Abrazarlo

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jej corto xq puedo.

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Invierno es la época en donde más amo abrazar a Michael. De hecho, él lo ama tanto como yo. 

Siempre cuando despertamos, nos quedamos unos momentos más en la cama. Yo aprovecho para abrazarlo, se siente bien. Cuando tenemos frío solemos buscar la calidez en el otro.

A la hora de ir a dormir, nos hacemos tés y miramos alguna serie que Michael sugiere, e incluso, algún drama coreano. Juntos, sentados o acostados mientras estamos tapados, es un pasatiempo agradable.

Nada olía mejor que él en esta estación, tan fresco y puro. Ni siquiera el té me hacía sentir cálida.

En primavera la pasábamos en casa —más bien, siempre estamos en casa—. Descansamos muy seguido en nuestro patio, donde tenemos nuestra piscina y diversos tipos de plantas —decorado por mí, Michael no sería capaz, sólo me pasaba las herramientas de jardinería—.

Tomamos algún licuado de frutas —pues en Australia el calor ya se siente— para refrescarnos. Pero aún así, nos abrazamos, demostrando cuánto nos queremos. 

Su aroma siempre es embriagante en esta época. Su olor se mezcla con las fragancias de las flores, sobretodo mis tulipanes holandeses, mis preferidos.

Verano, la estación que odio. Es decir, normalmente siempre me sudan las manos, pero en esta estación las siento más húmedas, y, realmente me da mucha pena tocar a Michael.

De igual manera, Michael detesta un poco el verano, puesto que los rayos del Sol queman su piel —otra razón de por qué la odio—. En estos tiempos también descansamos en el patio, con nuestros licuados y a veces, cervezas frías de parte de Gordon. A él le pongo su necesitado protector solar, sin importar que ésto impida abrazarlo —aunque, él mismo me abraza, restándole importancia—, sumándole la transpiración de ambos. 

Nos metemos en la piscina y Michael me abraza, me abraza tanto bajo el agua, también. Nuestros pechos se acarician y yo podía sentir —a veces— su sudor. Era un poco repugnante al principio, algo así como mi rechazo al tocarlo con mis manos sudorosas. Pero, me acostumbré y no es nada malo, así como se acostumbró a mi problema. Me toma de las manos para después, sujetarme en sus brazos.

En otoño abrazarlo es fantástico. Salimos al cine, tomados de la mano —siempre y cuando, no sienta tanta pena por mi problema—. A veces, sólo vamos al parque con nuestro perro. De hecho, no solemos salir exageradamente, pero cuando sí, nos vestimos cómodamente y, es ahí donde me pierdo. Porque él usa algunos desodorantes que a mí me dejan hipnotizada.

Busco abrazarlo a toda costa. Y siempre lo logro.

Hojas secas de los árboles caen a nuestro alrededor, haciendo ver éste acto, un poco romántico.

Michael me toma de la cintura, trayéndome contra su cuerpo. Sus manos no duran tanto tiempo en mí allí, ya que suben hasta mis mejillas —o algunas veces, nuca—, sólo para besarme con seguridad e incluso, demostrando su dominación en mí.

No quiero sonar que soy una controlada —de acuerdo, puede ser que lo sea— pero, mi chico es tan lindo en estos momentos, mientras hojas y hojas caen en nosotros. Ésto definitivamente, hace lucir tan chiquito a Michael. 

Y me encanta, y me fascina.

Lo adoro, adoro saber que sólo yo puedo ganarme todo ésto.

Su aroma está en todas partes que, de algún modo, estoy tan segura que puedo percibirlo únicamente yo sola.

Por ésto y más, estoy tan agradecida de tenerlo en mis brazos. Michael sabe éso, lo aprecia bastante, diciéndome que le gusta sentirse amado, sobretodo; por mí. Debido a que las giras son el único problema en nosotros. A pesar de estar alejados, él cree plenamente en mí.

Pero de alguna forma, detesto un poco su trabajo, hace que no pueda sentirlo físicamente, hace que no pueda sentirlo a él.

una kk

aroma // michael clifford [one shot]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora