You don't know me

Cap. 2 El chico de la ventana

Mi madre no estaba pero había dejado una nota sobre la mesa que decía que vendría pronto así que me sente en el sofá y observé las cajas de la mudanza, no tenía ganas de desempacar pero sabía que debía hacerlo, no entiendo porque traje tantas cosas, por qué tengo tantas cosas? La mitad ni las uso, cogí una de las cajas que decía "Libros" Y la llevé hasta mi habitación como pude, realmente odio desempacar, hay cosas que no quiero recordar, pasé dos horas desempacando hasta que me quedé dormida entre libros y ropa. Todo me daba sueño, dormir era mi pasatiempo favorito, el problema era que luego a las 1 a.m desperté con un hambre voraz, me acomode el cabello y camine bostezando hasta la cocina, si comía me costaría volver a conciliar el sueño, pero aun así tenía hambre, cuando me senté en el sofá con un sándwich y a mi mente vinieron recuerdos de Sam, el chico que se sentaba a mi lado, era lindo, mejor dicho era sexy, no me avergoncé del pensamiento porque estaba sola, nadie podía leerlo. Sam era sexy, quizá era mayor, no entendía como alguien lindo y coqueto no estaba entre los pijos, o los malos, o esos grupos estúpidos de los que todos hablan, era marginal en muchos sentidos, al igual que yo. Traté de imaginarnos juntos, pero no podía, tal vez porque mi cerebro nunca funciona bien a estas horas, o tal vez porque estaba demasiado bueno para mí. Me levante enojada, tenía que dejar de pensar tan mal sobre mi misma, dejar de odiarme, pero no podía, yo no me quería. Deje mi plato en la cocina y subí a mi habitación, me puse un short de tela suave y una remera que le saqué a un tío y me senté en la cama, no tenía más sueño, quería hacer algo productivo. Comencé a caminar por la habitación y me quede paralizada al darme cuenta que en la ventana contigua había un chico con las luces prendidas mirándome, joder, ¿Por cuanto a estado mirando? Cerré las persianas a toda ve|locidad y me tiré en la cama tapándome la cara con la almohada.

  La mañana siguiente repetí la rutina, me cepillé los dientes, tomé una ducha, cepillé mi cabello, me vestí con una blusa de tirantes negras y un short de jean azul con muchos estoperoles, me calcé los borceguís y salí de la casa con la mochila al hombro.

“Muero de sueño” murmuré entrando al instituto y me dirigí a mi casillero.

 Mis libros estaban en mi casillero y mi mochila solo tenía una camiseta de hombre de repuesto que guarde muy bien y saque mi móvil para poder acomodar los libros dentro, cuando me daba la vuelta un chico de cabello castaño claro y ojos verdes se acercó.

 “Hola” Saludo sonriendo.

  Era mucho más alto que yo y me intimidaba un poco mirarlo hacia arriba.

 “Am… Hola” Balbuceé en un tono bajo mirándolo con algo de miedo ¿Qué carajos iba a hacer un chico tan lindo como él hablando conmigo?

 “Soy Connor, vivo en la casa junto a la tuya” Explico al ver que me ponía nerviosa.

 “Ah, vale” Respondí recordando al chico de la ventana viéndome, me ponía más nerviosa aún

 “¿Y tu eres…?” Continuó él sonriendo, ay joder, ¿Qué pretendes? Quería preguntarle.

 “Nina, Nina Lawley” Respondí mirando el suelo.

  Puso su mano en mi barbilla y la subió haciendo que quedáramos cara a cara, lo miré a los ojos unos segundos y me quede en trancé, parecía preocupado, pero solo sus ojos lo expresaban, algo feliz tal vez, no lo veía triste ni nada.

 “Estoy aquí” Dijo sin dejar mi barbilla tenía una sonrisa dulce, no como las de los chicos malos

 “Lo… Lo sé” Respondí, estaba demasiado nerviosa.

 “Bienvenida” Concluyó y se alejó.

   Ay joder, ¿Todos los tíos buenorros iban a darme la bienvenida así? Camine al salón y me senté junto a Sam que sonrió al verme, pero no dijo nada. Las clases comenzaron y me aburría de lo lindo, comencé a recorrer el salón con la mirada y no encontré a Connor, ¿Se llamaba Connor? Si, se llamaba Connor, seguramente no había ido a clase porque tenía aires de popular, tal vez era un chico malo, pero de los lindos, o tal vez era mayor.