Los problemas de la Bestia y la Pulga

Una pacífica mañana

Izaya soltó un suave gruñido cuando sintió la luz del sol golpearle directamente a la cara. Estaba seguro de que había cerrado las cortinas antes de ir a la cama anoche. Abrió sus adormilados ojos rojizos, en absoluto sorprendido de ver el rostro de alguien justo frente al suyo.

Por supuesto...

Izaya rodó los ojos en exasperación y se sentó. Dos fuertes brazos se envolvieron alrededor de él, tirando al pelinegro más cerca en su abrazo.

—Maldición... Si me dieran un centavo por cada vez que encuentro a cierta bestia en mi casa SIN permiso, estaría bañándome en dinero —murmuró para sí mismo.

Chilló de sorpresa cuando unos labios se presionaron contra los suyos, efectivamente callando a Izaya. Poco a poco empezó a relajarse, con gentileza Izaya devolvió el gesto. Tan pronto como se separaron Izaya alzó la vista para ver unos burlones ojos moca mirándolo.

—Como si no lo hicieras ya, mocoso. Eres tan rico que podrías dejar de trabajar ahora y continuar siéndolo hasta el día que mueras —replicó Shizuo. Su voz ligera y vacía de cualquier molestia.

Izaya resopló incapaz de discutir con eso. Después de todo, él sabía cuanto había ahorrado a lo largo de los años.

En otras palabras, él estaba preparado para toda la vida.

Tal y como un dios debía ser.

—¿Por qué estás aquí de todos modos? No se supone que te mudes en otro mes. ¡Dame algo de paz! —Izaya gimoteó, enterrándose más debajo de las sábanas en un intento de esconderse.

Un suspiro de exasperación se oyó e Izaya sintió una firme mano sobre la manta que le cubría la espalda. Descansando bajo ella al instante, Izaya maldijo a Shizuo por dentro por siempre saber qué hacer.

—Estabas de mal humor ayer, así que decidí venir y sorprenderte. ¿Debería haberte permitido revolcarte en tu propia desesperación tú solo?

La calmada y estable voz de Shizuo hizo que los ojos de Izaya se inclinaran un poco mientras el cansancio le invadía. Bostezó tranquilamente y levantó las sábanas para observar a su novio.

—Estaba de mal humor porque Shiki-san ha estado amontonándome mucho trabajo éstos días —el pelinegro explicó, estirándose hacia Shizuo.

Sonriendo, el guardaespaldas haló de él más cerca abrazándolo con fuerza.

Dios, ¿por qué no habían hecho esto más pronto?

Izaya aún tenía dudas sobre su relación, y sabía que nunca se irían. Habían pasado dos años desde que Izaya había aceptado la confesión de Shizuo, y dado la propia.

Ambos habían atravesado por tanta mierda durante ese tiempo, pero Izaya estaba agradecido por el (ciertamente) estúpido error de Shizuo de pensar que el informante le amaba.

Después que se habían unido, su relación fue inmediatamente una de las más fuertes cosas que Izaya nunca había visto en su vida. Shizuo mantenía a Izaya a raya, mientras éste a cambio calmaba a Shizuo.

Aunque a la cuidad de Ikebukuro le tomó bastante tiempo acostumbrarse, eso seguro. Sin mencionar cómo las pandillas que odiaban ya sea a Izaya o a Shizuo trataban de vengarse de ellos atacando al otro.

Después de unos buenos puñetazos o chantajes eso se acabó bastante rápido.

Muchas cosas buenas habían venido de estar con el rubio, Izaya se dio cuenta hace algún tiempo.

Él se había vuelto más cercano a sus viejos amigos de preparatoria, Shinra y Kadota. Todos estaban, lentamente, empezando a aceptarlo, aunque todavía había un largo camino por delante.

Y lo mejor de todo...

Izaya tenía a alguien en quien verdaderamente confiar. Alguien que él sabía nunca le abandonaría y estaría siempre a su lado.

Eso había parecido un sueño imposible para el querido informante antes de que Shizuo le abrazara fuerte y se confesara.

Desde entonces, Izaya se había sentido menos y menos solo.

—Es todavía muy temprano, duerme un poco antes del trabajo.

Murmuró Shizuo, jugando gentilmente con el cabello de Izaya mientras cerraba los ojos.

—Te amo, Iz.

Murmuró Shizuo, usando uno de los muchos apodos que había creado a través del curso de su relación.

Una suave sonrisa de extendió por la cara de Izaya mientras abría la boca para responder con palabras que ya no tenía miedo de usar.

—Te amo también, Shizu-chan.

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[[Continuación de "El Hilarante Romance entre la Bestia y la Pulga". Lee ese fanfiction primero antes de continuar]]

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N/T: La autora no actualiza muy seguido, así que puede que pase mucho (no tanto) tiempo hasta el próximo capítulo. Al menos eso me da tiempo de traducirlo con calma n_n]U