Continente Oscuro.
Mucho antes de que el mundo se formará tal y cómo es con grandes ciudades, magia y la historia que se conoce existió un continente regido por humanos tiranos.
El continente de Crono estaba muy lejos del actual reino de Fiore y sus alrededores. Crono era desconocido, allí sólo existían el poder y la riqueza de los gobernantes que se adueñaban de las pocas pertenencias de sus habitantes, además de que la magia era algo que casi nadie podía manejar, y aquellos afortunados que lograban manejarla terminaban desapareciendo misteriosamente. Aquellos con riquezas y poder estaban muy por encima de los que tenían poco o nada.
Sometieron al pueblo entero a una jerarquía donde los que tenían riquezas ocupaban lo más alto de la pirámide seguidos muy de cerca por el poder militar y la clase media mientras que los restantes eran tratados como meros esclavos, salvo los poderosos y aún dormidos dioses que estaban por encima del gobernante.
Damiro, un hombre de edad avanzada y sediento de poder había matado a la antigua familia real y actualmente pisoteaba a todos aquellos marcados como esclavos.
Unos que no tenían derechos, eran simples objetos que adquirían los soldados de Damiro tras arrasar las pequeñas aldeas del continente oscuro.
Muchas cosas habían cambiado tras el ascenso al poder, Damiro construyó monumentos, templos y grandes edificaciones donde ofrecía juegos y sangre a sus fieles seguidores y aquellos que se podían permitir el lujo de disfrutar de tales actos inhumanos en nombre de los dioses, a los que blasfemaban al usarlos como excusa para justificar sus acciones.
El tiempo pasó y las personas perdieron todo deseo de libertad mientras un manto de oscuridad cayó sobre sus vidas apagando el sol por completo.
Las tierras fértiles y gentiles se convirtieron en páramos estériles y hostiles donde la naturaleza clamaba por seguir por encima de los hombres. Nunca más volvió a salir la luz pues las nubes oscuras eran demasiado densas para dejar paso a los rayos del sol. La vegetación fue enterrada bajo los mantos de nieve y hielo, dejando aquellos bellos paisajes como una ilusión salida de un cuento de hadas invernales.
El coliseo donde se celebraban las carnicerías era un lugar oscuro, frío y melancólico, se podía sentir la soledad palpable en el ambiente al entrar donde yacían los cadáveres mutilados de los ejecutados. Con el alma por los suelos había un único hombre que lloraba en silencio.
Pues eran cientos las vidas que sus manos habían segado, incluyendo mujeres, niños y ancianos que Damiro condenaba por saber usar la magia.
¿Todo para qué?
Para el mero entretenimiento de personas... no, no podía llamar a esas bestias personas después de todas las cosas que le habían obligado a realizar.
Ese mismo día lloraba porque aún podía ver el rostro ensangrentado de su hermano pequeño.
«Soy una basura».
Se juró a sí mismo que lograría salir de aquel encierro, lograría vengar a su hermano aunque eso le costase mil muertes más en su consciencia.
Tres años más tarde el guerrero ganó su libertad tras asesinar a mil hombres en el circus donde Damiro y sus hombres obligaban a los esclavos a matarse entre sí, decidió huir de aquel lugar. Fue tal el alboroto del pueblo que comenzaron a llamarlo el «Poseído». Y no pudo quedarle mejor el nombre pues él solo se encargó de desaparecer casi por completo el continente. No había forma de detenerlo.
Los años pasaron y el continente de Crono fue reduciéndose a tierras arrasadas por la guerra y la sangre. Después de todo, el pacto que hizo el Poseído con los dioses del Averno le dio el poder suficiente para destruir todo a su paso.
Una mujer embarazada fue la única que acudió suplicante a las antiguas deidades buscando salvación. Su pequeña villa no tardaría en sumarse al montón de cenizas dejadas por el Poseído y ella quería un destino mejor para su hija.
«¿Qué estás dispuesta a ofrecer, humana?»
―Soy una humilde maga celestial pero os ofrezco mi vida a cambio de la salvación del mundo. Me presento ante las antiguas y grandes deidades para darle a mi hija y sus descendientes un destino que no sea una muerte tan pronto.
«¿Ofreces tu vida y descendencia? Muy bien, humana. Pero a cambio de que te demos nuestro poder, se te otorgará la tarea de sellar a ese abominable ser en una cripta. Nuestro trato está hecho.»
Tras decir aquellas palabras susurrantes catorce llaves mágicas, siete de color ónice y siete de diamante aparecieron frente a la mujer que lloraba agradecida.
Fue así como la única maga celestial de dioses apareció en el mundo.

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Fantasy (EDITANDO)
FanfictionProblemática y caprichosa, (...) decide unirse al gremio Fairy Tail donde tendrá varios enfrentamientos con Laxus Dreyar.