Pesadillas y Confesiones [Johnlock]

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El viento helado le envolvía, agitándole el pelo, congelándole las lagrimas. Miró hacia abajo con el teléfono en la mano, había cientos de cosas que quera decir, pero era como si el viento las hubiera congelado también. El chico rubio le observaba desde la acera, a aquella altura no alcanzaba a verle bien, pero podía sentir su dolor, y oírle susurrar su nombre desde el otro lado del teléfono. Miró hacia atrás, hacia el tejado en el que se encontraba, donde todo había terminado. Moriarty estaba en el suelo, con la cabeza reventada y su sangre manchando las baldosas. Había muerto, y con él cualquier posibilidad de sobrevivir. Cerró los ojos y respiró hondo, intentando relajarse, tenía que despedirse, era su última oportunidad. El aire olía a contaminación, dolor y sangre. Sabía que los dos últimos no eran reales, solo un producto de su imaginación, pero el olor metálico de la sangre le embotaba los sentidos.

-John... John, por favor, ¡Escúchame! -Le tembló la voz. Había tantas cosas que quería decir... pero no sabía por donde empezar.

-Sherlock, no lo hagas... -Le suplicó su amigo, en un último y desesperado intento.

-Lo siento John, no tengo otra opción... -Le escocían los ojos, llenos de lágrimas, nublándole la vista. Había una docena de posibilidades que podía utilizar para sobrevivir, pero no tenia fuerzas, ¿Para que seguir viviendo? Ya lo había perdido todo, ¿que más le daba perder también la vida?, y, si así podía salvar a la persona que más quería, tenía muy claro que lo haría.

-Sherlock, por favor, relájate, baja de ahí, vamos a casa, hablemos, seguro que hay otra solución. -Sabía lo que John sentía, el también quería volver a casa, hablar con él, perderse en sus brazos, pero eso ya era imposible.

-John por favor cállate, no tenemos mucho tiempo. Cuenta la historia, la historia de Moriarty, diles que soy un fraude, un timo, no dejes que mi reputación estropee la tuya. Por favor, vive... ten una vida larga, enamórate, cásate, ten hijos... se feliz... -Esta frase era su condena, le estaba perdiendo, pero no le importaba. Si así lograba que se olvidara de él todo estaría bien.

-Sherlock, no puedo ser feliz, no sin ti. No me hagas esto, no me dejes.

-Lo siento, pero tienes que entender que lo hago por ti -Cerró los ojos, eligiendo con mucho cuidado sus últimas palabras-. John, ya que esto va a ser lo último que diga nunca, necesito decirlo -John le miró sin entender, ¿De qué estaba hablando?-. Nos conocemos desde hace mucho, y el tiempo que hemos pasado juntos ha sido el mejor de mi vida, me has cambiado como nadie habría podido, e incluso por un momento, a tu lado, me he creído humano. Y aún más que todo eso, me has mostrado qué es el amor. Me has enseñado a amar, y me has hecho ver que puede haber alguien en este mundo por el que estaría dispuesto a dar mi vida. Así que John, por fin me atrevo a decirlo, te quiero... como nunca he querido o querré a nadie, así que gracias, gracias por todo, y solo siento que no hayamos tenido tiempo suficiente. -Se quedó callado, como si hubiera cerrado un grifo, no había nada más que decir.

-Sherlock, yo... -Tartamudeó el ex militar.

-No, no digas nada, no quiero oírlo -Estaba llorando, pero ya le daba igual, esto era el final-. Adiós John -Dijo, y tiró el teléfono hacia atrás, antes de saltar al vacío.

-¡Sherlock! -Gritó el doctor mientras le veía caer, caer hacia ninguna parte.

El viento le envolvía convirtiendo su abrigo en una capa, que volaba tras de sí, apartándole el pelo de la cara, limpiándole las lágrimas, mientras veía el suelo aproximarse a él a toda velocidad. Y, de repente, todo se volvió negro.

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