Una deuda pendiente

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-Maldición, ya debe ser de medianoche.- Teemo se quejó mientras caminaba por las calles vacías de la Ciudad de Bandle. La ciudad era tranquila por la noche, siempre lo era, pero esta noche era algo raro. ¿Era el aire frio? ¿La luna llena? Teemo no estaba seguro pero sin dudas esta noche era diferente. Todo lo que sabía es que tenía frio y estaba cansado luego de estar hablando solo con Diffy durante horas. Los pensamientos de una cama cálida llenaron su mente mientras se acercaba mas y mas a su casa. Luego de una hora caminando en el frio Teemo finalmente llegó a su casa levantando los brazos. 

-Finalmente...- Dijo en silencio.

A pesar de estar bastante cerca de su casa, la sensación de la desesperación tiro de él con fuerza. Sabía que esta noche no sería una de dulces sueños, más bien solo serían pesadillas horribles que probablemente no lo dejarían dormir. Puso su mano en el mango y cuando estaba a punto de abrir la puerta escuchó una rama rompiéndose en medio del silencio de la noche. Teemo se volvió y alzó los puños, listo para defenderse de cualquier animal en las cercanías.

-Teemo ¿Esa es forma de tratar a tus invitados?- Gruñó una voz que hizo que a Teemo se le pusieran los pelos de punta.

-¿Quién eres tú? Muéstrate ahora!- Teemo se puso en posición defensiva. Comenzó a oler una fragancia a pantano acercándose.

-Soy un viejo amigo que ha venido a terminar el trato, hecho con sangre y desesperación.- De las sombras salió una gran criatura similar a un pescado, la cual llevaba un abrigo que le daba una imagen de fineza y tratos finos, pero lo que más capturo la atención de Teemo, fue su boca abierta llena de dientes. Llevaba un sombrero que parecía ser bastante pequeño incluso para semejante monstruo. Teemo lo reconoció como un campeón de la Liga, su nombre era Tahm Kench, el Rey del Rio.

-Tahm? ¿Qué demonios estás haciendo aquí?- Teemo gruño desencajado por la ira al ver como la sonrisa de Tahm crecía mas y mas mientras la baba corría como el agua por un rio.

-Teemo, un trato es un trato y yo estoy aquí para recoger lo que me debes!- Tahm Kench gruñó con su voz demoníaca.

-Mientes! Nunca hice un trato contigo!- Teemo le apuntó de forma temblorosa.

-¿Recuerdas la noche en la que murió tu hermano? Yo fui tu salvación! Yo fui tu frasco de esperanza durante tu escape de ese espantoso lugar! Y ahora aquí esta ese aroma, puedo oler la culpa rezumando de ti como una empanada al horno lista en la mañana del primer día de un otoño!- Tahm se acercó más a Teemo.

-¿Eso es verdad? ¿No fue un sueño?- Los puños de Teemo cayeron lentamente a su lado mientras el monstruo se acercaba cada vez mas.

-Si muchacho, y yo estoy aquí para probar el buffet que se merece un campeón!- Tahm abrió su boca y dejo salir su lengua.

Teemo levantó sus manos para defenderse solo para escuchar ruidos de madera y vio que Tahm Kench se estaba comiendo su casa.

-Quita tus sucias manos de mi casa maldito monstruo!- Teemo gritó mientras observaba como Tahm Kench destruyó el frente de su casa y como luego hizo una abertura lo bastante grande como para que él pudiera entrar.

-Que te jodan! Deja mi casa!- Teemo lo siguió, gritando a todo pulmón mientras corría hacia esa mole monstruosa.

-Este es el precio que deben pagar los que hacen tratos conmigo. Tú fuiste el tonto que pudo haber muerto en ese entonces, pero no... decidiste aceptar mi oferta como el cobarde que eres.- Los ojos de Tahm se abrieron al ver la habitación de Teemo. -Ah sí, voy a encontrar el bocado mas delicioso que he tenido en años!- Exclamó Tahm empujando a Teemo hacia un lado de forma violenta.

-No!- Teemo sollozo ya que sabía a dónde iba su hambre a partir de los rumores que había escuchado.

-Niño, no me digas lo que me debes.- El demonio sonrió antes de seguir comiendo partes de la casa mientras se acercaba mas a la habitación.

Teemo se dejo caer lentamente de rodillas, mientras observaba con impotencia como el Rey del Rio masticaba y masticaba su camino a la habitación. El horror y la desesperación consumieron a Teemo mientras este gritaba lo más fuerte que podía. Las astillas volaron por todo el lugar cuando la puerta desapareció entre las fauces de la bestia. Este permitió que Teemo observara toda la escena frente a él, pudo ver como la lengua de Tahm Kench azotó su habitación llevándose sus medallas, los regalos que le dieron sus fans y fotos de él y Johnny, todas esas cosas se fueron una a una por su boca. Fueron solo unos minutos, pero para Teemo fueron como años y ahora él estaba ahogándose en lagrimas y un dolor terrible, ya que su casa y sus pertenencias se habían ido para siempre. Finalmente Teemo cayó al frio suelo de madera mientras sentía como su ser se rasgaba lentamente.

Con una voz demoníaca, Tahm Kench habló con Teemo. -Mírame muchacho!- Teemo levantó la vista para ver a Tahm sosteniendo algo en su mano. -¿Ves esto? ¿Esto debe ser lo más valioso para ti verdad?- Preguntó Tahm Kench sabiendo que cuando Teemo vio lo que tenía en sus manos, pudo observar como sus ojos se pusieron en shock.

-No por favor, él no! Llévate todo lo que tengo, pero no te lo lleves a él!-Teemo vio la máscara de Johnny en las viscosas manos del Rey del Rio.

-Esto es prospecto culinario. Ahora mira como me deleito con la forma más pura de la culpa.- Tahm Kench no esperó una respuesta y se puso la máscara en su boca para morderla, y la partió en dos. Del mismo modo que la máscara se rompió también lo hizo el alma de Teemo, ya que la culpa que había llevado tanto tiempo finalmente lo consumió. Su mundo lentamente se perdió y comenzó a perder todas sus emociones hasta que en un momento, dejo de llorar.

-Este establecimiento tiene lo mejor que he comido en siglos, no puedo esperar a que otro campeón acepte mi oferta. Desafortunadamente debo retirarme para tomar un digestivo.- Tahm lentamente se hundió en el suelo mientras se quitaba el sombrero y le hacia una reverencia a Teemo. El yordle no hizo nada mientras observaba como Tahm Kench lo dejaba en medio de lo que alguna vez fue una casa. Todo había desaparecido, sus recuerdos, esas cosas que había atesorado por encima de su propia vida, se habían ido. Teemo se quedó allí durante horas, hasta que finalmente el sol se elevó en medio de los árboles y lo bañó en un brillante y radiante calor. Pero a Teemo no le importó el calor que le dieron, de hecho ya no podía sentir nada de él. Tahm Kench se aseguro de que cuando se comió la máscara de Johnny, exprimió todo el dolor posible de Teemo, tal como disfrutaba cada gota de las victimas incautas de sus tratos.

-¿De qué me sirve vivir... si la vida es una maldita porquería?-

LGNA Ep 4: Repercusiones [DE REGRESO!]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora