Por si aún no has tenido el placer de conocer la felicidad,
mira a Amalia.
Amalia,
la de los ojos de luciérnagas,la de alma valiente,
la que se abrió de piernas delante de la tecnología y la ciencia.
Quien se enfrentó a la jeringa de fluidos masculinos
en una habitación fría,
esperando ver crecer su vientre los meses siguientes.Amalia, a la que le crecieron las tetas tres tallas y con ellas
los kilos,
/de tartas de chocolate sin celebración prevista
y cruasanes a media tarde
y tarrinas de helado tamaño grande.Amalia,
la que luce en bikini,
como una modelo,sus desvergonzadas estrías.
Quien no duerme abrazada a un hombre, sino que
los únicos abrazos que necesita son de manos chiquititas
y brazos rechonchos.Amalia,
quien se despierta a las dos de la madrugada,
muerta de sueño,
con ojeras como maquillaje debajo de sus luciérnagas
y la boca pastosapara ir a dar el pecho
a uno de sus sueños cumplidos
con las ventanas bien abiertas,por si alguien quiere observar,
sin edulcorantes,el verdadero milagro de la vida;
dos siluetas que se acoplan en una órbita en perfecta sincronía,
gota a gota,la Via Láctea.
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Universe
Short Storyy en las noches de luna nueva, guardaba en sus ojos el universo entero.