Audífonos rebeldes.

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Can...

Abro mis ojos.

anybody

Contemplo el cielo.

find me...

Es hora de levantarse.

somebody to love?

Dejo estar mi alarma unos minutos más disfrutando, como de costumbre, la gloriosa voz de Freddie Mercury cantando Somebody To Love. Moviendo mi cuerpo al son de la canción me dirijo hacia el baño y me siento en el retrete. ¡A regar las flores se ha dicho!

Un bostezo provoca que mis ojos lagrimeen y se sienten calientes.

Somebody to love...

La alarma para. En cinco minutos más seguirá insistiendo para que despierte, cuando bien estoy con todas las pilas renovadas. Me acerco a la cama y busco bajo mi almohada el celular, desactivo la alarma y tiro el celular de regreso a la cama. Allí no me sirve de distracción.

Como toda mañana en un humilde departamento de Hazentown, lo primero que hago es estirar mi espalda y brazos, hacer tronar mis huesos para liberar tensiones. Lo siguiente es alimentar la tripa recriminadora que no tiene descanso hasta verse saciada.

Voy a la cocina, abro un mueble y saco la caja con cereales. Miro hacia el lavado; la poca loza que tengo está sucia.

Un bramido se me escapa.

No queda de otra que seguir abrazando la pereza y comer desde la caja, dudo mucho que a alguien le interese.

—¿A alguien le afecta que coma desde la caja?

Miro a mi alrededor. Por poco olvido que vivo sola desde que... Sí. Bueno, desde que eso pasó. Mi única compañía podría ser Nano, mi hermano, pero él está en el hospital y ni siquiera sé si puede oírme. Hace casi un año hubo un incendio en el edificio que arrasó todo, incluso con su deseo de vivir.

Hoy toca visitarlo. Siempre que puedo me hago el tiempo para mantenerlo al día con las noticias... que son realmente pocas y se basaban en yo quejándome de que una vez más no me contrataron. Lo bueno y bonito de todo esto, es que por fin podré contarle que me contrataron.

Y tal vez le cuente sobre Thomas Morgan, el sujeto extraño con el que hablé anoche.

Pensar en ello es curioso. Se oía tan angustiado que guardé su número.

No lo llamaré.

O sí.

No sé.

Dios, qué manía la del ser humano por preocuparse en cosas cuando existen muchas más importantes. Las prioridades pasan a segundo plano sin percatarnos. Lo mejor será mantenerme dentro de mis cabales y contarle a Nano lo justo y necesario.

Ahora, lo primordial, es desayunar.

Luego, la visita.


***


Pestañeo repetidas veces para alivianar el peso de mis parpados. Mi cabeza involuntariamente se mueve adelante. Sé que estoy dormitando. El sueño es tan embriagador que no puedo evitarlo.

Abro mis ojos otra vez sin medir tiempo o lugar.

Otro cabezazo al aire y mis audífonos caen.

La música de mi celular se logra oír mezclándose con el sonido del metro. Me agacho para que nadie escuche lo que hago en la intimidad de mis oídos tapados y mis pensamientos irrumpidos por el sueño. Extiendo mi mano para recogerlos, pero unos dedos largos los toman.

La persona incógnita a mi lado se gira en otra dirección ocultándose en su capucha oscura cuando mi entrega los audífonos.

—Gracias...

Mi voz se pierde en el bullicio y el asombro.

La persona a mi lado se acomoda la capucha. Es demasiado tarde, ya pude ver la quemadura que cubre la mitad de su rostro.

Me coloco otra vez los audífonos colmándome de energías con Somebody To Love, otra vez.

Mi última señal ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora