Saturday 11 Of February, 2017

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-Estoy lista vamonos -dijo Elizabeth levantando sus puños a la altura de sus hombros con un brillo en sus ojos.

-Entonces vámonos. Y recuerden: No traten de respirar cuando nos sumerjamos -Advirtió Theo con voz autoritaria. Un chico bien parecido de cabello rubio platinado y ojos grises casi blancos, alto 1.62, de hombros anchos y cuerpo entrenado.

-Lo que digas aguafiestas -respondió Dianne, la menor.

Theo iba a contestar pero fue interrumpido por Calypso.

-Dejen de pelear y vámonos, recuerden que el tiempo es limitado. -dijo Calypso con frialdad.

Todos asintieron y caminaron a la punta del acantilado. Este era el comienzo de una nueva vida, una nueva historia, una segunda oportunidad. Claro, si lograban sobrevivir.
Se miraron entre ellos y todos corrieron, dieron un gran salto para comenzar a caer. Elizabeth movía sus brazos y piernas tratando de volar, Calypso se cruzó de brazos y frunció el ceño viendo hacia el agua cristalina que daba vista a unas afiladas piedras negras. Dianne extendió sus manos como si fuera paracaidismo al igual que Theo, Dylan y Eliott, Ah y Virginia.
Eran 7 en total, pero solo el tiempo dirá cuantos lograran llegar Grand house: criaturas y hechiceros.

-¡Suerte a todos! ¡Los veo del otro! -gritó Virginia con una amplia sonrisa.

Pero ninguno pudo contestar, pues un agujero negro se abrió debajo de ellos, tragándose a pocos, no todos. Después de todo, solo los que confían podían pasar la primera prueba.

Como por arte de magia aparecieron, en el mar, pues era oscuro, el agua azul marina y a 20 metros de la superficie. Lo habían logrado, pasaron la primera prueba.

Elizabeth fue la primera en despertar, los demás seguían inconscientes. Con esperanza e ilusión en sus ojos contó a sus compañeros. Pero se descorazonó al ver que solo habían cinco, Virginia y Calypso no lograron pasar. Lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos, porque a pesar de no haberlas conocido bien, ella no le deseaba esa clase de muerte ni a su peor enemigo (si tuviera uno, claro). Dylan comenzó a gemir y retorcerse, Elizabeth trató de acercarse y despertarlo, pero una barrera de fuerza lo envolvió.
Se quedo ahí parada, a un metro de distancia sin poder hacer nada, impotente viendo como su compañero sufría, e intrigada si el lograría pasar la segunda prueba; El tormento.
Entonces recordó, los demás aun no comenzaban a soñar ¡Podía salvarlos!
Nadó los más rápido que pudo hasta Theos, su amigo y único apoyo. Le habló suavemente al oído, pero él no se movió. Entonces lo tomó de los hombros y le pegó un puñetazo en la mandíbula. Él despertó de golpe y separó a Elizabeth en un empujón.

-¡Maldita sea, Elizabeth! ¡Te dije que no me golpearas! -se llevó las manos a su quijada mientras miraba mal a Elizabeth.

Ella levantó las manos en señal de inocencia y nadó hasta Dianne, pero a ésta solo la golpeó con el pie en el tobillo, obviamente gritó y despertó enojada pero Elizabeth siguió con lo suyo. Llegó hasta Eliott; un chico de hombros anchos y bien ejercitado, cabello negro rojizo y ojos verdes claro, alto 1.70. Elizabeth algo tímida le propinó una fuerte patada en la mejilla. Despertó sobresaltado y cuando vio a Elizabeth, ella sonrió inocente, se le abalanzó encima, pero Theo llegó a tiempo tomándolo de los brazos.

-¡Te salvó la vida idiota! -Eliott dejó de forcejear y Theo lo soltó.

-Gracias, Elizabeth -le dijo con una mirada sincera pero tan rápido como apareció, apareció una amenazante-. Pero si me vuelves a patear, no la cuentas.

Súbitamente una piedresilla paso frente a ellos con gran rapidez ocasionando un corte en la mejilla roja-morada de Eliott. Todos voltearon hacia donde se dirigía.

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