque no estaba invitada o simplemente por idiota, pero mi respiración volvió cuando sonrío. Yo también lo hice, estaba un poco más aliviada.

– Vos sos Emma, ¿no? -arrugo un poco la nariz, me parece raro que me conozca. Él, al ver mi expresión, sonríe de nuevo- Bruno me contó que ahora vivís con la familia de él... ¿recién llegas?

– Bruno me invitó. No quería quedar colada...

– Tranquila, seguramente hasta te obligo para venir, lo conozco. ¿Querés tomar algo?

Me quede muda. «Decí que no, mañana tenes que ir al colegio» pero no quería hacerle caso a mi cerebro esta vez.

–Ehm, dale -contesto, sonriendo al mimos tiempo que Gabriel me toma de la mano. Nunca nadie me había agarrado así, mis nervios volvieron.

Ambos, caminamos entre la gente que no paraba de gritar y bailar, hasta una mesa larga, llena de botellas casi vacías y vasos de plástico. Él agarro dos vasos y yo traté de no mirar que estaba sirviendo. Cuando me entrego el vaso, su color y su olor tan amargo, me hicieron dar cuenta de que era Fernet. Tomé un trago, muy poco, y cuando miré a Gabriel, ya estaba casi por la mitad.

– Bruno me dijo que sos un poco cerrada, tomátelo -sonrío carismáticamente y volvió a su vaso.

Quería poner excusas, como que yo no tomo o que mañana tenía que levantarme temprano, pero tampoco quería quedar como una estúpida en frente de alguien tan lindo. Era la primera vez que hablaba con un chico que no sea Bruno, podía aprovecharlo. Gabriel es popular y lindo, no me vendría nada mal socializar un poco más...

– Tomé un trago largo, casi acabando el vaso, y Gabriel me miró impresionado... Nos reímos juntos y volvimos a servir más, pero después, probamos más cosas. Me tomó de la mano muy fuerte, no me soltaba... y me llevó a la escalera con botellas en la otra mano. Me abrazaba, me besaba en la frente, el cuello, los brazos... -pongo mis manos en la frente y aprieto los ojos, tratando de recordar hoy por la mañana temprano, cuando fuimos a la fiesta. Jean me escuchaba muy atenta a mi lado, bastante preocupada.

–Emma... -la miro y abrazo mis piernas, volviendo a llorar. Ella me abraza a mí- Tranquila, vas a estar bien -acaricia mi cabello suavemente mientras yo seco las lágrimas que caen rápidamente por mi cara pálida.

Son la cuatro de la tarde, Jean y yo estabamos en la habitación del piso de abajo, a la que ya no me atrevo a decir mía; donde desperté con resaca cuando Anna trato de levantarme, pero fue imposible. Lo único que consiguió es que comenzarán mis dolores de estómago y vomité como nunca antes hice. Me obligo a bañarme y me dejo faltar a la escuela, pero no se la veía nada feliz, ahora tengo miedo que me echen de aquí.

– Emma -escucho la voz de Jacobo llamando a la puerta.

– Pasa -le ordeno y lo hace. Jacobo mira a Jean, que entiende lo que trata de decirme con esa mirada, ella suspira y me saluda con la mano antes de cerrar la puerta-. Antes que nada... estoy muy avergonzada, siento haberlos metido en esto, perdón. Nunca hice nada así, en serio, perdón.

– No vengo a retarte, si no a advertirte, ¿sí? Nosoros te perdonamos, para un adolescente, esto es algo común hoy en día. Queremos lo mejor para vos... -me mira con una mirada que tiene guardada algo de tristeza- Y sabemos lo duro que es para vos todo esto, integrarte; ya sabemos. No está mal que experimentes, tenes que cuidarte, no lo podes hacer todos los días.

–Sí, ya sé... Perdón -miro mis piernas para no mirarlo a él.

Él asiente y se va de la habitación mientras yo me quedo mirándolo, con más ganas de llorar. «La culpa es de Bruno, gracias a él siempre pasa todo» pienso con mucha impotencia. Me levanto rápidamente, salgo de la pieza tratando de que no me vean y voy escaleras arriba. Furiosa, toco la puerta de Bruno.


Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Dec 30, 2015 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

¿Y Si Me Amas?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora