Capítulo 10.

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Qué complicado es escribir sobre estos dos. xD

.

El peliverde tomo su mochila llena de cuadernos y salió corriendo de su habitación, ya llevaba demasiado tiempo atrasado, incluso había faltado toda la primera clase. Lo sabía por la hora.

Corrió escaleras abajo, resbalando en cada escalón y viéndose totalmente ridículo al intentar mantener el equilibrio. Abrió la puerta del edificio y corrió hacía las estructuras donde daban a cabo las clases.

Corrió nuevamente por las escaleras, esta vez en subida e igualmente a tropezones.

Así de torpe es el futuro de Japón.

Su correr se transformó en una rápida caminata. Llegó al salón A y respiró profundo, calmando su agitada respiración y aquellos molestos jadeos. Tomó un lado de la puerta, aplicando fuerza la deslizó hacia un lado y se dejo ver ante los demás.

Katsuki se encontraba en su lugar de brazos cruzados, mirándole con el ceño fruncido.

— ¿Alguna excusa razonable para su atraso, Midoriya? ¿O es que usted también se quedo dormido como el señor Bakugou? — habló Aizawa.

Izuku se sonrojó y tembló ligeramente ante sus recuerdos, tragó saliva y negó con la cabeza.

— ¡L-lo siento, Aizawa-sensei! Yo también me quede dormido.

El hombre sólo suspiró y con la mirada demandó que se sentara en su lugar.

— Bien, ya podemos comenzar la clase — dijo desanimado.

El rubio miró con fastidio al pecoso al momento de pasar a su lado, y chaqueo la lengua desviando la vista, dejando clavada su mirada en un punto fijo.

Se sentía avergonzado.

[…]

— Uraraka-san — La chica con apariencias de sapo se acercó a la castaña que se dirigía al comedor.

— ¡Tsuyu-san, hola! — exclamó, sonriendo enormemente —. ¿Pasa algo? — pregunto extrañada.

Eran amigas, pero no siempre se dirigían la palabra, muy rara vez ambas se juntaban y pasaban el tiempo juntas, aún así se llevaban bien.

— No — negó con la cabeza —. Bueno, es sólo que últimamente te he visto muy decaída, kero.

— ¡A-ah, es-eso! — apretó sus puños disimuladamente tras su espalda y se forzó a seguir con su alegre mueca.

Si tan sólo supiera lo mal que se sentía.

— No te preocupes, Tsuyu-san, estoy bien, es sólo que estoy pensativa — suspiro —. ¡Estoy ideando un plan para mejorar con mi habilidad! Y por ello estoy algo nerviosa — rasco su cabeza sonriendo ligeramente y entrecerrando sus ojos, fingiendo sus típicas reacciones.

Sus cachetes se coloraron de modo discreto y una gotita de sudor se reflejó en su mejilla. La pelinegra, manteniendo su clásica expresión de tranquilidad, asintió con la cabeza. Le deseó suerte para que su supuesto plan funcionara y se largó, llendo hacía el comedor antes que la castaña.

Ochako suspiró agotada.

— Por poco me descubren.

Miró una de sus manos empuñadas con tristeza, sin percatarse de que Bakugou se acercaba con aura amenazante, sus típicos aires de superioridad, más una mirada llena de odio.

— ¡Tú, cara de ángel! — gritó, y seguido gruñó.

La chica saltó del susto, y se giró rápidamente para encarar al rubio.

— ¡B-ba-bakugo! — tartamudeó nerviosa. Su cuerpo se puso rígido.

— Tengo que hablar contigo, maldita — sin esperar respuesta y sin el consentimiento de ella, la tomó del brazo y arrastró hasta llegar a un lugar desolado.

Miró hacía todos lados, verificando que no hubiese nadie espiando o simplemente mirando. Empujó a la chica contra la pared y miró, desde arriba, con desprecio a su persona.

— ¿Tú crees que no me he dado cuenta? — mostró sus dientes como perro rabioso —. Jodida inepta, ni se te ocurra acercarte a Deku, ¡¿Entendido?! ¡Alejate de él!

— ¿Q-qué? — miró sin entender nada, el rubio estaba llendo demasiado rápido, no podía salir de la sorpresa.

— ¡¿Aparte estas sorda?! — rechino los dientes desesperado —. Se te nota a kilómetros que vas detrás de ese nerd de mierda.

Si ya con nombrar al chico de pelos risados se sonrojaba, que alguien le dijera directamente que estaba enamorada de él era el colmo.

Su cara paso de un lindo piel claro a un rojo tómate intenso.

— ¡N-no, Bakugou-kun! — negó con la cabeza y con las manos enfrente de si rápidamente —. Estas equivocado. ¡Deku-kun y yo somos amigos!

Bajo la cabeza algo desanimada, sonriendo de forma penosa.

— Pero eso no impide que estés enamorada — le volvió a gruñir.

Echándole en cara ese hecho se dio medía vuelva y marchó hacia quién sabé dónde.

— ¡ALEJATE DE EL, PERRA! — gritó al ya estar más o menos lejos.

¿Perra?

Vio al rubio caminar de forma ridícula, refunfuñando y encojiendose de hombros, dando patadas al aire y gritándole a la nada.

Bakugou tiene una personalidad del asco, Deku-kun, ¿Qué clase de gustos malos tienes?

Aunque hay que admitir que no tiene para nada mal físico...

— ¡Uraraka, por dios! ¡¿En que cosas piensas?! — chilló, auto-regañandose.

Con la imagen de un sexy Katsuki sin camiseta, se fue por fin al comedor a obviamente comer y poder pasar tiempo con sus amigos.

// PAUSADA // A distancia[ Boku no hero  / Katsudeku ] BOOK 2.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora