Quidditch

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La tarde comenzó a caer y el viento otoñal envolvía su cuerpo. La cancha de Quidditch lentamente se coloreaba con bosquejos naranjas, mientras alguna nube pasajera ensombrecía el campo. En lo alto del cielo, suspendido sobre su escoba, un joven zigzagueaba, rotaba y giraba, evitando una Quaffle que lo perseguía a toda velocidad.

El viento volvió a levantarse y Albus consideró intentar transfigurar su bufanda en un abrigo, sin embargo, continuó observando la esbelta figura de su amigo volando por el cielo. No tendría caso de todos modos, Albus no era bueno transfigurando, ni hechizando en general, si sacaba su varita e intentaba transformar esa bufanda probablemente conseguiría un gorro muy grande o una sudadera con tres brazos. Soportaría el frio por otro rato, Scorpius no podría tardar mucho más.

Albus odiaba el Quidditch. ¿Ya lo había mencionado? Lo detestaba. Simplemente no tenía sentido para él. Sin embargo, encontraba peculiarmente placentero ver a Scorpius volar. Tal vez era la manera en que su cabello platinado se pegaba a su frente, o como su piel perlada brillaba por el sudor. O tal vez era la manera en que sus mejillas se sonrojaban por el esfuerzo. O el modo en que sus labios terminaban rojos e hinchados por esa vieja manía de morderlos. Sea cual sea la razón, o por todas ellas, Albus amaba acompañar a Scorpius en sus prácticas. Pero la imagen que más lo maravillaba era verlo bajar de la escoba con esa brillante sonrisa en su rostro, fuera una buena o una mala práctica, Scorpius siempre sonreía. Y Albus vivía por esa sonrisa.

"¡CUIDADO!"

Una Quaffle volaba directo hacia él. Albus olvidó donde estaba su varita, olvido todos los hechizos de desarme y olvidó como moverse. El pánico comenzaba a invadirlo cuando...

"¡REDUXIO!"

A apenas unos centímetros de su rostros la pelota se hizo polvo. Antes de poder sentir ningún tipo de alivio el cuerpo da Scorpius chocó con el suyo y ambos calleron al suelo.

Scorpius reia a carcajadas sobre su cuerpo. Albus mantenia los ojos cerrados, soportando el dolor que se transformaria en sientos de moretones por todo su cuerpo.

"¿Que es tan gracioso, cabeza hueca?" Gruño intentando alejarlo de su cuerpo. Scorpius reia sobre su hombro,dandole ligeras cosquillas.

"¡De tu cara! ¡Deberias haberte visto!" Exclamó el rubio, y apoyando las manos a los costados de la cabeza de Albus, levantó su torzo para poder mirarlo. "Como Griffindor moririas de hambre."

Albus no pudo responder. Su mirada estaba perdida es el rostro de su amigo. Alli lo tenia, tan cerca de esa sonrisa, de esas mejillas sonrosadas, de esos ojos que ocilaban entre gris y celeste.
Un mechon de pelo ocultaba parte de su ojo derecho. Albus lentamente lo ocultó detrás de la oreja del otro, acariciando su maandibula levemente. Al alejar su mirada de ese punto en concreto pudo ver como Scorpius ya no sonreia, en su lugar mordia su labio con insistencia, su rostro estaba por completo rojos y sus ojos brillaban intensamente. Fue en ese momento en el que Albus cayó en la cuenta de lo que acababa de hacer. Notó como su mano seguia apoyada detras de la oreja de Scorpius, mientras el otro brazo abrazaba su cintura con firmeza. Algo se sentia diferente, algo se sentia magico. Su piel cosquilleaba en las partes que tocaban la piel de Scorpius. Sentia la magia fluir por sus poros mientras su miraba se desviaba a los labios de su amigo. El cual dejó de morderlos y los relamio ligeramente.
Las sensaciones eran abrumadoras. Ambos corazones latiendo con fuerza, como queriendo salirse de sus pechos, su sangre ardiendo bajo su piel, sus cuerpos bibrando ligeramente, como si estuvieras cargados de una energía incontenible.
Scorpius cerró los ojos y acabó con esa tortura. Presionó sus labios juntos, provocando que una oleada de electricidad recorriera sus cuerpos. Fue casi doloroso. Sentian su sangre quemar y su magia fluir por sus poros. Era una sensación extraña, era como cuando usabas magia involuntaria de pequeño pero mil veces mas fuerte.
Se separaron casi con miedo.
Al abrir los ojos, Albus vio en los ojos de Scorpius un brillo dorado que nunca antes habia visto, era como si la plata hibiera sido bañada en oro.

"Tus ojos" Susurró Scorpius alejandose. "Son dorados."

"Los tuyos también."

"¿Qué? No. Mis ojos son plateados en todo caso." Negó sentandose frente a él. Albus también se incorporó hasta sentarse y entonces lo vio, ambos lo vieron. Cientos de hojas flotaban a su alrededor, casi sin moverse, formando una especie de burbuja donde el viento no pasaba.
Ambos se pararon de un saltos y miraron a su alrededor anonadados. Cuando Albus volvió a mirar a Scorpius el dorado de sus ojos estaba desvaneciendose.

"¡Tus ojos!" Volvio a decir Scorpius, casi gritando. "¡Se vuelven verdes otra vez!"

En el instante en que el dorado desapareció las hojas callenron y el viento los golpeó con fuerza. Era como si la burbuja se hubiera roto. Su sangre ya no hervia bajo su piel pero la punta de los dedos aún le picaban.

"¿Que fue todo eso?"

Albus, quien miraba sus manos, levantó la cabeza para mirar a su amigo. Scorpius se sonrojo y desvió la vista.

"No lo se." Respondió mirando sus manos otra vez. "Jamás habia sentido algo como eso. Fue casi como si mi magia se escapara de mi cuerpo."

"Si, pero... fue mas que eso. Esa no era mi magia. Yo se como se siente mi magia y eso era mucho mas poderoso." Susurró Scorpius observando las palmas de sus manos. "¿Te... había pasado antes?" Preguntó repentinamente sonrosado.

"No."

"¿Será porque... ya sabes... nos besamos?" Scorpius buscó la mirada de Albus, aunque este parecia mas ocupado mirando la punta de sus zapatos. Solo se encogió de hombros como respuesta.
Se hizo un largo silencio.

"Será mejor que volvamos. Está oscureciendo." Opinó Albus y comenzó a caminar.

"Podemos ir a la biblioteca a averiguar si hay algo sobre esto." Sugirió Scorpius siguiendolo.

"¿Y como quieres buscarlo, eh? ¿Porque se detiene el viento cuando dos amigos se besan? ¿Magia involuntaria a los 16 años? No creo haber escuchado nada como eso antes." Gruño.

" Hay miles de cosas que no has oido o leidos, Albus Potter. Solo es cuestión de buscar. ¿No tienes curiosidad?"

Albus se detuvo y se dio media vuelta para mirarlo.

"¿Porqué me besaste?"

Scorpius dio un paso atras y desvió la mirada. Pero Albus insistió.

"¿Porqué me besaste si tienes novia, Scorpius?"

"Yo... lo siento." Murmuró sonrojado.

"No. No te disculpes. No te atrevas a disculparte." Exclamó Albus.

"¿Que quieres que te diga?" Murmuró el rubio confundido.

"Si no lo sabes, entonces no tiene caso." Dijo dolido para luego darse media vuelta y alejarse. "Saludame a Rose."

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Hola! ¿Cómo estan? Les traigo un nuevo Scorbus en el que he estado pensando por un tiempo.
Espero que les guste y por favor dejen sus comentarios para que asi yo escriba más.

Un beso enorme. Georgeusmile

Un alma dividida en dosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora