Capítulo 3

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Se terminó de peinar para salir cuanto antes hacia la facultad mientras su nana abría todas las ventanas del cuarto para que se ventilara. Cogió su mochila con pesar al pensar en el día que le esperaba. No solo iba a verse agobiado por los trabajos semanales que le mandaban, sino también por las miradas e insultos de sus compañeros. No podía creerse que incluso chicos y chicas de veinte años siguiesen con esa actitud de críos que tan solo les daba una apariencia despreciable. Pero, pese a saber que todo aquello respondía a una actitud inmadura, le dolía. Y lo peor de todo es que Tao siempre se veía involucrado por apoyarlo o ir siempre a su lado, hasta había llegado a pelearse a golpes con algunos chicos que se habían excedido con sus insultos.

Había intentado por todo ello alejarse de Tao porque sabía que esa clase de peleas podían costarle su puesto en la universidad, pero el muchacho no había dejado que su relación se resintiera. Por más que le proponía que no le hiciese caso durante las clases, ni en el recinto universitario, Tao no aceptaba porque decía parecerle inmoral y de mal amigo prestarle solo atención cuando esa ¨panda de estúpidos¨ no estuviese delante.

Y pronto su ángel estuvo a su vista. Nada más bajarse de la limusina, Tao se acercó para ofrecerle su brazo como siempre, una rutina de la que parecía no cansarse y de la que él disfrutaba. ¿Acaso era posible no cansarse de una persona? SeHun podía decir que sí, porque, por más tiempo que pasase con Tao, siempre le parecía poco, y estaba seguro de que si le preguntaban al contrario respondería lo mismo.

Un brazo rodeándolo por los hombros hizo que mirara hacia el lado opuesto a donde estaba Tao, encontrándose con la dulce sonrisa de su amigo JongIn.

- No quiero ir a clase-se echó en su hombro con un puchero-. No quiero que nos manden más tarea. Ya estoy lo suficientemente agobiado con la que tenemos.

- ¿Tú agobiado, JongIn?-enarcó una ceja por la sorpresa-. Pero si siempre dejas todo para el final.

- Este año no puedo hacerlo-volvió a erguirse e hinchó los mofletes en señal de disconformidad-. Soo me lo prohibió.

- Deberías agradecer tener un novio tan bueno y que cuida tanto de ti.

- Pero así no podré casi verlo porque tendré que estar la mayor parte del tiempo dedicado a la tarea.

- Es cierto. Pero, si decides verlo siempre que deseas, no aprobarás. No, no, no-levantó el dedo para evitar que su amigo protestara-. Soo lleva razón y lo sabes.

Su amigo suspiró ante su derrota, algo que le hizo dibujar una pequeña y dulce sonrisa en su rostro al ver lo niño chico que a veces podía ser JongIn, aunque sabía que la disconformidad de su amigo se debía a que deseaba pasar todo el tiempo que pudiera con Kyungsoo, así como él intentaba hacer siempre un hueco en su agenda para ver a Tao.

- ¡Anímate, JongIn!-Tao le dio con el puño en el hombro de forma juguetona para animarlo-. Luego iremos a comer pollo para contentarte-le guiñó un ojo.

- Vosotros sí que sabéis animarme.

La sonrisa de su amigo hizo que la suya se ampliara, sobre todo, cuando vio que JongIn incluso comenzó a andar mucho más animado. Aunque toda su euforia se esfumó cuando entró en clase y vio que ya se encontraba allí el grupo de cinco chicos que siempre iban en su busca para buscar bronca, especialmente, para alterar a Tao. Odiaba en ese tipo de situaciones que los sentimientos de su amigo fuesen tan claros como para que las personas ajenas a ellos los captasen.

Se sentó en medio de sus dos amigos, como siempre hacía, y comenzaron a hablar sobre la tarea que les quedaba, los juegos que recién habían salido y querían probar, y sobre el nuevo dorama que había comenzado a ver JongIn junto a KyungSoo. Por el rabillo del ojo, vio que Tao estaba cambiando su foto de perfil de Instagram por una en la que salía hermoso.

You know me inside outDonde viven las historias. Descúbrelo ahora