«¡¿Por qué miraste hacia arriba?!»

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Los seres humanos por naturaleza siempre miramos hacia arriba por diferentes motivos. Uno de los principales motivos es porque nos gusta ver el techo (sé que suena tonto, pero igual lo hemos hecho), ver las estrellas y también por ver lo que contemplamos hacia arriba, es decir, cuando miramos hacia arriba lo hacemos por instinto, ¿por qué? Bueno, no me digas que nunca has mirado hacia arriba por alguna cosa que estaba situada allí que llamase tu atención, ¿no? Pues, precisamente ustedes y yo miramos hacia arriba por esas razones, ya sea porque algo nos llama la atención o porque simplemente nos gusta ver o por querer no fijar la mirada más en otro sitio sino arriba que es mejor y por decirlo así, relajante.

Pues en esta historia que leeras a continuación, no se tratará de lo que ya te mencioné. Sino porque es una leyenda urbana que, al principio, se ve inocente, pero después te darás cuenta de que no es lo que realmente es.

Mary Knight era la típica estudiante de secundaria que haría lo que fuera por salir adelante para conseguir una beca en la universidad y convertirse en una grandiosa cocinera a nivel mundial. Sus sueños eran ser una gran cocinera, le encantaba ver los programas de recetas que su madre le ponía en la TV cuando era una niña pequeña, y siempre se dispuso a dar lo mejor de sí y salir adelante y también conocer gente nueva.

Pero su felicidad duraría poco tiempo, al saber que su madre se iría del país por una cierta cantidad de tiempo, con tal de conseguir un trabajo estable para poder mantener a su hija. Su madre tras irse, la deja al cuidado de sus abuelos, éstos al principio se habían negado para encargarse de ella. Pero tomaron la decisión de hacerlo, ya que no querían que Mary pasara su corta vida sola.

Dos años después, Mary al fin pudo graduarse de la secundaria, su sueño estaba a punto de hacerse realidad, pero... ¿Qué ocurrió? Todos sus sueños se hicieron pedazos, incluyendo el de querer ir a la universidad y conseguir su empleo como cocinera, ya no podía cumplirse. Nadie podía apoyarla ni ayudarla, se sentía sola ahora. ¿Quién podrá ayudarla? Ni ella misma lo sabía, de igual manera tendría que hacer algo para no perder las esperanzas. Y así, tomo la iniciativa de conseguir un pequeño trabajo que, al menos, le serviría de mucho o quizás poco; pronto lo descubriría. En ese preciso momento, cuando ya creía que se le acabaría la esperanza fue cuando tomo su desición, conoció a un amigo en su nuevo trabajo. Se sentía feliz de poder hacer a alguien formar parte de su vida, y no había podido haber hecho algo así pero lo consiguió. Su madre nunca pudo conocer a su nuevo amigo, ni tampoco sus abuelos, ellos cuando oían a su nieta hablar sobre un joven del cual se hizo amiga en el trabajo, levantó en ellos, algo de sospecha dirigida hacia aquel joven, sentían que algo no estaba bien. Pero no se lo dirían a Mary, pensarían que ella se enojaría por creer algo que sus abuelos le decían. Ella, por otro lado, estaba de lo más feliz trabajando en su nuevo empleo, colaboraba con lo que el jefe le pedía, e incluso a veces se quedaba hasta media hora esperando a que su compañero de trabajo terminase también, ¿acaso ella se sentía atraída por dicho joven? Esa pregunta levantaba un poco de sospechas y también dudas que los demás empleados veían en Mary, ella es atractiva, lo suficiente para conquistar a un chico de su edad y para el joven, fue difícil no decirle que no; y hasta ahí llevó su punto más débil. El joven no estaba muy seguro de lo que pensaba, pero sabría que de una manera u otra, tendría a su amada Mary (ya que se dio cuenta al fin de que estaba enamorado de ella).

Mary estaba feliz otra vez, nunca sintió eso que los seres humanos llamamos "amor", ella sólo tuvo ese pequeño fragmento del cariño de sus abuelos, no tuvo más de ese tipo de amor y cariño porque ya se había convertido en una mujer muy madura para su edad. Y digamos que si lo era para aquel momento.

Una noche, Mary pasa la noche en casa de su amigo y compañero de trabajo, él la llevó a su habitación para enseñarle lo que le gustaba coleccionar, y apenas abrió la puerta, ella sorprendida al ver toda la habitación llena de pósters que decían »Amo la Sangre.« y otro que decía »No estás a salvo, ¡huye!« ella sonríe de manera simulada, como si realmente le gustaba también lo mismo que a él. No pudo resistirse y él notó que ella se ponía nerviosa y la acorraló contra la pared diciendo unas palabras que la comenzarían a atemorizar a partir de ese momento:

- ¿Qué te está sucediendo Mary? ¿Acaso tienes miedo de lo que estás presenciando? - Le pregunta el chico de una manera muy aterradora.
- No...no me pasa nada. Estoy bien. - Dijo ella de manera nerviosa, parecía que su mente iba a estallar del susto en que éste le provocaría.
- Entonces...deja de ponerte así... ¿Quieres? - La tomo del cabello y la jaló hacia él y comenzó a besarla para que controlase sus impulsos nerviosos.

Ella al instante no sabía cómo reaccionar ante eso, él la estaba besando, y no era un beso como esos que creía que eran, era un beso apasionado. Él comenzaba a morder sus labios de una manera suave y agradable, ella trataba de apartarlo pero ya sintió que no podría luchar contra él, estaba ya enamorada y cayó a su merced. Para intensificar las cosas, sus manos se dirigieron en dirección a su cuello y él la tomo de la cintura. Así, la cargó y ella enroscó de manera suave, sus piernas alrededor de su cintura. Él la tumbo a la cama y comenzó a gruñir como un animal salvaje, ella le quitaba la ropa y él a ella, se sentía excitante pensó ella, pero iba a correr un gran riesgo del que nunca se esperaría. Después de haberse desvestido, él comenzó a besarla de nuevo, le acariciaba cada centímetro del cuerpo y tomó sus piernas y comenzó a besarlas como si éstas fuesen de su pertenencia. Se estaba volviendo loco, él no quería detenerse, quería continuar con el espectáculo que le tenía a ella planeado. Y después de muchos besos, caricias y suaves mordidas, se detuvo y se alejó de ella. Le dijo que iría al baño a lo que ella asintió sin dudar de ello. Aprovechando ese momento en que estaba acostada, tuvo la mala suerte de mirar hacia arriba, y allí contempló a una joven con el cuerpo hecho vuelto un desastre, parecía como si los insectos se hubiesen comido todo lo que estaba en su interior. Su piel desfigurada y pálida daba muchísimo asco, daba también una sensación horrible de que te pasaría lo mismo, su cara estaba completamente blanca, sus ojos habían sido arrancados, su boca llena de insectos que salían y entraban de ésta, Mary también presenció lo que decía en la camiseta sucia y rasgada de la víctima que decía con la sangre de ésta: »¿Por qué miraste hacia arriba?«

Desde ese día, nadie nunca volvió a ver a Mary. Sus otros compañeros de trabajo nunca la volvieron a ver, y en cuanto a su supuesto amigo, tampoco supieron nada de él, creen que ambos se fueron del país o que quizás murieron. Lo único que si saben, es que andan en paradero desconocido.

Historias de terror, ¿te atreves a leerlas? [#Aterrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora