Más que mejores amigos

Juntos

Gon
Entramos tambaleándonos dentro de la habitación, sin dejar de besarnos, puedo escuchar como en nuestro camino se rompe algo de vidrio, suelto una risa por nuestra actuación y luego sigo con la tarea de besar a Killua, finalmente llegamos a la cama donde nos dejamos caer.

Killua se coloca encima mío y comienza a acariciarme por debajo de la polera, tocando mis músculos, apenas comienza, tengo que forzarme a permanecer consciente, pero su pareja es una pantera juguetona, como bien sé, y no lo deja ahí, me quita la camisa, dejándome desnudo de cintura para arriba y va haciendo un recorrido de besos, que lentamente va bajando de forma lenta y provocativa. Cuando ya está cerca de la meta, agarro al peli blanco de la cintura y lo doy vuelta, quedándome arriba.

Procedo a sacarle su camisa y recorro de forma salvaje, su cuerpo bien tonificado. Él me gira nuevamente quedando sobre mí , acaricio su espalda y a medida que lo voy haciendo, voy sintiendo irregularidades en esta. De repente, caigo en la cuenta que son las cicatrices de Killua, él me mira y no puedo evitar sentir rabia, pero por sobre todo, pena. No hay necesidad de decir nada, ambos entendemos que ocurre, el mayor se sienta y se coloca a espaldas de mí y me deja observar bien su cuerpo.

Los latigazos que le infringieron, fueron cuando él era pequeño y ahora, años después, su cuerpo se ha desarrollado. Su espalda, como ocurre en la adolescencia, se había anchado y con esto, también sus marcas, algunas eran pálidas, otras eran más oscuras y había a montón, horizontales, verticales. Todas como un horrible mapa en la espalda de mi pareja.

Cuando eran más pequeños, ya las había visto y sabía su procedencia, pero como era mi costumbre y forma de ser, pensé que lo mejor sería seguir adelante y animarlo, pero ahora que he crecido, me doy cuenta del sufrimiento de su infancia, y la marca mental y física que le dejaron. Siguiendo mis instintos, me inclino y comienzo a besar sus cicatrices.

Killua suelta un respingo sorprendido y se tensa, como un gato erizado, pero lentamente, va relajándose. Sigo con mis besos y con mi mano lo voy acariciando gentilmente, de repente puedo sentir como sus hombros tiemblan, agacha la cabeza y puedo escuchar como sus lágrimas van cayendo. Lo abrazo fuerte por atrás y me quedo así, con mi cabeza apoyada en su hombro. Verlo así, me rompe el corazón y la rabia me llega poco después.

-Te prometo que no permitiré que te vuelvan a poner una mano encima sin tú consentimiento, no dejare que nadie te vuelva a hacer daño-le juro con fiereza, sus sollozos aumentan su ritmo, pero ahora se apoya en mí y me abraza por adelante, nos quedamos así, mientras de apoco, Killua se va serenando.

-¿Por qué será que en estos días, todo lo que hacemos nos deja llorando?- pregunta mientras se limpia el rostro, yo me río.

-Creo que estamos madurando-le digo.

-Pues no me gusta... todo era más fácil antes-dice.

-Es verdad...pero si tuviera que hacer todo de nuevo, para terminar juntos, lo volvería a hacer-le contesto con franqueza, él se sonroja y yo me río.

-Ahí esta mí Killua-le sonrió.

-Tsk...ven aquí-me dice atrayéndome y besándome. Nos volvemos a recostar y esta vez, quedo yo arriba.

Killua a cada toque y beso que le doy, suelta diversos gemidos, que me están haciendo estragos mi concentración. Puedo sentir sus gemidos en mi entrepierna, al siguiente gemido, mis caderas de forma instintiva se mueven, propiciando que nuestras intimidades se rocen de forma provocativa, al contacto, ambos gemimos.

-¿Sa-sabes ?...-comenta Killua de forma entrecortada- creo que la ropa está muy sobrevalorada-.

-Es-estoy totalmente de acuerdo-lo apoyo, mientras de un tirón, le saco los pantalones y sus calzoncillos, dejándolo totalmente desnudo. Killua hace otro tanto con mis ropas, que salen rápidamente volando.