Todo el resto de la noche, la tuve entre mis brazos.

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Estaba saliendo del hospital, oí a lo lejos los pasos firmes de Amanda, pero decidí no parar, cada vez eran más rápidos, me jaló de brazo haciendo que me diera vuelta y quedara a pocos centímetros de ella, ella se alejó de un paso, se acomodó la falta aunque no hiciera falta, costumbre supongo, y se aclaró la garganta.

-Quería decirte que vamos a casa de Camila-(una doctora)-Quizás te nos quieras unir.
-Tengo mucho por hacer.
-Lo supuse.-Respondió decepcionada, me mató verla así.
-Haré lo que pueda.
-Bien, te mando la dirección por mensaje.
-Vale, adiós.

Me fui, casi llegando a mi casa recibí su mensaje con la dirección y un "espero que puedas llegar" no le respondí. Después de un rato de meditarlo por fin decidí que iría, me arreglé un poco y le pedí a mi hermano que me llevara, así lo hizo. Cuando llegué Camila fue quien me abrió, ahí vi a todos los internos y residentes, lo cuál era muy extraño, a los internos no les agradan los residentes, generalmente, yo obviamente soy una excepción a la regla... Seguí caminando.

En el patio trasero estaba Amanda, con un vaso de vodka en una mano y un cigarrillo en la otra, con un vestido rojo que remarcaba su figura, estaba bajo unas luces que hacían brillar sus ojos más de lo normal, que hacían lucir su piel suave y brillante también, se veía hermosa, como siempre. Al verme sonrió, como nunca nadie lo había hecho al verme, una sonrisa sincera, ingenua, una sonrisa de felicidad, emoción una sonrisa divertida y tierna. Empezó a acercarse y gritó mi nombre "Laura!" Se acercó y me abrazó, sentí un ligero olor a alcohol pero no me importó, en ese momento nada me importó, la tenía entre mis brazos y eso era lo único que contaba.

-Me alegra que hayas venido.
-Me alegra haber venido.
-Ven.-Dijo jalándome del brazo. Me llevó a un banco a un lado del patio, un poco más alejado del resto.
-Me gusta estar contigo.-Soltó de golpe
-También me gusta estar contigo.
-No, no lo entiendes. Todos los demás me ven de cierta manera, me tratan de cierta manera, me hablan, me tocan, me miran de cierta manera, nadie es si mismo cuando está conmigo, y yo no soy yo misma cuando estoy con ellos... pero contigo, no tengo nada que ocultar, contigo soy libre, contigo soy feliz.
-Amanda estás borracha.
-Quizás un poco. Pero lo que te digo es cierto.
-Estoy segura de que te sientes así de bien con otra gente. Tu pareja por ejemplo.-Dije con un nudo en la garganta, los celos me invadían.
-¿Pareja? Cariño yo no tengo pareja desde que tengo memoria.
-Pues pretendiente entonces.
-Tu estás alucinando.-Si, alucino contigo...
-Cómo tú digas, pero he oído tus conversaciones, no me trates de ocultar cosas...-Rió a carcajadas después de ese comentario, de repente se levantó del banco, me tendió una mano y dijo: "baila conmigo"

Y así lo hicimos. Bailamos todo el resto de la noche. Todo el resto de la noche, la tuve entre mis brazos.

Amanda. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora