Nos vamos.

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-¿Laura Romero?
-Ella habla.-Dije contestando el teléfono como pude. Llevaba días en la cama, apenas me levantaba, comía lo que Georgina o mi hermano me llevaran, las cortinas permanecían cerradas.
-Mucho gusto, Francisco Pedroza, abogado de Amanda, le necesito en mi despacho mañana a las 4:30 de la tarde para la lectura de testamento. Amanda me dijo que había dejado un papel en la entrada con la dirección.-Sonreí, nunca se me dieron las direcciones, y Amanda lo sabía.
-Ahí estaré.

Me costó ponerme de pie al día siguiente, mi hermano fue por mi, me puse presentable, algo que no fuera pijama, y me peiné un poco.

Al llegar vi a Andrew y a Esteban sentados en la recepción, les saludamos y nos sentamos junto a ellos.

-Pueden pasar-Nos informó un hombre saliendo de una de las oficinas-Francisco-Dijo teniéndome la mano, y a los otros luego.

Nos leyó el testamento.

-...Y a ti, mi querida Laura, te dejo nuestro piso, nuestro hogar, y todo lo que hay dentro, que está lleno de recuerdos. Quiero que busques también en nuestro armario una caja que quiero que veas meticulosa.

Salimos de ahí directo a casa. A Esteban le había dejado todo lo que tenía, dinero, terrenos, fotos familiares etc, a mí me dejó lo demás, y a cada persona que tenía lugar en su corazón le dejó una carta.

Al llegar al piso busqué la caja, habían fotos y recuerdos, había una cadena que me puse enseguida, y una carta que leí muy cuidadosa.
Me dormí con sus letras en la cabeza y sus brazos a mi alrededor, esa noche dormimos juntas, lo sé, lo sentí, la sentí, me abrazó.

-Santiago-Es mi hermano-Me voy.
-¿Cómo que te vas?¿De qué hablas?
-Amanda me pidió un último favor.
-No te entiendo nada Laura.
-Anoche leí su carta, me pidió un favor susurrado al oído.
-Laura me asustas.
-Me voy de viaje. Amanda y yo vamos de viaje.
-Voy para allá.-Cortó la llamada.

-Laura-Llegó.
-Santiago.
-¡No puedes matarte!
-¿Quién habló de matarse?
-Te vas de viaje con Amanda... ¿Qué significa eso, si no matarse?
-Pero que tonto eres, vamos a Inglaterra, a Yorkshire Dales.
-¿Por qué ahí?
-Hay un árbol, el árbol de los enamorados, ella enterró una carta ahí, en la que dice a quien ama, pero no le puso nombre, decidió que al enamorarse iría con esa persona a firmar su amor, en nuestra primera cita me tenía una sorpresa, había comprado un pasaje para ir a firmar la carta, pero tuvimos el accidente. Me pidió que fuera a firmar nuestro amor.
-¿Y cómo piensas encontrar la carta?
-No lo sé. Dijo que lo sentiría.
-¿Piensas ir sola?
-No, con Amanda.
-Vale... ¿piensan ir solas?
-Pues si, ¿por?
-Preferiría ir contigo.

Amanda. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora