4- Un amigo nuevo

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(El es Álvaro Rico)

-¿Qué te pondrás? – me preguntó Flor por tercera vez, esta se encontraba acostada en mi cama viendo la mini televisión que tenía.

- voy a ir como siempre me visto Flor – le gruñí, mientras seguía pasando la escoba por el suelo para sacar el polvo – Nunca me he arreglado, y menos lo voy hacer para el.

- Pero es un cita – dijo esta vez mirándome con sus ojitos de gato

- No, es parte del contrato que firme... perdón ¡Que vos firmaste! – la acuse con mi mirada

- Algún día me lo agradecerás pequeña gruñona – me sacó la lengua, mientras se levantaba de la cama e iba hacia dónde estaba yo – Tengo que irme, que te vaya bien hoy

- bueno, cuídate y mándame un mensaje cuando llegues – le pedí antes de que cerrara la puerta

- Como siempre cariño – me guiño un ojo y salió de mi habitación dejándome completamente sola.

A pesar de que la pieza era pequeña – muy pequeña – y estaba llena de cosas, cada vez que alguien estaba aquí y luego se iba sentía esa soledad que finalmente terminaba invadiendo mi corazón. Odiaba esa sensación de sentirme sola, de no tener a mi familia a mi lado, de no tener a mi abuelo para que me cele, las interminables charlas con mi abuela o los abrazos de mi mamá mientras me consuela. Una pequeña lágrima corrió por mi mejilla la cual limpie rápidamente y con algo de brusquedad. "Jessica Eicht tu no lloras" me dije a mi misma, y automáticamente mis lágrimas se secaron dentro de mis ojos sin llegar a su cometido. Seguí limpiando alrededor de treinta minutos más hasta que me di cuenta de la hora que era, deje las cosas de limpieza a un lado y me metí al baño rápidamente para darme una ducha antes de salir a mi "cita". Me di una larga ducha en la cual me dedique a relajarme y a pensar lo que se me vendría los próximos meses, tendría que esforzarme el doble o triple de lo que ya estaba haciendo, para lograr todas mis cosas de buena forma. Pasar mi último año de universidad con todos mis cursos aprobados, no dejar mi trabajo de lado para poder seguir sobreviviendo por mi cuenta y finalmente cumplir con las citas y arreglarle la vida al egocéntrico de Itzan Escamilla, cosa que dudo que yo pueda hacer. Un pequeño bufido se me escapó al pensar en el tercer punto, todavía no podía creer en lo que Flor me había metido no se que demonios se le estaba pasando por la cabeza, pero como dicen lo hecho, hecho esta y siempre me han enseñado que las cosas hay que cumplirlas y hacerlas bien, y yo lo haría de la mejor forma posible, aunque no le veía ni los pies ni la cabeza a esta situación.

Al terminar de ducharme me puse un buzo rojo Adidas, unos jeans, el rimel en los ojos y dejé mi pelo suelto– me estaba poniendo mis zapatillas cuando siento que alguien toca mi puerta. Esto me sobresalto un poco ya que nadie venía a estas horas a mi puerta, a menos que sea Miguel el portero de la Universidad que me venga avisar algo. Con tranquilidad me pare de mi cama y camine hacia la puerta mientras sacudía un poco mi pelo intentando sacarle un poco de agua para que no estuviera estilando.

-¿Qué pasa Miguel? – pregunté cuando abrí la puerta sin mirar a esta, ya que estaba concentrando en el nudo que tenía en mi pelo.

- Em... no soy Miguel – habló alguien con una voz ronca, en ese momento miré rápidamente hacia la puerta y mi corazón se congelo. Frente a mí había un chico alto, delgado, con un hermoso cabello y ojos azules, al verlo bien pude reconocer que era Álvaro uno de los chicos que estaba en el programa y uno de los que había girado la silla cuando me presente.

-Disculpa... ¿Estas ahí? – preguntó el chico mientras pasaba la mano frente a mis ojos

- Lo siento – me disculpe rápidamente – Me he ido por un momento

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