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Los días simplemente habían pasado, sin penas ni gloria, no desde que el alto se había mudado de habitación y ahora la compartía con Jinki. Sería hasta maravilloso porque siempre era divertido estar con él, pero cuando él mismo le contó lo que había ocurrido con Jongin todo se había ido a la mismísima mierda.
Es que no dejaba de ver un destello de decepción en su mirada, aunque él dijera que todos cometen errores y que quién era él para juzgarle.
Sabía que no era juzgado, pero cuando Minho desaparecía sin decirle nada a nadie, todos le recriminaban en silencio mientras esperaban a que llegara con bien, fuera lo que fuera que haya salido a hacer.
Aunque no le vio llegar borracho en todos esos días, solo que si llegaba demasiado tarde y aun así todos se preocupaban por él.
Pero él no se quedaría a esperarle como los demás, porque ya no eran nada y porque, sobre todo, ese día celebraría un mes de novios oficialmente con Jongin.
Se da un largo baño con aromatizantes sin escuchar nada a su alrededor, se pone algo nuevo que había comprado especialmente para ese día, mira su reflejo casi perfecto en el espejo. Casi, porque sentía que Kibum le hacía falta en ese momento, justo como aquella vez.
Era un secreto, ese día celebrarían un mes de estar juntos, Minho le había dicho que no fuera evidente al salir de casa, para que nadie sospechara porque aún no se sentían con la confianza suficiente para contarles que tenían algo más que una simple amistad.
Había empezado a alistarse nervioso como cuatro horas antes; una hora completa estuvo metido en la bañera con aceites aromatizantes que Kibum le había recomendado sin motivo alguno.
- ¿Te ayudo? – le vio entrar a su habitación sin su permiso. El rubio siempre era así, así que no había nada que hacer.
- Sí, yo... - dudó en pedirle consejo, pero sabía que el rubio siempre tenía buen gusto y él apenas y sabía lo que era la moda. Tenía como diecinueve años y todavía estaba en proceso de aprendizaje. Aunque Kibum parecía haber nacido con la moda corriendo por sus venas – no sé si esta combinación este bien...
- ¿Qué iras a hacer? – Kibum le miraba divertido, sabía lo que ocurría, pero le gustaba más porque podía torturarle un poco más.
- Es una cena... especial – había dicho lo último tan bajo que esperaba que el rubio no hubiera podido escuchar.
- Mmm entonces...
Y se quedó allí siendo vestido con más combinaciones de las que él en tres vidas hubiera podido imaginar, pero al final le gustó ir con una camisa blanca con adornos plateados, una chaqueta negra, pantalones rojos y zapatillas negras.
- ¡Este peinado estará maravilloso! – el rubio alucinaba como si estuviera jugando con su muñeco favorito, mientras batía y batían sus cabellos pasando la secadora hábilmente para que sus cabellos quedaran parados, para al final pasarle con un poco de spray con brillo.
- Gracias...
- ¡¡¡Estas perfecto!!! ¡Mi Taebaby!
- ¡Yah! – se queja mirándole con el ceño fruncido.
No se sentía ya tan pequeño porque no lo era, ya tenía incluso 'novio' o 'amante' o lo que fuera que en ese momento no le importaba mucho nombrar.
- Ya es tarde – volvió a quejarse mientras cogía su billetera.
- Ok, no quiero ser el culpable de que llegues atrasado – Kibum se apoya en el marco de la puerta y suspira sin querer.