CAPÍTULO 3: CAMBIO DE VIDA

114 15 3
                                    

Jeremy y yo salimos del castillo. Estuvimos un tiempo sin decir ni una palabra mientras yo asimilaba todo lo que acababa de cambiar en mi vida. Me di cuenta de que ya no era Isabelle. Era otra persona completamente distinta. Mi vida había dado una vuelta de tuerca de un día para otro. Yo era un ser sobrenatural, mi madre también. Seguramente Sam llevaba sabiendo todo esto durante hace mucho tiempo. Estaba caminando tranquila, al lado a un completo desconocido, con el que hablaba como si lo conociera de toda la vida. Y por último, estaba el sábado, lo que pensaba ser una tarde con Eric y Sam, comiendo chocolate y viendo películas de terror, para ver que la vida de las personas aterrorizadas de la película eran peores que la nuestra, se podría convertir en mi muerte o en mi oficio para el resto de mi vida.

Espera… ¡ERIC! Debía llamarle, debía saber todo esto. Me había olvidado por completo de una de las personas más importantes de mi vida...

-Ni lo pienses.

-¿Sabes lo que estoy pensando?

-Claro, no quiero meterme en tu mente princesa, pero con esa cara que tenías no me temía nada bueno, y no se quien es ese tal Eric, pero no puede saber nada.

-Es mi mejor amigo, ¿Cómo lo voy a dejar al margen?

-¿Le quieres?

-Con toda mi alma- dije mientras le miraba con cara desconcertada.

-Olvídate de él durante un tiempo, no le hables, no le metas en esto. Si alguien va a por ti, y no te consigue, irá a por tus seres queridos, a las hadas nos encanta hacer daño moral.

-No… No puedo- dije a la vez que me tiraba al suelo y empezaba a llorar.

Entonces, empezó a llover.

-Isabelle, mirame.

-¡NO! ¡NO QUIERO, QUIERO VER A ERIC Y A SAM, QUIERO SER UN BICHO RARO Y QUIERO RECUPERAR MI VIDA!.-dije gritando, tan fuerte que no me quedo voz al terminar la frase.

-Isabelle- dijo, mientras cogía mis mejillas entre las manos- te protegeré, no te pasará nada. Y en cuanto todo esto acabe, te haré olvidarte de todo, bloquearemos tu magia, volverás a tu vida normal, pero ahora tienes que ver a tu madre antes de que salga la luna. No estás a salvo en la calle.

Me levanté y seguí andando. Continué llorando y apretando las uñas en la palma de mis manos con fuerza. Mientras, Jeremy me seguía un par de pasos por detrás. No quería pensar en él, pero no podía ignorar que si no fuera por él, estaría muerta.

Aunque mi mente no quería reconocerlo debido a mi testaruda personalidad, sentía algo por él que nunca había sentido por nadie.

Llegamos a mi casa empapados por la lluvia. Nos encontramos com las puertas abiertas de par en par. ¿Qué había ocurrido? Estoy segura de que mi madre no dejaría la puerta abierta ni para ir a tirar la basura, tiene pánico a los ladrones.

Entre corriendo en lo que era mi casa. Lo que presenciaban mis ojos era la imagen más horrible que había presenciado en mis diecisiete años y medio de vida. Había sangre en todo el suelo, los cuadros de mi madre hechos añicos, las fotos familiares esparcidas por el suelo.

Y al momento sentí un golpe muy fuerte en la cabeza que me dejo aturdida, seguido por un punzamiento en la nuca.

Caí al suelo, lo que me propició otro golpe en la cabeza, vi mi sangre correr ante mis ojos, y aunque la vista se me nubló, logré ver a Jeremy atravesando a alguien con un rayo de luz y corriendo hacia mí.

Escuché un grito:

¡Isabelle!

Mi vista se nubló del todo. Sentí que mi vida se esfumaba en cada inspiración de aire, sentí que todo había terminado para siempre después de todo... En realidad, no sentía nada. Y mi subconsciente durmió.

HADAS: Cristales rotosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora