Rodeé el auto y me subí en el asiento del piloto, lo encendí y me dirigí a la casa, sí, iba a volver.
Mientras manejaba no pude evitar darme cuenta de cuánto amaba el auto de Niles, él tenía un excelente gusto para los autos. "Darcy" era su auto favorito de toda la enorme colección de autos clásicos que poseía.
Era un lujo que podía darse desde que se forjó su reputación como el mejor asesino a sueldo y todos querían contratarlo para que realizara su trabajo sucio.
Algunos minutos después llegué a mi casa. Estacioné el auto en la entrada y entré a toda prisa, había olvidado mi ropa del gimnasio. Subí a mi habitación y al bajar me encontré con Angela y Adina saliendo de la cocina. Adina me sonrió y Angela no lo hizo, obviamente no devolví la sonrisa.
Antes de que pudiera marcharme con mi bolsa llena de ropa de entrenamiento, Angela me detuvo.
-Yo que tú ni me molestaba en regresar a casa- dijo en tono de superioridad. -Mamá estaba que escupía fuego por tu tonto acto con Emma y tu desaparición de esta mañana- dijo mirando sus feas uñas falsas al igual que su personalidad. Sus ojos observaron directamente a los míos y no pude evitar una sonrisa falsa de presumida.
-Yo que tú evitaría hacerme enojar, ya sabes, para evitar que alguien salga herido- dije poniendo cada centímetro de hielo dentro de mí en la mirada que le estaba dando. Lo cual pareció funcionar, ya que retrocedió intimidada. De inmediato salí de la casa, arrojando la bolsa en Darcy y me dirigí a la escuela.
° ° °
Al llegar, rápidamente me dirigí a mi salón, aún era temprano así que no había muchos alumnos por los pasillos, llegué y me senté en el último lugar de la última fila, me coloqué mi audífonos y me puse a pensar observando la linda vista afuera de la ventana.
Hoy es el día.
Sí, hoy es el día en el que voy a probar que soy un recurso valioso para la empresa. ¿Cuál empresa? Tal vez se pregunten, bueno, les contaré.
Diez años antes, yo era una niña pequeña -no tan pequeña ya que tenía ocho años- pero era pequeña para comprender lo que iba a suceder.
Era un día normal, mi padre se había ido a trabajar y yo me había marchado a la escuela con una terrible gripe, mi mamá había insistido en que me quedara a descansar pero yo no había querido quedarme, yo siempre fui una luchadora y siempre había sido fuerte, pero no lo fui lo suficiente ese día, tenía fiebre alta y la enfermera de la escuela mandó llamar a mi mamá para que me recogiera.
Ese día esperé en la enfermería a que mi mamá llegara por mí, pero nunca lo hizo; se llegó la hora de la salida y ella no llegó a recogerme, la directora se preocupó y llamó a mi papá porque mi mamá no contestaba sus llamadas. Un rato después, Niles llegó a recogerme y me llevó a su casa. Me encantaba ir a la casa de Niles, tenía videojuegos, comida chatarra y muchas otras cosas divertidas en su casa, pero esa vez no me divertí como otras veces, estaba enferma y estuve acostada todo el día preocupada por el cambio de rutina de ese día, temía que algo le hubiera pasado a mi mamá, cuando Niles pasaba a verme a ratos, siempre tenía el teléfono pegado al oído lo que me hacía sospechar que algo andaba mal.
Se hizo de noche y salí de la habitación en la que me la había pasado acostada todo el día, me escabullí a la cocina para espiar a Niles y ver qué era lo que me estaba ocultando. Pude verlo desde lejos y recuerdo su rostro perfectamente, era una mezcla de dolor, furia y preocupación. Crucé la cocina para llegar a la sala en donde se encontraba Niles, me acerqué sigilosamente y me quedé de pie detrás de él.
-No puedes hacerle esto, es una niña- le reprochó a quien quiera que le estuviera hablando. La persona al otro lado de la línea le respondió algo y Niles suspiró con resignación. -Scott por favor, no harás más que causarle problemas- al parecer le estaba hablando a mi papá, había un tono de advertencia en su voz, estaban hablando de mí, ¿mi papá me causaría problemas a propósito? Por supuesto que no. -Al menos consigue a alguien que cuide de ella- dijo con resignación en su voz. -De acuerdo, adiós- colgó el teléfono y frotó su rostro con ambas manos en señal de frustración.
ESTÁS LEYENDO
Y Las Mentiras Que Quieres Sentir
AléatoireSinopsis: "En este negocio no puedes darte el lujo de tener sentimientos hacia alguien. Sentimiento se traduce en debilidad y no puedes dejar que tus debilidades te dominen, porque tus enemigos tratarán de sacar prove...