David y el cosmos

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David, escondes tus sueños debajo la almohada
como cuando lanzas el lápiz temeroso, como un acto reflejo,

cuando alguien abre la puerta de tu santuario.

Déjales entender tu culto.
Deja que se conviertan a tu religión,
Déjales pertenecer al cosmos en el que vives,
a la realidad

suspendida
en pinzas de tender la ropa.

Que sepan escuchar el latir de la tinta
bajo tu piel
y acaricien los restos de acuarela permanente
en tu ropa transparente,

en el uniforme de trabajo.

Que huelan el óleo
y el perfume de un sueño roto a añicos que sigue viviendo
moribundo
debajo los poros de cerámica de tu cuerpo.

Has abierto las ventanas muchas veces para dejar salir el alma multicolor de pupilas dilatadas
y has quemado
todo el paquete de cigarros sólo para hacer señales de humo y que vinieran a rescatarte.

David,
tienes el orgullo,
el privilegio o el derecho
de compartir tu cosmos con todo el mundo,
así que,

coge el spray sin miedo y pinta en la pared de tu habitación,
o mejor,
el muro de tu barrio
y predica:

"Mamá, papá, quiero ser artista."

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