My little black wedding dress (Ezria)

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Me levanté de la cama, sin ninguna gana de hacerlo. Mi madre me había llamado hace media hora para que me preparase para el funeral. Me miré al espejo y solo vi a una chica muerta por fuera y por dentro. Tenía los ojos rojos de tanto llorar, ojeras bajo ellos por la falta de sueño.

Me moví por mi habitación y recogí el vestido negro que había pensado ponerme. Era largo, con piedras en la parte del pecho.

No me molesté en ponerme maquillaje, porque lo iba a estropear en cualquier momento.

-¿Estás lista?- Me preguntó mi madre desde la puerta.

-Nunca voy a estar lista para esto.- Susurré poniendome lo ultimo que Ezra me regaló. Un colgante con nuestros nombres grabados.

-Él no querría verte así.- Me dijo abrazándome.

Cuando llegamos a la iglesia todo el mundo me miraba. ¿Quien no lo haría? Era la chica que había salido con su profesor. Y ahora, era la novia del hombre que estaba en frente del altar. Descansando para siempre.

Mi hermano me agarró del brazo para no dejarme caer y me acompañó hasta el frente, donde el cuerpo de Ezra descansaba.

Una vez allí me derrumbé sobre el pecho del que iba a ser mi marido. Del hombre con el que iba a tener hijos.

-Ezra.- Lloré.- Nos volveremos a ver pronto, te lo prometo.- Susurré en su pecho.

Con un poco de ayuda, Spencer y yo nos sentamos en uno de los bancos de delante, junto con Wesley, Diane.

Malcolm al verme corrió hacia mi y lloro en mis brazos por un momento.

Aún que sabía que Ezra no era su padre de verdad él había decidido que Ezra su padre después de todo lo que había pasado y por como lo había tratado.

-Aria, tienes que dar tu discurso.- La voz de Spencer me despertó de mi ensueño.

Me levanté con las manos temblando y me puse detrás del micrófono.

-Muchos aquí conocéis mi historia con Ezra, al menos una pequeña parte de ella. Ezra era mi pareja, mi mejor amigo, mi alma gemela. Se suponía que íbamos a pasar toda la vida juntos, nos íbamos a casar pronto. Nos habíamos prometido dos días antes de que esta persona le disparase, se puso delante de mi para protegerme a mí y a mis amigas. Teníamos toda nuestra vida planeada. Vosotros conocéis al señor Fitz, el profesor. Pero yo conocí a Ezra Fitz, la persona. Dejó sus trabajos por mi, para que pudiésemos estar juntos, nada de tener que escondernos en su apartamento. Queríamos ser una pareja normal. Justo cuando empezábamos a conseguirlo todo empezó a caer a nuestro alrededor.- Empecé a llorar de nuevo y mi respiración se agitó hasta el punto en el que Mike y Wesley tuvieron que recogerme para poder sacarme de allí antes de que me diese algo.

Mis padres no querían que volviera al apartamento hasta que hubiese pasado algún tiempo, pero yo necesitaba sentirme segura y como en casa y esa sensación solo la podría tener allí así que en la noche me escapé y volví al lugar que había visto como el amor entre Ezra y yo se hacía cada vez más grande.

Cuando llegué allí abrí la puerta con mi llave. Todo estaba tal y como lo había dejado. Había un par de camisas en el respaldo del sofá, una taza de café en la mesita de café, la cama sin hacer. Dejé mi bolso y la chaqueta en el sofá y me tumbé en su cama, sus almohadas aún olían a él.

-Te echo de menos.- Lloré. Me quedé dormida después de eso.

Cuando me desperté aún era muy de noche, no había pasado más de media hora. Me levanté rápidamente de la cama y corrí al baño, Ezra siempre guardaba pastillas para dormir cuando venía necesitando su comodidad y no podía conciliar el sueño. Agarré los tres botes que había allí y me acerqué a la nevera para sacar una botella de agua.

Me senté sobre la cama de nuevo, con un cuaderno y un boli sobre mi regazo. No podía vivir sin Ezra, él era quien me sabía calmar cuando me daban los ataques de ansiedad. Era la persona en la que confiaba, después de todo lo que había pasado, sabía que podía confiar en él. Dejé la botella sobre la cama y empecé a escribir una carta a mi familia y a mis amigas.

Papá, mamá, Mikey, Spence, Hanna, Em y Ali:

Se suponía que Ezra y yo íbamos a tener toda la vida para disfrutar el uno del otro. Se suponía que después de cumplir los 18 años nos íbamos a casar y nos iríamos a vivir a Nueva York para poder empezar la universidad.

Hoy estoy aquí, vestida con mí vestido negro, el mismo que he llevado al funeral, para encontrarme con mi alma gemela. Pensé que nuestra vida eterna llegaría un poco más tarde, pero ha llegado la hora. Dejé de ser independiente en el momento en el que Ezra y yo nos conocimos. No sé si vivir sin él, no puedo vivir sin él.

Espero que me podáis perdonar algún día por lo que estoy a punto de hacer. Os quiero, pero Ezra me necesita, y yo le necesito a él.

Una vez más, lo siento.

Con amor,

Aria.

Recogí la botella de agua y empecé a tomarme una a una las pastillas de los botes para después acostarme en la cama. No me enteré de cuando me quedé dormida, pero de repente pude ver a lo lejos una luz que casi me cegaba. Me acerqué hasta ella y Ezra me sonreía.

-Pensé que no volvería a verte nunca.- Susurré mientras le besaba los labios.

-Te echaba de menos.- Susurró y volvimos a besarnos.

Ezria One Shots (Esp)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora