Historias de terror, ¿te atreves a leerlas? [#Aterrador]

Del amor al odio hay sólo un paso.

No hay piedad ni rencor, sólo ten en cuenta que, pronto lograrás superar todo lo que ya dejaste en el pasado.

Sólo ten cuidado con la persona que quiera demostrarte lo mucho que te ama, no muchos demuestran el amor de la misma manera, y así, lo descubrirás en la siguiente historia.

Lusy era una de las típicas pero pocas jóvenes de tez blanca, su cabello rizado y de color rubio con las puntas teñidas en un lindo color azul cielo que hacía resaltar con sus brillantes ojos azules. Ella había terminado recientemente la Universidad en la ciudad de su país natal, había logrado cumplir su sueño que se hizo realidad y consiguió un trabajo para mantenerse estable, ya que aún vivía con sus padres en aquel momento. Como tenía mucho éxito en todo lo que se proponía, había algo que le faltaba en su vida y era el hecho de tener una pareja, Lusy nunca tuvo novios desde que empezó la secundaria ni en la universidad, esto era nuevo para ella, en su trabajo conoció a varios chicos que, la mayoría, eran de su edad y otros eran mayores que ella por una infinidad de años, y pocos de éstos tenían uno o dos años menor, lo cual ella debía de decidir con cual estar. Se fijó atentamente en cada chico que la ayudaba con algunas cosas básicas del trabajo y conoció a Luke, el más guapo, según ella, y amable en el trabajo.

Él era el típico joven de veinticuatro años que se esforzaba en el trabajo para dar lo mejor de sí mismo, ayudaba a la gente que lo necesitaba y él se ofrecía a dar todo lo necesario que sus allegados y allegadas le pedían. Pero pocos de sus amistades sabrían lo que a éste pobre chico le pasaba, él sufría problemas en su hogar. Sus padres lo regañaban a cada rato, no entendía el motivo del por qué lo regañaban; lamentablemente tuvo que irse de su casa a la edad de dieciséis años, así, vivió un tiempo en la calle para tratar de acostumbrarse a la gran ciudad que ésta le rodeaba. Se quedaba en casa de algún vecino que pudiese ayudarlo, aunque la mayoría de las personas que veían que el joven necesita quedarse en casa de alguien para recibir una buena y quizás cómoda ayuda por parte de la persona que se ofrecía a cuidarlo durante esos momentos. Pero, algo que a Luke le inquietaba, era como si alguien le dijese lo que tenía que hacer; sin importar si era buena o mala esa acción.

A Luke no le importaba mucho arriesgarse y dejarse llevar por la adrenalina, era algo muy típico que solía hacer; sus límites de llegar lejos lo llevarían a un lugar sin salida. Y así, al ya conocer a Lusy, sabría bien con quién desquitarse y hacer sacar sus demonios de su oscuro y al parecer, tétrico pasado.

Luego de haber pasado ya un mes trabajando, Lusy fue invitada a estar en casa de Luke, ella se ofreció a ir ya que no quería desperdiciar esa “supuesta oportunidad” de quedarse en casa de, quizás si o quizás no, posible amigo. Ella confiaba en él, sabía bien sus intenciones, pero nunca creyó que él tuviese o quisiese hacerle algún daño. Eso era lo que ella creía, no sabía sus verdaderas intenciones de querer ir a su casa y quedarse con él, más bien, no sabe el error que está cometiendo. Pero nadie podría detenerla en ese momento, tal vez su conciencia le ayude a despertar de esa pesadilla en la que correría un grave riesgo. Lusy no escuchaba o no notaba las advertencias que su amigo le dejaba; entre dichas advertencias estaba el hecho de querer decir que él estaba enamorado de ella y que quería de todo con ella, aunque, Lusy todavía no estaba lista para lo que sucedería, tenía que entender que ese con el que se estaba juntando le traería serios y graves problemas. Luke se ofreció a ir caminando hasta el departamento donde el vivía, y allí, al llegar, Lusy se encontró con extraños objetos, que parecían ser armas de fuego; nunca vio tales objetos durante su vida y eso enseguida le dio una señal de alarma que hizo que, sus músculos comenzasen a temblar del miedo, lo cual, sólo hacia que su voz sonaba atemorizada dejando al descubierto, su terrible miedo y nervios.