LA HISTORIA DE AMOR QUE NO CONOCE LIMITES

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Yo que siempre quise ser tanto

que al final todo se resume a tu presencia.

El contemplar tú vida

en la estación del metro llamado destino

era lo más exótico que había logrado jamás vivir.


Siempre tuve dudas existenciales

de si en verdad era real el adjetivo

perfección y la palabra sonrisa,

de que si en verdad era posible

ser feliz y soñar al mismo tiempo

de que si en verdad se podía vivir

solamente del amor...


Y como un portazo en la cara

de aquellos que despiertan de las fantasías

apareciste tú,

siendo la prueba irrefutable de mis desvelos

echando por la borda todas aquellas dudas

que acechaba mi corazón.


Pero paso el tiempo,

pasaron días, horas, minutos, segundos...

y tú seguías ahí en medio de mis deseos

en medio de los miedos que me acojonaban,

de no saber si dejarte pasar o darte vía libre en mí

tras cada noche que pasaba pensando en la poesía

que recitaba mi alma.


Sin embargo llegó el miedo,

no supe actuar, así que preferí el silencio

y como un cobarde en llamas deje de nombrarte

e intente olvidarme de ti,

aunque todo fuera en vano.


Estabas tan dentro de mí

que olvidarte seria olvidarme

así que continúe escribiéndote

aunque no lo imaginaras.


Y de repente tuve la necesidad

de saber más de ti,

de mostrarte todo lo que podía hacer

Así que me propuse estar siempre para ti,

por fin me había logrado dar cuenta

que eras tú,

era tu felicidad el camino que me sacaba del abismo

en el que tantas veces había permanecido

por no aceptar que no dependía de mi voluntad

si no de los encanto de tu sonrisa.


Y llego el día,

estaba todo listo,

era el momento perfecto

la poesía al fin tenía sentido

estabas frente a mí

con toda la hermosura que te caracteriza.


Mientras que yo

solo te observaba pensando,

esperando a romper el silencio con la frase perfecta

esa que nunca llego.


Pero de repente sin mucho que pensar

se encontraban delante de tu presencia

todas las noches,

frases,

sueños,

pensamientos y canciones que nacieron para ti.


Aún recuerdo tu asombro,

recuerdo toda la felicidad que procedía de tus gestos,

no recuerdo haber sido nunca tan feliz

deseaba que ese momento fuera eterno.


Ojala siguiera viéndote así todos los días de mi vida

no me importaría el precio

solo quiero verte feliz.

No basta solo con escribirte

y amarte en silencio

también tenía que decírtelo,

tenía que recordarte que solo vivo porque tu existe...


Sino tan solo imagina lo feliz que soy

cuando estas cerca de mí.     

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Gracias por llegar hasta aquí =)

Seguiré Publicando muy seguido, no te pierdas...

La chica de mis poemasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora