CAPITULO 2: NOCTÚA

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***

CAPITULO II

Zila se despertó gritando.

Era algo habitual desde hacía unas semanas, soñaba con el gran Pájaro, y con la niebla violeta.

-¡Disculpa, algunos queremos dormir!-dijo una voz entre las copas de los árboles.

A Zila le llevó unos segundos descubrir de dónde provenía la voz, escudriñó entre las ramas más altas de un gran árbol hasta que lo vio, se trataba de un viejo búho, a Zila no le gustaban los búhos. Este se hallaba sentado, tenía los ojos saltones y la barriga blanca, el plumaje parecía descuidado, casi desaseado.

-¿Qué miras?- dijo asqueado-¿acaso tengo algo en el pico?

- No, para nada señor Búho, siento haberle despertado-Se disculpó Zila

-¿Despertarme?-rió-no, para eso hace falta estar dormido, hace como seis años que no duermo y menos ahora con vosotros aquí molestando- dijo con desesperación

-¿Nosotros?- preguntó ella

- Tú y el llorón, el de la mochila y la chaqueta-dijo el búho

Zila se dio media vuelta se acercó a un montículo de hojas que se había formado a unos metros de ella, poco a poco, fue apartando las hojas, y pronto lo vió, un muchacho como de diecinueve años, pálido, tanto que casi daba miedo, le cogió de un tobillo y le arrastró

-Está muerto- dijo mientras revisaba sus tobillos

-Imposible- dijo el viejo pájaro- dale un golpecito

Zila levantó el brazo y sus cuatro dedos impactaron en la nariz de Axel, y esta comenzó a sangrar. Pero el muchacho no hizo ningún movimiento.

-Te he dicho que está muerto- le gritó al pajarraco, que observaba desde arriba

-Y yo te he dicho que no, ponle la mano en el pecho-sugirió el ave, para el que la situación empezaba a ser divertida.

Zila colocó la palma de la mano en el pecho del cuerpo pálido de Axel, y al poco tiempo empezó a sentir unas vibraciones a un ritmo constante al principio, y cada vez más rápidas y más fuertes. En ese momento, el cuerpo del chico empalideció, algo que parecía imposible dado su color de piel y, a continuación, los ojos se abrieron.

***

Cuando Axel se despertó estaba confuso, dudaba de quién era, de dónde estaba, dudaba y sobretodo de cómo había llegado ahí. Se llevó la mano a la nariz, sangraba y le dolía, ni siquiera se paró a pensar en si estaba rota, estaba más preocupado por los dos pares de ojos que le miraban fijamente.

Los primeros ojos en los que se fijó eran de color negro, tan oscuro que creaba una sensación de vacío cuando se miraban, pero no era un vacío desagradable, sino uno extrañamente confortable, siguió la vertical de la nariz y reparó es que era una niña, o más bien una mujer bajita, su piel era de color púrpura y su pelo de un tono negro, con algunos mechones grises que reposaban sobre sus delicados hombros.

El otro par de ojos eran de color gris brillante y estaban rodeados de una franja blanca en el lado derecho y una negra en el izquierdo, creando casi una simetría perfecta solamente rota por el aguileño pico de color negro en la parte derecha y blanco en la izquierda, era casi gracioso que los colores del pico fueran a la inversa que los de la cara, creaba un efecto bastante extraño, como de profundidad.

La situación comenzaba a tornarse incómoda, ninguno de los tres se atrevía a romper el sepulcral silencio que se había generado en el claro:

-¿Dónde estoy?- preguntó el chico-¿y por qué me sangra la nariz?

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⏰ Última actualización: Jun 11, 2017 ⏰

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