Se me olvido que hasta el diablo se viste de cordero

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  " Ahí es donde mis demonios se esconden. No vayas a jugar o puede que no regreses"

Maryam, nombre en alemán derivado de Marie. Tenía una cara bastante angelical, que seguro el diablo le dio a cambio de que él reinara su corazón.

En ese entonces también era invisible aunque tenía pocos amigos, claro, estaba David, Melody y yo.

Ella no era una niña zorra. Ella era algo peor. Muchos decían, que tenía problemas mentales, que probablemente sufrió, que no era su culpa ser así. Naturalmente ella era una niña líder. Ella podría tener otro nombre. "Máquina de tortura personal de Momo."

Yo era como su bote de basura, digamos así. Siempre que tenía un nuevo problema en casa, yo tenía un nuevo moretón en la cara. Mis amigos la acusaron y ella fue expulsada. Después de unos meses ella cambió y volvió a la escuela.

Una vez me acuerdo que ella y sus amigas me invitaron a su fiesta.

Lamentamos todo lo que te hicimos – Maryam decía. – Por favor ven a nuestra fiesta hoy, sabemos que pronto será tu cumpleaños. -  Sus ojos color negro reflejaban su arrepentimiento. Y claro, yo era una niña adolescente invisible que se quería sentir aceptada.

Se me olvido que esta el diablo se viste de cordero.

Me arreglé un poco, no me quería ver desesperada. Estrené el nuevo vestido que mi mamá compró para mí el día de mi cumpleaños. Usé rímel, por primera vez.

Entré a la fiesta, estaba muy oscuro y no había nadie. Talvez me confundí de dirección.

Sentí que prendieron las luces, y lo primero que vi fue a Maryam, a lado suyo sus dos diablillos.

¡Feliz cumpleaños linda! – Me felicitaron y abrazaron. En algún lugar de la enorme fiesta seguro estaba la chica nueva, que estaba siendo salvado de un violador por el chico malo (ya saben cómo va la historia).

Ven, a partir el pastel. – Maryam dijo con una sonrisa.

Al entrar a la cocina, vi el pastel más delicioso del mundo. Chocolate. Mi favorito.

¿Cómo supieron que adoro el chocolate? – les pregunte con una sonrisa.

¿Quién no ama el chocolate? – una de sus diablillas dijo.

Tenían razón. ¿Quién no amaba el chocolate?

¿Sabes quién más te ama? Emilio. – Maryam me susurro al oído.

Emilio efectivamente me estaba viendo, y sentí que mi corazón explotaba. No porque Emilio me viera, sino porque alguien del sexo opuesto se fijó en mí.

¡Ya es hora de partir el pastel! – Maryam dijo.

Después de que me cantaran las mañanitas, era hora de la famosa "mordida."

Ya sabes, donde tienes que morder el pastel y tus amigos hunden tu cara en el pastel y todo resulta muy divertido.

¡Mordida! ¡Mordida! – empezó a cantar toda la fiesta. Me sentí tan especial y esperanzada en ese momento.

Recline la cabeza para morder el delicioso pastel.  El momento en que mi lengua lo mordió me di cuenta que algo estaba mal.

Él pastel sabía asqueroso. Nada que ver con el chocolate. Me quise retirar y escupir. Pero Maryam y sus diablas sostenían mi cara cerca del pastel.

¡Pastel de caca de perro hija de puta! – Maryam gritaba.

El sabor hundía mi lengua y mis fosas nasales. Estaba respirando caca.

Me estaba asfixiando. Quería vomitar. Mi cara estaba  tan hundida en el pastel que mi nariz tocaba la base, y se estaba aplastando fuertemente.

Piensa eso la siguiente vez que me quieras expulsar de la escuela. – Gritaba como loca.

Sentí manos de hombre en mi cuello, presionando la vena que va al cerebro. Emilio.

De repente el mundo se tronó color negro. Y lo único que veía era oscuridad.

Y eso nos lleva al Centro Juvenil de Jóvenes Criminales.

Eso nos lleva a David matando a Maryam.
Y antes de entender todo eso tienes que saber el principio de mi historia.
¿ Estas listo?

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