El comienzo

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Era uno de los días mas fríos y lluviosos que el reino había visto. Los aldeanos se refugiaban en sus casas, y no se veía nadie en las calles. La elite del reino se encontraba también refugiada en el castillo, todos estaban tranquilos y contentos...

De pronto las puertas se abrieron y por ellas entró rápidamente un joven vestido de una brillante armadura. Las Doncellas alejaron a los Príncipes del intruso, y la Reina se le acercó con esa sonrisa amable y esa mirada dulce que le caracterizaban "Disculpe joven, pero ¿Se puede saber porque a entrado de esta forma al castillo?"

Él la miró descaradamente de pies a cabeza y le dedicó una sonrisa que advertía malas intenciones, para después agacharse a besarle la mano "Disculpe mi atrevimiento bella dama, la tormenta me a agarrado desprevenido y este fue el primer lugar que vi para refugiarme. Me llamo Mateo, a su servicio."

Nuestra Reina se sonrojó impresionada por el trato tan confiado y le dio una reverencia presentándose "Encantada joven Mateo, yo soy la reina Guadalupe. No se preocupe, puede quedarse en una de las habitaciones mientras pasa la tormenta". Y con un dulce gesto lo dejó pasar...

Mateo ensanchó su sonrisa y agregó un gesto de orgullo mientras se adentraba en la sala "Se lo agradezco mucho mi Reina. Y si no la ofende que pregunte ¿No hay rey en este castillo?"

"Si lo hay" habló fuerte y claro un hombre del que Mateo no se había percatado...

Nuestro joven en armadura se quedó congelado observando al dueño de esa voz, él podía jurar que no vio jamás algo tan hermoso. Su corazón empezó a latir con fuerza y sus mejillas se enrojecieron...

El hombre volvió a hablar "Yo soy el rey Dan, esposo de la Reina y dueño de este palacio. Y yo decido quien entra"

Mateo tragó fuerte. Esa autoridad, esa demanda, esa posesividad. Sintiéndose avergonzado por sus pensamientos desvió la mirada de la del Rey "L-Lo siento mi señor...". Se quedó callado todavía mas avergonzado de ser tan débil ante otra persona.

El rey cambió su expresión seria y rió sonoramente "Tranquilo, no te voy a matar. Si Lu quiere que te quedes, no me opondré. Pero quisiera saber de donde haz salido"

El joven se quedó observando la sonrisa del rey Dan, y su corazón latió mas fuerte mientras por su mente solo había una cosa <Esa sonrisa... No se porque me siento así... Pero creo que por fin tengo un motivo para vivir... No dejaré que nada borre esa sonrisa> Y saliendo de su transe contestó "Vengo de un reino vecino donde trabajaba como caballero del palacio. Cuando mis compañeros murieron en la guerra decidí irme con lo que tenia puesto y empezar de nuevo"

El Rey meditó la historia un momento y se acercó al caballero para revolverle el cabello "Creo que sería un desperdicio dejar un Caballero en la calle... A partir de ahora serás mi escolta y de la Reina. A donde vayamos tendrás que ir, lo que queramos lo tendrás que cumplir ¿De acuerdo?"

La mirada del joven se iluminó al mismo tiempo que sus mejillas enrojecían, y con gran emoción abrazó al Rey "Gracias mi Rey, no lo voy a decepcionar, ¡lo juro!" <¿Qué es esta calidez que siento?..> Avergonzado se separó rápidamente pero sin dejar de sonreír...

El Rey, sorprendido por el contacto le sonrió dulcemente "Constanza te dirá donde es tu habitación. Nos vemos en la mañana, buenas noches"

La Doncella recién nombrada se le acercó "Sígame, por favor"

Mateo desvió la mirada del camino que dejó el su Rey mientras se iba y se volvió hacia la dama siguiéndola "Si si..." y mientras marchaba pensaba <No se lo que siento, pero por fin siento que pertenezco a un lugar. Mi hogar será donde esté su sonrisa...>

FIN

Mi pequeño reinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora