// PAUSADA // A distancia[ Boku no hero / Katsudeku ] BOOK 2.

Capitulo 1.

Créditos a -BeMaiaMieyo- por ayudarme con la ortografía. ¡GRACIAS, AMORE MIO! <'3

Capitulo 1: Gracias a el.

  ¿Qué le ocurría? Sentía una insoportable opresión en el pecho que no le dejaba respirar con normalidad, lo odiaba. Odiaba sentir tales sentimientos al iniciar y acabar de leer la carta que, supuestamente, había sido enviada por el idiota de cabello verde.

¿Qué le aseguraba que todas esas palabras de dolor, desamor y masoquismo habían sidas escritas por Deku? ¡Nada! Sólo su odiosa letra y buena ortografía ¿Pero quién dijo que tales cosas no se podían imitar?

—Seguro uno de esos bastardos hijos de puta escribió esta mierda para joderme —gruñó. Arrugó el gastado papel volviéndolo una pelota y lo tiró por ahí sin fijarse en donde cayó.

Se sentó en su cama y empezó a analizar los hechos. Si realmente alguno de sus supuestos amigos había escrito la carta, tendrían que haberse equivocado en algo, algún pequeño detalle del cual no se habían dado cuenta, pero no, la letra era perfecta.

—Mierda —musitó—. Mierda, mierda, ¡mierda! —Tiró de su cabello con fuerza, como si fuera el mismísimo Tweek Tweak.

—No fueron ellos.

Salió de su cuarto hacia el del peliverde, al llegar se quedó plantado enfrente de la puerta escuchando los ligeros sollozos que emitía el pecoso al otro lado de la muralla.

¿Qué hacer? No tenía idea, nunca había sido bueno demostrando sus sentimientos, menos consolando. Prefería ocultar sus emociones, mostrar siempre una cara seria o de ira, total, eran las únicas expresiones que lograba mantener ante cualquier situación.

Si lloraba sería débil y eso era lo que menos deseaba; si se enamoraba se volvería blando lo que lo llevaría a verse como un debilucho, mostrar alguna expresión que no fueran las de siempre llegaban a lo mismo. O así era como funcionaba en su cabeza.

Observó durante minutos —tal vez unas horas— la puerta sin mover músculo alguno, algo dentro de él le hacía imposible mover siquiera un pelo.

"Eres un cobarde".

 Pasó casi toda la noche parado frente a la habitación del chico, escuchando sus quejidos; algunas veces lograba escuchar como gemía con dolor el apodo que le había otorgado al rubio cuando iban juntos al jardín de niños.

Oh, Katsuki Bakugou sí que se lamentaba por dentro. Lloraba, gritaba y explotaba en su interior, miedoso. Si tan sólo no hubiera sido un completo hijo de puta con su mejor amigo de la infancia tal vez pudo haber tenido una oportunidad de estar junto a él.

"Bien echo, genio, destruiste lo que juraste proteger".

Y hasta ahora se daba cuenta, todo lo que un día dijo construir, lo derrumbó, arruino su amistad, todo. Al final ninguno de los dos sabía lo que el otro sentía y todo gracias a él.