[2] Carta a Mary

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Mary, tú me llenaste de luz y saber que ahora soy el causante de que no brilles con la misma intensidad que cuando te conocí me está devorando por dentro.

Leí tu carta más veces de la que quisiera recordar, con cada palabra una parte de mi corazón iba siendo extirpado. No logro comprender cómo llegaste a la conclusión de que nunca te amé.

Cómo siquiera pensaste que lo que sentí por ti fue lastima.

Quisiera devolver el tiempo y tenerte junto a mí una vez más. Soy el ser más despreciable que existe sobre la faz de la tierra, merezco esta agonía que no me permite dormir por las noche.

¡Cuánto daño te hice Mary! Nunca podré perdonarme, me dejé influenciar, me comporté como un cobarde. Debí luchar por ti, por lo nuestro, pero tuve miedo, miedo de que te hicieran daño, ¡qué ironía! ¿Verdad? Cuando fui yo quien causó en ti el más grande de ellos.

Mary, ¿y yo? ¿Qué haré con este amor? ¿A quién se lo daré? No estoy seguro de si aguantaré un día más sin ti.

Todo es insípido e incoloro. Sin ti aquí nada me ata a este mundo.

Fuiste mi luz y yo te extinguí ocasionando que todo a mi alrededor oscureciera.

Mary, ¿qué será de mí ahora? Me deshace despertar y no tenerte a mi lado.

Ni siquiera me diste la oportunidad de negar las acusaciones en mi contra, escribo esta carta con la esperanza de que esté donde esté puedas leerla.

No sé si eso sea posible, sin embargo, es mi más grande deseo.

¿Qué seas feliz me pide? Lamento no poder concederte esa petición. Mi felicidad fuiste tú y ya no estás.

Sería estúpido de mi parte intentar explicarte lo que eso significa.

Te amé, Mary, te amo y te amaré.

Siempre tuyo más allá de la muerte, Dante.

Un triste adiós Donde viven las historias. Descúbrelo ahora