Hace una hora que Stiles no hacía nada, además de jugar con la argolla en su dedo. Miro hacia la ventana, afuera llovía a cantaros y en la biblioteca no había ni un alma, aparte de él. Suspiro cansado, ya había terminado su trabajo por hoy, solo le quedaba esperar que la jornada terminara para poder cerrar e irse.
Había entrado a estudiar Bibliotecología, en la universidad más cercana que pudo encontrar que quedaba a una hora de Beacon Hill, lo que era una maravilla porque así estaba cerca de la manada, su padre y su tierno esposo. Rio por el chiste.
En el campus de la universidad él era el único casado, así que varias veces llamo la atención el anillo en su dedo por lo que algunos estudiantes se le acercaban en clases curiosos, preguntándole lo típico. Las chicas por lo general de cómo se habían conocido y como fue la boda y los chicos si no había sido muy pronto o si estaba arrepentido. La verdad era que su matrimonio fue lo mejor que pudo pasarle siendo adolecente y no se arrepentía por nada en el mundo. Era feliz y tenía un esposo que lo amaba ¿Qué podría ser mejor?
Se escuchó un trueno y las luces parpadearon. Ese fue la señal para que Stiles se largara de allí, tomo sus cosas guardándolas en la mochila, y en su apuro voto la fotografía de Derek y él, en su luna de miel. Había sido tan romántico y caliente esos días, que quedaba tan agotado que llegaba a quedarse dormido encima de la cena. A recuerdos, pensó. Sin más tomo las llaves de su Jeep y salió.
Por poco no se lo lleva el agua, casi tuvo que nadar hasta su auto, y cuando pudo sentarse y cerrar la puerta rogo por que prendiera. Jesús me escuchó. Partió rumbo a su casa, su casa. Había costado reconstruir la mansión Hale, no por la casa en sí, sino de volver a darle ese espíritu y calor hogareño, sobre todo porque mientras estudiaba se tenía que quedar en los hogares universitarios y solo los fines de semanas podía volver a Beacon Hill, y el tiempo no le daba para aportar, más que disfrutar del calor del moreno.
Estaciono el Jeep lo más cerca que pudo de la casa, pero de igual forma termino todo mojado, rebusco las llaves en su mochila hasta encontrarlas y abrir la puerta. No había nadie, suspiro cansado y comenzó a prender las luces de la casa. A veces sentía que la inmensidad de la casa le sobrepasaba, tantas habitaciones, pasillos, salas, pero todo eso era por un propósito, una familia, y un refugio para la manada. Como con Isaac, hace algunas semanas había comenzado a vivir en la mansión por orden del Alpha, más que de Derek, en un principio el moreno se lo había ofrecido al rubio para que no gastara dinero en alojamiento, pero este se había negado diciendo que con su trabajo de medio tiempo le bastaba para vivir, pero cuando Derek se fue enterando que Isaac estaba acumulando deudas de la universidad y un mes de atraso con la paga del alquiler, le falto poco para agarrarlo de las orejas por mentiroso, pero si se lo llevo a vivir a la mansión, y Stiles no dijo nada, era mejor, más gente en la casa así no tendría que escuchar el eco de su voz cuando divagaba en voz alta.
Cora tampoco se encontraba en casa, seguro estaba atrasada por el diluvio que caía a fuera, la chica estaba estudiando en la misma universidad que estudio Stiles, alcanzaron a estar juntos dos años, pues la carrera de él era corta y lo que le quedaba era la práctica y la tesis. No como Cora, ella estudiaba enfermería, pero los viernes solía llegar por la noche para quedarse el fin de semana con ellos.
- Si esto sigue así, tendremos que talar los árboles para construir el arca.
Se dio una ducha rápida y comenzó a preparar la cena, para esperar a que los demás llegaran. Trató de llamar a Derek para saber si iba a llegar a comer, pero la llamada no salía, debía de haber interferencia. Prendió la tele de la cocina en las noticias, ya lo suponía, una tormenta. Las autoridades habían llamado a no salir o exponerse hasta que mermara la intensidad de la lluvia.
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It's okey (Sterek)
أدب الهواة//Sterek// Un enfrentamiento con una oscura nigromántica, revela el deseo más profundo de Derek. Aquel que se haya escondido en lo profundo de nuestros corazones. "- ¡papá! -gritó saltando a los brazos del moreno. - ¡llegaste temprano! "